Enemigo agonal o existencial
Hace muchos años, cuando estaba en los pininos de mi carrera política, tuve la suerte de contar con la asesoría de un gran operador político, el exsenador copeyano Juan José Rachadell, fallecido durante la época del Covid. Este amigo me enseñó algo que me será muy difícil olvidar. Estábamos en una caminata deportiva, iniciada en el pueblo de San Pedro y culminada en el de Jabón, ambos en la parte montañosa del estado Lara. Recuerdo que JJ, como yo le llamaba, hizo un alto en la marcha para decirme: “Noel, si usted aspira tener éxito en la política, debe tratar de caracterizar claramente a quienes pueden llegar a ser enemigos existenciales y cuáles podrían ser solo enemigos agonales”.
Me imagino que JJ debió ver las dudas reflejadas en mi rostro, porque inmediatamente añadió: “Los enemigos agonales son actores que pueden ser denominados adversarios porque sus características son propias de los sistemas democráticos, en los cuales hay una lucha con ciertas reglas que en ningún momento llegan a la liquidación del adversario, tampoco a la violación de sus derechos humanos. Por el contrario, el enemigo existencial se caracteriza por representar un enfrentamiento de vida o muerte, porque no admite situaciones intermedias ni da ningún tipo de tregua”.
Como el recorrido entre ambos pueblos es relativamente largo, seguí escuchando las explicaciones de JJ: “Uno tiene que ser capaz de caracterizar adecuadamente al actor que tiene en frente”, me dijo y agregó: “El chavismo siempre tuvo claro que los miembros de la oposición eran enemigos existenciales, pero muchos dirigentes de la oposición, consideraron que el gobierno chavista podía ser calificado como un enemigo agonal. Sin embargo, a estas alturas nadie en su sano juicio puede considerarlo de esta forma. Más allá de que, haya unas personas que pretendan convencernos de que aquí no está planteada una lucha existencial. Seguramente esos personajes están guiados por oscuros intereses muy alejados de los valores y las necesidades del pueblo venezolano” concluyó JJ.
Pretendiendo alejarme un poco de la realidad venezolana, he querido adentrarme un poco más en los conceptos generales de la política y es así como, investigando sobre los conceptos esbozados por mi amigo JJ, en esa interesante caminata, me encontré con lo siguiente: En la teoría política, la noción de enemigos agonales fue propuesta por la filósofa y politóloga belga Chantal Mouffe. Según ella, la política democrática debe ser vista como un espacio de competencia agonística en el que los oponentes políticos pueden tener visiones diferentes, pero deben ser capaces de competir de manera justa y equitativa en el espacio político. Los individuos agonales reconocen la necesidad de la competencia y el conflicto político, pero al mismo tiempo, creen que los oponentes tienen igual legitimidad que ellos para desempeñarse en el espacio político.
La idea de los enemigos agonales es una respuesta al enfoque tradicional en la política, la cual a menudo considera a los oponentes políticos como «enemigos», en un sentido más adversarial y confrontacional. En el enfoque tradicional, los oponentes políticos son vistos como una amenaza para la democracia y en consecuencia se busca su derrota y eliminación, en lugar de propiciar una competencia justa y equitativa en el espacio político. En el enfoque agonal, los oponentes políticos pueden ser vistos como adversarios dignos que compiten en un mismo espacio, pero que tienen opiniones y enfoques políticos diferentes. El enfoque agonal es una forma de reconciliar la necesidad de la competencia y el conflicto político con la necesidad de mantener una sociedad democrática más justa e inclusiva.
La teoría de los enemigos agonales propugna que los oponentes políticos deben ser vistos como adversarios dignos, ya que, sus opiniones y valores políticos son legítimos y deben ser respetados. Esto implica que la competencia política no es un juego de suma cero en el que un lado debe ganar y el otro debe perder, sino que puede ser un espacio en el que todos los participantes pueden competir de manera justa y equitativa.
A pesar del avance que representa la implementación del enfoque de “enemigo agonal”, creo que esta idea requiere un retoque cosmético para suprimir el término «enemigo» cuando nos referimos a los oponentes políticos, porque este término sugiere una confrontación directa y una hostilidad intensa. Yo me inclino por considerarlos como adversarios, ya que, estos últimos son aquellos que compiten en un juego, un deporte o una contienda política, pero que no necesariamente desean dañar al contendor. Los adversarios son individuos capaces de trabajar juntos para lograr objetivos comunes, aunque a menudo tengan opiniones diferentes sobre la forma de cómo alcanzarlos.
*Coordinador Nacional del Movimiento Político GENTE