Rusos

Opinión | marzo 14, 2022 | 6:20 am.

Los pueblos no tienen la culpa que por la fuerza sean sometidos por regímenes como el de este tiranillo, enajenado, ovárico y caciquejo, de enormes complejos existenciales que ha borrado todo rastro de libertad en Rusia. Igual que en Venezuela, Cuba y Nicaragua, son camarillas enquistadas, que saquean las riquezas y la felicidad de sus habitantes.

Tuve la oportunidad en el año 1983, cuando me desempeñaba como concejal del municipio Libertador, de Mérida, de ser incorporado a una delegación municipal venezolana que presidían las comisiones de cultura de los ayuntamientos escogidos.

Ya se palpaba el derrumbe de ese monstruo que fue la Unión Soviética, bajo el mando de Andropov, uno de los últimos representantes de la nomenclatura comunista, que tanto sufrimiento trajo a los soviéticos, que vieron un alivio momentáneo, hasta que llegó este nuevo sátrapa, que hoy significa el principal peligro para la humanidad.

Observamos cómo un pueblo sacrificado se esforzaba por subsistir. Fuimos a Moscú, Leningrado y Kiev capital de Ucrania, hoy destruida por este bárbaro.

No es verdad que los pueblos se merezcan los gobiernos que tienen. Como tampoco, aquella famosa frase del Doctor Caldera: “el pueblo nunca se equivoca”. Era otro contexto, ahora se vota por un tirano disfrazado, que luego saca sus filosas garras y convierte las elecciones, en actos donde la voluntad mayoritaria es asaltada sin ningún tipo de escrúpulos. Así se mantienen Putin, Chávez- Maduro, Castro y el nuevo Somoza entre otros.

Las redes opositoras analizan el gran descontento de la mayoría de los rusos frente a esta masacre que les afecta directamente, generándose el éxodo hacia Kirguistán o Armenia. Destacados científicos desean marcharse para no seguir en el infierno del tirano.

El autoritarismo ha creado una casta que se apropió de todas las riquezas, mientras el pueblo ruso vive igual que en el antiguo régimen comunista.

En esa visita notamos que, a pesar de las penurias, el pueblo ruso hace gala de su historia y su cultura, de su riqueza artística. De su valentía al recorrer un camino de siglos tortuosos; de los zares a los siervos de la gleba, del comunismo al estado de sitio actual. Es realmente una cronología dramática. El historiador Británico Anthony Beevor ha señalado que, a la caída del comunismo, “se consideró erróneamente, que los derrotados eran los rusos y no el comunismo… había que incorporarlos. a un esquema de seguridad en Europa”.

La crisis de millones de rusos afecta todo un legado que la humanidad necesita. Occidente persiste en la equivocación, pese que ahora ofrece mayor ayuda a la Ucrania masacrada, se siguen dando pasos peligrosos para el futuro democrático. Tratar de negociar con el diablo no dejará réditos a la libertad. Ojalá la administración Biden escuche a los numerosos sectores del mundo, y corrija el paso equivocado de concertar con uno de los patanes tropicales.

Traje a colación aquel viaje porque puedo dar testimonio de la maravilla de esta gente, que, a pesar de siglos de sometimiento, ha sido capaz de alumbrar la humanidad con genios, como Chaikovski, para señalar uno de la infinita creación musical. Las letras doradas de Tolstói, la dramaturgia de Chéjov, la danza mágica de Anna Pávlova.

El globo se enfrenta a la élite oligárquica y debe ayudar al pueblo ruso, para derrocar al megalómano que destruye su legado histórico.