Ni lavan, ni prestan la batea

Opinión | septiembre 8, 2020 | 6:28 am.

En estos larguísimos 21 años, el sistema que ha imperado en el país ha sido la máxima expresión de la negligencia, la incapacidad y sobre todo de la mezquindad.

A lo largo de todos estos años, hemos visto como un modelo económico y político hundió a la nación en el mayor caos de su historia. Nunca Venezuela había sido guiada por una senda semejante de anarquía y despropósito.

Esta forma de gobernar hizo que el país de la mayor reserva de petróleo del mundo no tenga gasolina en sus Estaciones de Servicio; hizo que una de las naciones de mayor riqueza gasífera no pueda garantizarle gas doméstico a millones de hogares en todo el territorio nacional.

A pesar de poseer decenas de ríos caudalosos y muchísimas vetas de agua dulce en el subsuelo, este sistema es incapaz de abastecer de agua potable a decenas de miles de sectores que se mueren de la sed, ante una extensa y prolongada Crisis de los Grifos Secos.

Ellos, quienes se han aferrado al poder en Venezuela, no han sabido gobernar, ni mucho menos administrar las arcas del Estado. Ellos despilfarraron la mayor bonanza petrolera de la historia del país y la malgastaron en acuerdos internaciones chimbos para Venezuela, se la quedaron o la repartieron a mano suelta en programas sin sentido que ni ayudaron al pueblo ni causaron un impacto positivo en la población.

Este modelo aniquiló el campo venezolano. Las haciendas productivas las arruinaron, las saquearon y las expropiaron. Aún recuerdo el triste caso de Franklin Brito que perdió su vida defendiendo su derecho legítimo sobre sus tierras, arrebatadas por un Estado estrambótico, y sobre dimensionado.

En Miraflores llevan más de dos décadas destruyendo la industria y pulverizando la moral nacional y el espíritu de superación del venezolano; sin embargo, no lo han logrado, porque la voluntad democrática, luchadora y moral del ciudadano de este país se ha mantenido firme y ha superado la presión de Caracas para crear una neocultura de borregos.

Además, quienes se mantienen en el poder tercamente se empeñan en no cederlo. De la forma más egoísta y sin vergüenza alguna han impedido todos los canales posibles para lograr un cambio en la dirección del Estado y, cuando pierden espacios, se afanan en despojar a la oposición de sus derechos y facultades.

Así pues, a las gobernaciones en manos de los sectores democráticos nos quitaron órganos como las policías regionales, las fundaciones de los niños, nos arrebataron el presupuesto y nos asfixian financieramente. Es decir, ellos no hacen nada por el país, ni dejan de otro hacer.

¿Cuál fue su posición al perder la Asamblea Nacional? La boicotearon a través de un Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) nombrado entre gallos y medianoche, se sacaron de la manga aquello del desacato para dejar como cuerpo inerte al Parlamento y luego intentaron rematarla usando a la Constituyente.

En Miraflores no lavan ni prestan la batea; ellos no saben o no quieren solucionar los graves problemas sociales, económicos y políticos de los venezolanos y hacen todo lo que esté en sus manos para que los demócratas no tengamos la posibilidad de hacer realidad los cambios que necesitan los venezolanos.

Su mezquindad política demuestra que a ellos no les interesa el pueblo sino su permanencia eterna en el poder. Esta es la más grande verdad de Venezuela.