El origen del problema en Venezuela

Opinión | enero 7, 2023 | 6:24 am.

Para nadie es un secreto que todos los pesares que agobian a Venezuela desde hace más de dos décadas tienen un origen político, traducido a la ligera, por la retención ilegal e ilegítima del poder por parte del chavismo.

Pero también es cierto que este oscurantismo se ha acrecentado en los últimos años motivado a la ausencia de un liderazgo legítimo acoplado con la población venezolana, es decir, el autoproclamado liderazgo de hoy tiene empatía cero, conectividad nula, es poseedor de un desarraigo absoluto con las necesidades reales y sentidas de los venezolanos.

Es un fatídico hecho que la última medición de arraigo popular haya ocurrido hace más de 7 años, nos referimos a la asamblea nacional electa el 6 de diciembre de 2015. Así como las encuestas, los procesos electorales son un reflejo, una fotografía del momento político del país, en el transcurrir de todo este tiempo, los protagonistas de ese hecho político (los vencedores) son tan rechazados en 2023 como cualquier figura proveniente del chavismo.

Asimismo, el liderazgo partidista trillado, agotado, desacreditado, tiene como particularidad la adhesión hermética a la agenda del régimen, lo cual es muy grave conociendo hasta la saciedad la naturaleza del chavismo, que no es más que el castrismo, quién usa herramientas democráticas para perpetuarse en el poder por encima de cualquier moralidad.

En consecuencia, los venezolanos se encuentran totalmente apáticos a la política criolla. La visión país no es más que la visión personal y familiar, misma que obliga a transitar por caminos de una sobrevivencia cada vez más cuesta arriba. Por sí fuera poco, nos topamos con una magistral incoherencia, que no parece ser casualidad:

Bajo la premisa de investir de legitimidad al nuevo liderazgo se recurre a un proceso de primarias, pero equívocamente. En primer lugar, pidiendo “auxilio técnico” a las instituciones del régimen, y  en segundo lugar, con la fijación de derroteros electoreros cuando más que nunca son monumentalmente absurdas las condiciones para adelantar cualquier proceso electoral.

El régimen está comenzando a jugar. Ha venido comprando algunas figuras opositoras (como los llamados alacranes de la Alianza Democrática), ha logrado imponer otras surgidas de la nada, permitiéndoles registrar partidos con gran disponibilidad de recursos.

No sabemos, pero estamos seguros que la disolución del gobierno interino también puede ser obra pertinaz de su poder de compra, aunque el fulano interinato haya pasado a las hojas de nuestra historia como un patético error y le ha hecho a la oposición un favor accidental. El ahora G3 es terco a la hora de fijar la ruta que desea el chavismo.

El régimen día a día irá apretando, pronto comenzará a inhabilitar principales figuras opositoras, como por ejemplo María Corina Machado, a Andrés Velásquez quién siempre ha hecho gala de un discurso encendido, entre otras. Del mismo modo, comenzará a aupar figuras dizque opositoras que, como hemos dicho, aseguran la continuidad de la agenda roja. La meta es llegar a unas primarias solo con aliados del régimen o, en su defecto, designar un candidato producto del concepto del consenso entre estos cohabitantes.

El país requiere una verdadera oposición, distinta en conducción a todo lo que hemos vivido los últimos tiempos, que tenga agenda propia, que priorice ante todo la libertad del país antes que cualquier proceso electoral oscurantista. De nada vale continuar con presuntos diálogos distantes, en secreto, entre mismos de siempre y elecciones refabricadas, preacordadas. Venezuela amerita un liderazgo que obligue al país tomar la senda correcta de presión social incesante, lejos de los intereses del régimen y sus cómplices.

@leandtotango