Manuel Felipe Sierra, 80 años en El Tapete

Opinión | enero 29, 2023 | 6:22 am.

En el filo de la medianoche le comienzan las contracciones de parto a doña Chiquinquirá. Era primeriza y tenía una barriga inmensa. La señora Carmen era la comadrona parturienta y estaba prevenida.

En el amanecer del 21 de enero de 1943, de esa madrugada fría, con los vientos arenosos que vienen de los médanos, en la calle Garcés, número 123, a cuadra y media de la plaza Bolívar y de la catedral de la ciudad de Coro, estado Falcón, ciudad mariana y rodeada por los cuatro costados de cardones y tunas, al pie de la sierra falconiana escenario de grandes luchas de montoneras y guerrillas, nació Manuel Felipe Sierra Graterol, el mayor de tres hermanos, Cruz y Pedro.

Sus padres fueron don Pedro Sierra Cuartín (poeta, filólogo y oficinista del MOP) y doña Chiquinquirá Graterol.

Manuel Felipe, desde niño, se interesó por el conocimiento de los personajes y los hechos sucedidos en esas tierras, es lógico, era lo que escuchaba en las conversaciones de su casa, sus ascendientes habían hecho historia, ya que su abuelo fue el coronel Agustín Graterol, quien peleó en la Guerra Libertadora.

La larga lucha entre Rafael Simón Urbina y Agustín Graterol

A comienzo del siglo pasado, Agustín Graterol, con apenas 16 años de eda cerró filas como lugarteniente del general José Gregorio Riera, destacado combatiente y corajudo que peleó en la Guerra Libertadora. Agustín Graterol fue el hombre que enfrentó a Rafael Simón Urbina, quien fue un personaje y temido guerrillero falconiano, autor del secuestro y magnicidio contra el Presidente de Venezuela, Carlos Delgado Chalbaud; también enfrentó a Gustavo Machado, líder fundador del Partido Comunista de Venezuela (PCV), cuando invadieron a Venezuela en 1929, en el caso conocido como la Toma de Curacao.

Manuel Felipe tiene sangre de lucha por la libertad de los pueblos

El año 1931, el coronel Agustín Graterol volvió a vencer a Rafael Simón Urbina, la historia lo registra como el tremendo guerrillero, quien en México había organizado una invasión a Venezuela por las playas de Puerto Cabello, para rescatar a los presos políticos encarcelados en el Castillo Libertador y seguir a Maracay, en esa cruzada lo acompañaron 130 guerreros mexicanos que habían acompañado a Pancho Villa, líder de la revolución mexicana.

Comenta el escritor José Rosario Araujo que el 2 de octubre de 1931, Rafael Simón Urbina con su ejército de mexicanos y venezolanos, pistola en mano  toma el buque de nombre “Superior”, le cambian el nombre por “Elvira” y zarpan del puerto mexicano en su expedición libertadora hacia Venezuela.

En altamar se le avería una caldera al barco, y Urbina ordena enfilar proa hacia Puerto Gutiérrez, que era la costa venezolana más cercana, cerca de la aldea Capatarida, estado Falcón, ubicada entre Coro y Maracaibo.

Los espías del gobierno del general Juan Vicente Gómez informan que las fuerzas invasoras son numerosas y vienen bien equipadas, acompañadas con los hombres de Pancho Villa.

En Capatarida se da la encarnizada pelea. El coronel Graterol los embosca, los tiros y disparos se dan de ambos bandos, con sus muertos y heridos. “Rafael Simón Urbina dispara como un poseso, pero al final tiene que huir con Hernández y los pocos hombres que le quedan. Cuentan que la pelea fue tan encarnizada que quedaron más de 20 kilos de plomo incrustados en las tunas y cardones”.

