Esperanzas

Opinión | octubre 26, 2020 | 6:25 am.

Me preguntan “Antonio, ¿aún tienes esperanzas?” y respondo con todo vigor y fuerza: ¡Sí, tengo esperanza en Venezuela!

Tengo esperanza cuando veo a los venezolanos cocinando para vender sus productos y ganarse la vida. Tengo esperanzas cuando veo a los venezolanos levantarse bien temprano – antes que el sol – para matar un “tigrito” y llevar el pan a la mesa de sus hijos.

¡Claro que sí! Tengo esperanzas cuando veo a nuestros médicos luchando – sin equipos y sin insumos – para salvar la vida a miles de venezolanos aquejados por el Covid y por otras enfermedades.

Sí, las tengo. Y más cuando observo a la Venezuela trabajadora que se llena el pecho de esperanza en cada nuevo día.

Sé que estamos viviendo tiempos duros, sé que estamos padeciendo las consecuencias de un modelo político inhumano y cruel; sé que sufrimos las repercusiones de una crisis de salud mundial que no tiene parangón en la historia reciente de la humanidad, sin embargo observo la fuerza de una sociedad que no se rinde, que no se doblega ante nada.

¿Cómo tener ilusión sobre el mañana cuando millones de venezolanos han emigrado desesperanzados? Es justa y comprensible esta pregunta, y la respuesta está frente a cada uno de nosotros. Ya que, a pesar del dolor que causa la ida de tantos venezolanos pujantes, formados, inteligentes y buenos, aún nos quedan aquí millones de venezolanos que están dándolo todo por sobrevivir.

A veces nos detenemos en las cosas malas, en el ingenio que ha surgido para las prácticas indebidas. Sin embargo, la crisis ha causado el despertar de una creatividad generadora y productiva que antes – por la bonanza – no habíamos desarrollado como Dios manda.

Hoy tenemos más personas sembrando – a pesar de la escasez de semilla y los problemas agrícolas causados por un sistema que arruinó el campo nacional –, tenemos más personas creando emprendimientos, haciendo nuevos caminos comerciales para surgir y crecer. Esta es la Venezuela que se reinventa, que resiste y que avanza a pesar de las dificultades.

Y así como afuera muchísimos venezolanos triunfan como Chef, médicos, como físicos, actores, comerciantes y artistas, aquí – dentro de las fronteras nacionales – hay millones de venezolanos que luchan contra la opresión, que derrotan la miseria y se transforman en héroes familiares y constructores de un país mejor para todos los venezolanos.

Sí. Tengo esperanzas porque he visto el sudor y la sal en el rostro del pescador, las manos rotas y endurecidas del trabajador, los ojos del campesino, y la lucha en el alma de las madres venezolanas, y por eso sé que tenemos futuro, porque tenemos un pueblo que no desmaya, que no se arrodilla y que no se rinde.

¿Y tú, tienes esperanzas? Lo mejor que hizo Dios fue un día detrás de otro. Mientras salga el sol, mientras tengamos vida y aliento, mientras no nos falten las fuerzas todos los venezolanos de bien debemos seguir adelante, debemos luchar y mantener la llama de la esperanza encendida. Estoy convencido que pronto veremos el amanecer para Venezuela.

¡Siempre en Movimiento!