Organizaciones de DDHH exigen a EEUU que siga permitiendo envío de diésel a Venezuela
Provea y otras organizaciones de DDHH enviaron una carta abierta al secretario de Estado y del Tesoro de EEUU con motivo de las venideras sanciones que atentarán contra la distribución de diésel a Venezuela, para alertar de la gravedad que supondrá para la población la decisión que estaría planteada para después de octubre.
“Esta decisión tendría consecuencias devastadoras para la población. En Venezuela, el diésel es el principal combustible para la generación de electricidad y para el transporte de carga de bienes básicos, que incluyen alimentos, medicinas y suministros humanitarios. Cortar el acceso al diésel en el país podría empeorar las ya muy precarias condiciones de vida de millones de venezolanos que dependen de esta cadena de suministro”, alertan en la misiva compartida en la página web de Provea.
Indican que, en efecto, el uso del diésel está destinado a las plantas eléctricas de respaldo que se usan en clínicas privadas y algunos hospitales públicos, incluidas las recibidas por la Federación Internacional de la Cruz Roja y la Media Luna Roja. “Con menos diésel, estos centros de salud podrían ver paralizadas sus actividades, en medio de una crisis sanitaria por la pandemia de la Covid-19”.
Señalan además que “más del 70% de la población depende del transporte público para adquirir alimentos y medicinas. De no haber diésel, los traslados de las personas de menores recursos serán los más afectados”.
“Los vehículos de carga pesada dependen del diésel para el traslado de insumos desde los puertos y aeropuertos a las ciudades, e igualmente el transporte de animales vivos, cerdos, aves y ganado, hacia los mataderos industriales. De no haber diésel podría producirse una paralización del transporte de carga afectando, el traslado de insumos indispensables para la supervivencia de millones de familias venezolanas”.
La energía eléctrica también será golpeada porque en Venezuela se genera a partir de la hidroelectricidad y de fuentes térmicas. “Esta última es básicamente a partir de gas natural (Metano) y de combustibles líquidos como Fuel Oil y Diésel. Las plantas de Fuel Oil dejaron de generar hace bastante tiempo, por lo cual la generación de energía por fuentes térmicas en Venezuela, en la actualidad, dependen del diésel exclusivamente”.
“Las plantas de generación de energía eléctrica de las regiones de los Llanos, Amazonas y Los Andes no tienen acceso a la red de gas natural de Pdvsa. De no poder funcionar con diésel, estas zonas del país pasarán a depender exclusivamente de la energía eléctrica generada en la represa del Guri, lo cual produciría mayor demanda y congestión en las líneas de transmisión, teniendo como consecuencia mayores racionamientos eléctricos”.
“Ante un cierre abrupto de producción se pondría en riesgo el suministro de gas al sector eléctrico en las plantas de Corpoelec de todo el país. Otra área afectada sería el suministro de gas metano a los consumidores residenciales. Esta medida afectará el gas que usa el 7% de la población de las principales ciudades. Paralelamente, se generaría una caída en la producción de los líquidos de gas natural, afectando la producción de propano, que es usado para las bombonas de gas. A la fecha, la producción local solo abastece el 25% del mercado. Una caída mayor en el suministro sería aún más grave para la población más vulnerable, que depende de estas bombonas para la preparación de alimentos”, detallan.
Por tal razón, exhortaron a EEUU a que renueven el compromiso con una transición democrática y negociada en Venezuela, así como a apoyar mecanismos que mejoren las condiciones de vida de la población”, algo que se puede lograr “otorgando excepciones a las sanciones petroleras que permitan el intercambio de diésel por petróleo crudo, con el fin de evitar las graves consecuencias que estas acciones podrían tener en la profundización del sufrimiento humano en el terreno, en medio de una emergencia humanitaria en el país, agravado por la pandemia del SARS-CoV-2”.