Urbina y sus hombres huyeron hacia la Sierra de Coro, y se fue buscando ayuda a la casa de su amigo Regino Burgos, quien también era amigo de Graterol. Comentan los curiosos que en la persecución el Coronel Graterol, sospechando que Urbina podía haber ido a la casa de Burgos a esconderse, se fue hasta allá y preguntó por Urbina, Burgos le dice que no lo ha visto, que no sabe de él, que si quiere puede revisar la casa y el fundo porque ahí no estaba. Graterol le pide permiso para bañarse en su casa. “Lo más asombroso fue que mientras el coronel Graterol se bañaba, Urbina se encontraba escondido en la habitación de al lado”.

Es así como en 1931, Agustín Graterol venció por segunda vez a Rafael Simón Urbina en Capatárida, estado Falcón, y a los guerreros mexicanos de Pancho Villa. Como podremos darnos cuenta Manuel Felipe tiene sangre de lucha por la libertad de los pueblos.

Manuel Felipe, un periodista prematuro

Estudió primaria en el colegio Pio XII, en su tierra natal. El bachillerato lo comenzó en el liceo Cecilio Acosta en Coro y se graduó en el liceo Pedro Emilio Coll de Caracas. Es un periodista prematuro. A los 12 años de edad se inicia en el mundo del periodismo como colaborador de los diarios La Mañana y La Jornada, así como en los radio periódicos de las emisoras Ondas de los Médanos y Radio Coro.

Manuel Felipe Sierra es un periodista de la vieja escuela. Siempre lleva consigo una pequeña libreta y su memoria es el mejor sitio de búsqueda. Recuerda fechas, nombres y lugares sin necesidad de consultarlos en Internet. “Antes no contábamos con nada de eso”, dice entre risas.

Manuel Felipe es digno de admiración. Es un joven de 80 años de edad, que tiene 68 años siendo un periodista activo. Hoy conduce el programa “La Hora Clave” junto a la también periodista Macky Arenas, por Globovisión. Es director del circuito Radio Venezuela, que agrupa decenas de emisoras de radio en el país. Es articulista permanente en varios medios de comunicación social.  Es analista político, ha sido reportero, corresponsal internacional, director de medios impresos y audiovisuales, autor de varios libros y monografías. Manuel Felipe Sierra sigue siendo un ferviente defensor de la democracia y la ruta electoral. Está casado con María Gabriela Márquez Perdomo de Sierra.

En 1959 es elegido diputado por URD

El año 1958, caída la dictadura de Marcos Pérez Jiménez, Manuel Felipe entra a formar parte de la dirección juvenil del partido Unión Republicana Democrática (URD). El secretario nacional juvenil era José Vicente Rangel que estaba en la clandestinidad.

En el año 1959, Manuel Felipe entra en contacto directo con José Vicente, ambos eran columnistas del diario La Razón, los dueños de ese periódico eran los Abilahoud, el director era Marco Aurelio Rodríguez, quien era el gran editorialista de la época. Todos eran opuestos al presidente Rómulo Betancourt, quien termina expulsándolos del país, por conspiradores, al dueño del periódico y al editorialista.

El año 1959 es elegido diputado como representante del partido URD, ante la Asamblea Legislativa de Falcón, en las primeras elecciones que se hicieron en democracia.

Manuel Felipe, Fabricio Ojeda, Miquelena y José Vicente Rangel

El año 1961, Manuel Felipe tenía 16 años, José Vicente Rangel y Luis Miquelena le plantean que venga a hacer política en Caracas. En el partido URD el jefe era Jóvito Villalba, junto a Amílcar Gómez, José Vicente Rangel y Luis Miquelena.

Al llegar a Caracas nota el cambio, todavía quedaban casas con los techos rojos, las mañanas eran frías, la gente andaba abrigada, los hombres usaban paltó y corbata, las damas siempre bien vestidas, del cerro El Ávila bajaban ráfagas de aire frío, en contraste con el sol caliente y la brisa arenosa de los médanos de Coro.

