Cinco 8: Una bomba en la redacción
David Parra fue acusado por su ex novia Andrea Hernández de ser un maltratador lo que afecta directamente la redacción del portal Cinco 8 ya que Parra era editor de medios en ese momento y por eso decidieron apartarlo de su equipo, indicó un ensayo.
«Nosotros creemos que el maltrato a la mujer existe y que es un crimen y que debe ser denunciado. Y por eso hemos publicado unas cuantas piezas sobre el maltrato a la mujer y las muchas amenazas a sus derechos en los escasos siete meses que lleva Cinco8 circulando;de manera que desde que vimos el tweet, ese mismo viernes en la mañana, decidimos apreciar la situación tanto en su gravedad como en su complejidad, y tratar de entender con la mayor precisión posible qué estaba pasando. Gabriela Mesones Rojo, la coordinadora editorial y ella misma otra mujer venezolana que ha sufrido y denunciado maltrato, habló con Andrea y con algunas de las otras mujeres que empezaron a unirse a la conversación en Twitter. Gabriela recogió testimonios e hizo preguntas.
En muy poco tiempo pudimos ver que las denuncias se iban haciendo más y más graves y que eran muy consistentes entre sí. En muy poco tiempo se hizo evidente que David no podía seguir siendo parte de este equipo ni de un proyecto periodístico y cultural que tiene la misión de contribuir a restañar las muchas heridas de nuestra nación devastada, y eso incluye en un grado muy importante la violencia de género, física y psicológica».
Destacan que es responsabilidad del medio encarar este hecho. «A nosotros nos estalló una bomba en nuestra minúscula sala de redacción de menos de diez personas. Había estado siempre ahí pero no la habíamos visto. La vimos porque una mujer habló, y porque la escuchamos».
«Él no podía seguir con nosotros porque las acciones deben tener consecuencias. Él no podía seguir con nosotros porque eso significaría que esas mujeres que se habían atrevido a denunciarlo en público, a contar que se había aprovechado de ellas cuando eran muy jóvenes, no estaban siendo escuchadas, no eran consideradas dignas de crédito, no eran consideradas merecedoras de respeto ni de dignidad ni de justicia. De nuevo, todo esto debería ser obvio, pero no lo es, por lo que hay que repetirlo».