Hambre al límite

Opinión | junio 2, 2020 | 6:22 am.

Es inaceptable que continúe la situación que vivimos” Conferencia Episcopal Venezolana, mayo, 2020

La dictadura alardea, y hasta ¡curiosamente! engatusa a organismos como la FAO, con su propaganda de mitigar el hambre con las bolsas Clap. En un revelador pronunciamiento, el Observatorio Venezolano de la Salud y otras acreditadas instituciones, denuncian que las bolsas, de distribución esporádica, tienen un aporte nutricional desequilibrado de carbohidratos y grasas, ultra procesados, ajeno a normas alimenticias de protección a lactantes y niños. Agregan: “En una familia de cinco miembros, si preparan tres comidas al día con estos alimentos, cada persona consumiría 1.300Kcal/día y alcanzaría solo para cinco días. ¿Cómo se alimentan los demás días? Esta estrategia mantiene a los más vulnerables sumidos en hambre crónica”.


El Programa Mundial de Alimentos sobre Crisis Alimentarias 2020, revela que 9.3 millones de venezolanos sufren de inseguridad alimentaria y 60% de la población cae en la categoría de seguridad alimentaria marginal, es decir, una escala de deterioro inocultable. La dictadura insiste en no admitir que el país sufre una crisis alimentaria. Esta postura oficial determinó que el Programa de ONU para los Asentamientos Humanos excluyese a Venezuela del Plan de Apoyo frente a la Covid-19, causando la pérdida de protección para millones de venezolanos que sufren limitaciones profundas de acceso a servicios básicos que pueden ser determinantes en la propagación del virus.

La sombría premonición de Uslar Pietri, de que veríamos a la Cruz Roja repartiendo platos de sopa en las esquinas de Caracas cuando se agotase el petróleo, no se ha cumplido porque la Cruz Roja todavía no ha venido, o no la han invitado, o no la han dejado venir, pero la realidad supera el vaticinio del ilustre escritor: el petróleo está liquidado, por corrupción e indolencia, y a falta de sopa, en las esquinas de Caracas vemos a ciudadanos hurgar en las bolsas de basura.