Comenta Manuelito Bolívar que cuando Manuel Felipe llega a Caracas, en la primera casa donde se alojó fue donde sus tíos Lola Graterol  y Didalco Bolívar (padre), ubicada en la calle 13, de los Jardines del Valle. Ahí compartía la habitación con su primo Didalco hijo (quien fue Gobernador del estado Aragua), a quien le regaló los primeros libros comunistas que este leyó, “La Madre” de Máximo Gorki y “Así se templó el acero” de Nicolai  Ostrovski. En la gran ciudad deja los estudios y se dedica a la política diaria, trabaja en el diario El Clarín, y nace una amistad muy grande con Fabricio Ojeda, Luis Miquelena, que era una leyenda en Falcón y José Vicente Rangel.

Regresaré a Coro como Gobernador electo con votos

Después del 23 de enero de 1958, con el protagonismo que tuvo Fabricio Ojeda en la Junta Patriótica, se convierte en un líder nacional. Fidel Castro lo cautivó y lo llevó a la Habana donde recibió entrenamiento de lucha guerrillera. Fabricio era diputado al Congreso Nacional, regresa a Caracas influenciado por el barbudo de la revolución cubana y la gesta guerrillera de la Sierra Maestra, queriendo trasladar esa experiencia a la Sierra de San Luis en el estado Falcón.

Comienza el reclutamiento para la incursión guerrillera en los años 60 del siglo pasado, y le propone de mil maneras a Manuel Felipe que lo acompañe en esa cruzada que emprendería hacia la Sierra de Falcón donde se encontraba alzado en armas Douglas Bravo.

Manuel Felipe en una acalorada discusión, se niega a acompañarlo a esa excursión hacia la muerte, porque consideraba en ese momento, tal como considera hoy, que es inviable la toma del poder por la vía de las armas. “Fabricio, yo regresaré al pueblo de Coro, pero como Gobernador por la vía de los votos”. Cuando Fabricio toma la decisión política de irse a las montañas de Falcón, ese día Manuel Felipe acompañó a Jóvito Villalba, quien respondiéndole  a Fabricio declaró “Votos sí, balas no”.

“Ser un enviado especial fue un gran reto…”

Manuel Felipe Sierra viajó alrededor del mundo como enviado especial de la Agencia Latinoamericana y Latín American Newsletter, ambas con sede en Londres. En las décadas de 1970 y 1980 fue uno de los periodistas que cubrió la guerra en Centroamérica (El Salvador, Nicaragua, Guatemala). Siempre ha manejado información de primera mano, de allí la importancia y contundencia de sus notas periodísticas.

Estuvo en Irak y participó en un encuentro que Saddam Hussein mantuvo con la prensa, justo antes de comenzar la guerra contra Irán. En Europa visitó los campos de concentración y exterminio en Alemania y Polonia, que fueron utilizados por los nazis  como herramientas de tortura y de terror contra los prisioneros en la Segunda Guerra Mundial. Manuel Felipe ha dicho, “Ser un enviado especial fue un gran reto. Estás en un territorio que no es el tuyo y a veces no tienes acceso directo a la fuente. A mí siempre me recomendaron que llevara lista la primera crónica y recorriera el mercado principal de la ciudad porque allí observamos a la gente y sus costumbres. Esos detalles enriquecen tu pluma”.

Corresponsal de guerra

En Caracas fue jefe de redacción de Punto, con Pompeyo Márquez. Participa con el equipo fundador del Diario de Caracas, fue director. Fue corresponsal de guerra en Irán – Irak; cubrió la guerra en Centro América; en 1980, cuando fueron expulsados más de 125.000 cubanos a Estados Unidos por el puerto de Mariel, ahí estaba Manuel Felipe cubriendo la noticia, igual como lo sigue haciendo en diversos países latinoamericanos.

Fue subdirector del diario 2001, director de las revistas Número y Viernes, esta última revista política la fundó junto a Pastor Heydra, Armando Durán y Ramón José Medina. De 1992 a mayo de 1994, fue presidente de Venezolana de Televisión. Forma parte del equipo de fundadores del semanario Quinto Día. Es analista político y colaborador de los diarios El Nacional, La Hora, el semanario ABC, y otros medios nacionales y regionales, El diario El Venezolano de Miami y otros medios internacionales.

