De la globalización a la microbalización

Opinión | junio 5, 2022 | 6:26 am.

A Adolfo Salgueiro

El sistema Internacional, que se configuró con con el fin del Segunda Guerra Mundial, entró en definitiva barrena, no porque a lo largo de los años no hubiese sufrido de crisis coyunturales, sino porque se resquebrajó el sistema que, principalmente con la invasión de Rusia a Ucrania, de ese ya viejo orden basado en el equilibrio, la búsqueda de la paz permanente y la seguridad internacional a través de un sistema de seguridad colectiva, tal como lo establece la Carta de la ONU, basado en el derecho internacional, en la ampliación de las relaciones globales y bilaterales y la joya de la corona posterior, la globalización económica como la herramienta para la distensión.

El cuadro al que esta sometido el planeta demuestra que el mundo no estaba preparado para ampliar la interculturalidad, ni para garantizar mercados estables basados en normas y mucho menos para crear un mundo multilateral aun dentro de la la multipolaridad que se dibuja después de desaparecer la Unión Soviética.

Los organismos internacionales, por su parte, entran en una crisis de identidad y efectividad. Esa predica que hemos sostenido según la cual el mundo estaba mas seguro trabajando multilateralmente se debilita. La Guerra en Ucrania produce efectos en cascada que nos obliga a reflexionar sobre las capacidades globales de reaccionar ante situaciones de esa naturaleza.

Solo bastó que la dirigencia Rusa hablara del uso de armas atómicas a causa del conflicto para que se derrumbaran años de esfuerzos por generar una maya de seguridad y de confianza según la cual el mundo era, aun con amenazas y guerras focalizadas, más seguro que ya en estos tiempos.

Más difícil la percepción cuando estrategas como Henry Kissinger sugiere que Ucrania ceda a parte de sus territorios para alcanzar la paz y que le mundo debe hacer lo posible por mantener la hegemonía rusa para el balance de poder global.

En otras palabra, la invitación es aceptar la fuerza y la toma por la fuerza de territorios aun en litigios pendientes que forman parte del cuadro mundial de controversias limítrofes o territoriales pendientes. Llámese este Taiwán o aquí mas cerca en nuestra región el Esequibo.

Pareciera que estamos ante el reto de construir una multilateralidad limitada. Fortalecer las instituciones de los sistemas de integración planetaria y regional es cada vez mas complejo ante tanta dispersión ideológica y lucha de poder . El mundo que vive en riesgos concretos, necesita mayor coherencia en sus instituciones, pero también requiere organizaciones más solidas y coherentes.

Los organismos Internacionales son una pieza para fortalecer un sistema global de alertas tempranas, de respuestas inmediatas y control de daños para evitar que situaciones como la guerra que se vive en el centro de Europa como consecuencia de una invasión que no debía haber producido en violación de preceptos básicos del derecho internacional. El Ius ad Bellium como derecho solo existe y aun debatido cuando se justifica, solo y cuando su propósito es prevenir ,o detener , una catástrofe humanitaria.

El sistema actual se debilita, tanto global como regionalmente. ¿Cuál es la salida ?

Para tratar de responder regreso a mis reflexiones. Creo que estamos ante una nueva oportunidad o mejor dicho una nueva necesidad,( contradictorio de la pluma de un diplomático), de una pausa a la globalización, a la multilateralidad hueca, a los organismo internacionales ineficientes y las organizaciones civiles disfrazadas de cualquier forma pero que poco sirven para ayudar a la creación de un mundo mejor.

Esta no se decreta, pero la realidad esta demostrando ,independientemente de la retorica , que hay saturación, ineficiencia e incapacidad para responder a a la amplia normativa internacional vigente.

Es tiempo de volcarnos a la microbalización entendiendo esta como la opción de integrar parcialidades homogéneas dispuestas a mantener previsibilidad ante acuerdos y visión de mundo (integración y facilidad de las comunicaciones, libre movimiento de mercancías o extensión de los derechos humanos).

Ya la globalización que hemos aupado pareciera llegar a su fin. El mundo se fragmenta en lo económico y en lo político. Un nuevo desorden internacional esta en pleno nacimiento.

Por ello, la nueva realidad quizás sea la de que volvamos a lo mas elemental, un planeta de like minded, esto es, que estén juntos los países que tienen las mismas causas, las mismas ideas en lo político, del comercio, de las relaciones internacionales, del ambiente, de los derechos humanos, de la integración y pare usted de contar de cuantos temas tenemos en las agendas globales. Hay que darle una pausa a la hipocresía. Está descubierta.

El mundo está en una etapa que necesita parecerse a sí mismo y no este melange en donde todos somos un poco de todo y al final somos tan diferentes. Unos amamos la paz y otros justifican las guerras, en sumisión, en el poder y vivir del poder.

Tal como lo refería señalando la situación de las Américas con relación a la Cumbre, en las alianzas regionales deben estar los que quieran estar con ganas de unir y construir. Ya las Américas debería ser homogénea, pero sino puede que sea una de múltiples pensamientos. Este mismo concepto aplicaría para todas las alianzas globales y los organismos internacionales secuestrados muchas veces. La mayoría de los países forman parte de múltiple organizaciones internacionales se aproxima a cincuenta por cada país además sobre los cimientos de mas de setenta mil instrumentos normativos internacionales.

Cada visión de mundo asumiendo su propia responsabilidad. Que cada gobierno se encargue de mantener a sus pueblos contentos. Mientras tanto, así como en la vida real que cada visión tenga su Club y que allí estén quienes se siente a gusto. Para bailar tango se necesitan dos, sincronizados.

Para mantener la armonía y que las relaciones entre los Estados funcionen se requiere más transparencia y que cada país decida quiénes son sus verdaderos amigos con los que están dispuestos hacer causa común.