Como escritor es autor de varios libros destacan “El poder no es para idiotas”, “Los hilos del poder”, “Biografía de Gustavo Machado”, «Biografía de Marcos Pérez Jiménez”, entre otros. Ha participado en innumerables seminarios y conferencias en Chile, Guatemala, Colombia, Miami, España, otras ciudades.

Manuel Felipe, García Márquez “El Gabo” y Carlos Fuentes

Corría en el mes de enero de 1987. Quien esto escribe se  encuentra en el hotel Sheraton de la zona Rosa en el Distrito Federal de ciudad de México. En una mesa del restaurant está el periodista Manuel Felipe Sierra en amena conversación con dos grandes de las letras: Gabriel García Márquez “El Gabo” y Carlos Fuentes.  Grata sorpresa: me presentó a tan distinguidas personas. Manuel se encontraba haciendo un reportaje no recuerdo si era para la revista Número o el Diario de Caracas, yo me encontraba atendiendo un asunto profesional de abogado. “El Gabo” comenta que aprovechan el encuentro para celebrar el cumpleaños de Manuel Felipe.

Manuel Felipe Sierra y Graciela Olmos “La Bandida”

En la noche vamos a cenar a “Casa Medina”. De regreso al hotel, Manuel Felipe hablando con tono mexicano le dice al taxista que quiere tomarse un trago en la casa de “La Bandida”, a quien tiene muchos años que no ve, y la última vez que la visitó fue con el cantante Miguel Aceves Mejías, quien era su amigo y lo había conocido en Caracas.

El conductor, un señor ya entrado en años, nos dice “no, ese negocio no existe, la Bandida murió”, Manuel le riposta, “cuándo, porque en mi pueblo no se supo”. El taxista le pregunta, de qué parte de México es usted? Sierra, que en esa época usaba bigotes largos y chorreados, con su cara gorda y redonda, realmente tenía aspecto de mexicano, le contesta: “yo nací en el pueblo de Madero, soy de Tamaulipas”, y el taxista exclama: “ohhh, con razón no sabía, está muy retirado, esa mujer fue muy famosa, toda una leyenda, uno de sus últimos novios fue su amigo Miguel Aceves Mejías, incluso Agustín Lara fue su gran amor, hasta canciones le compuso, todas las noches la visitaba con otros cantantes. “La Bandida” era tan regía que metió en su gaveta hasta los dólares de Al Capone, en una negociación de whisky que hizo con él en Chicago, le quitó la mercancía se la llevó a México y no le pagó, el jefe de mafia no pudo con ella, al final se hicieron amigos. La leyenda dice que el local se lo regaló el Gobernador de ciudad de México, y el negocio se hizo con los dólares que le chingó a la mafia, así nació “La casa de la Bandida”, en Durango 247, llegó a tener más de 100 mujeres.

Graciela Olmos “La Bandida”,  era buena cantante con una voz privilegiada, la mafia de México hizo una fiesta para Al Capone y sus aliados, “la Bandida” fue la anfitriona, esa noche interpretó varias melodías, el famoso y temible gánster Al Capone la acompañó cantando el coro en español de “Adelita”, “Si Adelita se fuera con otro, Si Adelita fuera mi mujer…”. Esa noche se estrechó la relación de negocios y de amistad entre Al Capone y La Bandida, en Casa Durango 247.

Manuel Felipe en “El Tenampa”

El Tenampa es la típica y legendaria cantina mexicana. Es un templo de los mariachis, un lugar auténtico. En esa época que acompañé a Manuel Felipe, el piso era de tierra, ahora es de un cemento marrón, las puertas eran de batientes. Se bebe el tequila con música en vivo, ubicada en la plaza Garibaldi donde en las noches hay cientos de mariachis cantando y esperando contrataciones para fiestas y serenatas. El Tenampa era el lugar preferido de Frida Khalo, Diego Rivera, Joaquín Sabina, Chela Vargas, José Alfredo Jiménez. Llegamos pasada la media noche y preguntamos por Chela Vargas, el mesonero dijo, si llegan una hora antes la consiguen.

Esa madrugada nos relataron cómo fue la despedida del mariachi de todos los tiempos José Alfredo Jiménez, quien al salir de la consulta con el médico le diagnosticó que le quedaban tres días de vida, el hígado ya no aguantaba. José Alfredo se fue a El Tenampa, llamó a Chela Vargas para que lo acompañará en la despedida, por el Botiquín durante sus noches y sus días desfilaron todos los amigos, nunca había habido tanta gente en la plaza Garibaldi. Fue una gran experiencia y Manuel Felipe hizo una excelente crónica.

A García Márquez “El Gabo” le gustaba el Callejón de la Puñalada

Después del encuentro en México Manuel Felipe me presenta a Gonzalo Márquez, hermano menor de “Gabo”, quien vivía y tenía su apartamento con su familia en Caracas; frecuentaba el restaurant “Gibus” en el Callejón de la Puñalada en Sabana Grande, con su socio paisano Pedro Padilla, de la costa colombiana.

Manuel Felipe me incorporó al grupo de Gonzalo, fueron muchas las tardes que compartí con ellos y conocí las anécdotas, los chistes y cuentos de cómo fue su juventud. En esa época el Premio Nobel visitaba mucho Caracas, recuerdo haber compartido con él tres o cuatro veces en el “Gibus”, Gonzalo decía que a “Gabito  le gusta este sitio y el callejón le parece pintoresco”.

“Esos muchachos del 27 de noviembre de 1992 me deben la vida”

“General, no permito que en este canal de televisión donde yo soy el presidente, masacre, ni golpeen, ni maten a nadie. Esos muchachos ya se rindieron, están entregados, ya son prisioneros de guerra, hay que respetarle sus derechos humanos”, “General, honor al caído, esos muchachos merecen respeto a su vida”. Esas fueron las palabras que Manuel Felipe Sierra, le dijo al General Benítez Parra que estaba al frente de la operación militar que recuperó Venezolana de Televisión (canal 8 cuando intentaron dar el Golpe de Estado el 27 de noviembre de 1992, a las 5 y 30 de la madrugada).

En un espacio largo cerca del estacionamiento se encontraban tirados en el suelo, amarrados de pies y manos, aparejados unos a otros, aproximadamente 20 hombres que formaban parte del grupo rebelde que habían sido apresados por los militares.

Cuando Sierra vio ese cuadro de prisioneros rendidos, unos con uniforme de camuflaje y otros de civil, muchos de ellos golpeados y con los soldados encima rodeándolos y apuntándole con los fusiles (existe una fotografía del teniente Jesse Chacón que le dio la vuelta al mundo, donde él aparece acostado en el suelo con un fusil apuntándole la cabeza).

El “Movimiento 5 de Julio” había tomado por la fuerza las instalaciones de VTV, los rebeldes se habían dirigido al país. En la pantalla del televisor todos recuerdan el gordito de la franela rosada (Jesús López, abogado, ex dirigente estudiantil de la Universidad de Carabobo, era conocido como “La Lapa”),  a quien José Ignacio Cabrujas inmortalizó (Diario de Caracas, 6 diciembre 1992 como “el gordito de la franela roja”), llamando al pueblo a la calle para apoyar la insurrección cívico militar contra el gobierno de Carlos Andrés Pérez, y le hicieron un llamado a los militares leales a CAP, para que depusieran las armas.

Los militares habían hecho la retoma del canal con una arremetida feroz, logrando rescatarlo y doblegaron a los insurrectos, algunos se rindieron, otros se entregaron o fueron capturados, lo cierto es que en el momento que hicimos acto de presencia, ya eran prisioneros. Tiempo después Manuel Felipe, me dijo “Mario, esos muchachos me deben la vida, hicimos valer el honor del hombre caído”.

“Mario, búsquese un juez y un Fiscal del Ministerio Público”

Todas las calles estaban militarizadas. No nos daban paso al canal 8, Manuel Felipe insistía en entrar, al final recibieron una orden de Miraflores y dejaron pasar al presidente de VTV con su abogado. En la garita principal estaba el vigilante Vegas, baleado tirado en el piso sin vida, en el salón principal había otros muertos, en el techo y en el piso estaban regados los sesos y las vísceras de los hombres que habían sido asesinados esa triste noche, las paredes parecían un colador de huecos y todo estaba destrozado, debo confesar que estábamos consternados ante ese dramático hecho, lo recuerdo como hoy.

Hubo un cruce de palabras entre el presidente Sierra y el militar, ya que Manuel Felipe insistía en que había que dejar constancia de lo sucedido y el castrense señalaba que eso formaba parte del secreto militar, el presidente Sierra, le dice: “Lo responsabilizó a Usted de lo que le pase a esos muchachos, de todo lo sucedido que se encarguen los tribunales de justicia”. Quien esto escribe era su abogado, Manuel  dice: “Mario, búsquese un Juez y un Fiscal del Ministerio Público, vamos a hacer una Inspección judicial para dejar constancia de todas estas evidencias, de los muertos y los destrozos causados”.

El Juez Penal de Caracas que hizo la Inspección Judicial fue el doctor Cristóbal Ramírez Colmenares, junto a fiscales del Ministerio Público y un representante de la Cruz Roja.

Se les respetó y protegió la vida a los rebeldes. Fueron presentados a tribunales y en menos de dos años todos salieron en libertad, muchos de ellos han sido gobernadores, ministros, embajadores, diputados, empresarios, etc. En un estado de derecho eso es lo que se hace, ya que todos los ciudadanos indistintamente de quien sea, tienen derecho a un juicio justo, a ser oído en audiencia, con todas las garantías de la constitución y las leyes.

Con García Márquez “El Gabo” en Cartagena de Indias

El año 1993 acompañé a Manuel Felipe al Festival Internacional de Cine, Radio y Televisión, que se realizó en Cartagena de Indias, Colombia, entre los ponentes se encontraban  Gabriel García Márquez “Gabo”, Plinio Apuleyo Mendoza y Carlos Fuentes, todos amigos de Manuel Felipe.

Fueron tres días de buen compartir en las mesas de trabajo y discusión. Caminando por la ciudad amurallada encontramos al Gabo, sentado en la acera de la calle en un Bar frente a su casa, conversando con sus amigos con la misma sencillez de un parroquiano cualquiera. Nos invitó a su casa a una buena comida y unos anisados, al poco rato la casa se llenó de sus amigos con parrandas y cantos de vallenato. Muy querido ese hombre, muy querido. Al día siguiente coincidimos en el mismo vuelo vía Bogotá.

Manuel Felipe y la República del Este

En 1975, siendo yo, un estudiante universitario con mis paisanos de Maturín, Miguel Gómez Núñez y David De Lima, conocí  la República del Este.

En ese mundo de la política y la bohemia me encontré con periodistas polémicos y acuciosos que han sido mis amigos por siempre, Manuel Felipe Sierra, Samuel Robinson, Ennio Peñalver, Manuel Isidro Molina, Pastor Heydra, Junio Pérez Blasini, Víctor Manuel García Hidalgo, Earle Herrera, Nelson González, con la noticia de primera mano.

La República del Este fue un invento de los poetas para sentir que tenían su propio gobierno y hasta nombraban su gabinete ministerial, era el refugio de la bohemia y la intelectualidad venezolana, que hizo de Sabana Grande, su territorio. Tenía su centro de acción en los bares y cafés; no existía El Metro, ni el Boulevard.

Era casi obligatorio visitar los desaparecidos restaurantes Il Vecchio Mulino (Romeo Montagna), La Bajada, El franco´s, Camilo´s (Isabel la Católica), el Da Guido (es el único que queda vivo) conocidos como el triángulo de Las Bermudas porque todo lo que pasaba por allí, se perdía; quedaban otras barras El Viñedo, El Gato Pescador (Catchi), Tic Tac (Sussy y Leopoldo Banderbrandi), La Bussola, y el Chicken Bar; el Gibus, Vamos a Madrid, en el callejón de la Puñalada.

Eran las peñas de encuentro de los poetas, intelectuales, universitarios, empresarios y pintores, muchos frustrados por la derrota de los años 60 y la lucha armada; allí concurrían Caupolicán Ovalles el eterno presidente de la República, El Chino Valera Mora, Bayca Dávalos, Pascual Navarro, Elías Valles, Orlando Araujo, Ludovico Silva, Teodoro Petkoff, Jacobo Borges, Oswaldo Vigas, Mateo Manaure, Humberto Márquez, Luis Correa, Saúl Alvarado, Antonioni, El Príncipe Negro, Nelson y Hugo Hernández Cuartín, Andrés Aguilar “Papote”, Héctor Mayerston, Ismael Medina, Manuel Alfredo Rodríguez, Ramos Calles, William Osuna, Guevara Manosalva, Héctor Mujica, Francisco “Bachaco” Martínez, Perminio Villaroel, Reinaldo Gil, el poeta Acevedo, Freddy Salvador Hernández, el Dr. Matute, Marcelino y La Paisa Madrid, Carlitos Díaz, Oscar Díaz Púnceles; la lista es larga, casi todos se fueron desapareciendo, la gente y los restaurantes.

También era sitio obligado La librería Suma y el Gran Café. Era usual escuchar a un poeta con los versos de Omar Khayam: «Voy por el camino con mi sombra y mi botella, menos mal que mi sombra no bebe»; o al Chino Valera Mora,  con sus poemas “amanecí de bala” o “como camina una mujer que recién ha hecho el amor, como mira a los demás y como los demás la miran a ella”, “Como se sienta una mujer que recién ha hecho el amor”. En estos días me encontré al poeta Humberto Márquez, al verme me lanzó el grito de guerra de nuestro sabana grandero de otro entonces, “Tarde fría, cielo azul, muerto sol, la tarde pidiendo amor”. Jajajaja, le dije mi poeta toda esa bohemia se perdió.

Recuerdo una noche de los años 80, eran días de elecciones de la República del Este, llego al Vecchio Mulino con Manuel Felipe Sierra, en la barra se encontraban los tres candidatos a la Presidencia, Manuel Felipe le pregunta al Chivo Acosta, ¿quién gana las elecciones mañana mi poeta?, y el Chivo haciendo una señal con el dedo exclama, de Matute a Ramos Calles, el gana es Ovalles. No había dudas, todos votamos por él.

El Shorton Grill era Chipre

En  la década de los años 90 del siglo pasado, en el segundo gobierno de CAP, Manuel Felipe era presidente del Canal 8 (VTV), la política era movida, todos los días había un invento nuevo.  Estaba la guerra política “sucia” en su apogeo y el desaparecido restaurante “Shorton Grill”, se había convertido en un centro de encuentro,  frecuentado por diputados, senadores y políticos de los distintos partidos, miembros del CSE, la CTV, abogados y profesores universitarios.

En un grupo de amigos siempre se daban cita Antonio José Urbina “Caraquita”, Pastor Heydra, Carlos Delgado Chapellín, Samuel Robinson, Jesús Urbieta, Alfredo Padilla, Freddy Rincón, Germán Lairet, Miguel Manrique (Bernal), Manuel Felipe y Mario Valdez, entre otros. Cuando nos referíamos al restaurante, lo llamábamos “Chipre” porque era una especie de centro de espionaje, frecuentado además por policías y dirigentes políticos que iban a enterarse de los chismes y las ocurrencias de estos personajes.

Los coreanos tienen fama de ser gente de pelea, aguerrida, de combate, dicen que cuando la mujer está dando a luz, el hombre se santiguaba y rezaba: “En nombre de Dios y que nazca varón, para que ayude a la familia y para defenderla”.

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