Visión y revisión de Carlos Andrés Pérez (2/2)
En 1979, con el caso Sierra Nevada, se intentó culpar al ex presidente Pérez por corrupción administrativa. Se investigaron sobreprecio y comisiones. CAP se defendió diciendo que a quién se le ocurría que un Presidente de la República iba a repartir una comisión entre veinte personas; y agregó que se trataba de una maniobra para destruir a AD.
Finalmente, con el voto salvado de José Vicente Rangel que dio lugar a muchos comentarios, CAP tan solo fue señalado por responsabilidad política. Sin embargo, en la opinión pública persistía la sensación de corrupción administrativa en relación con su gobierno.
En los años siguientes, Carlos Andrés Pérez se dedicó a la política internacional. Participó ampliamente en la Internacional Socialista y en procesos de democratización en América Latina. Tuvo serias divergencias con AD y hasta un serio alejamiento con Betancourt, por la decisión de elegir al dirigente sindical Manuel Peñalver como secretario general del partido. Comenzó a perder poder en los entes rectores de AD, aspecto que tendría que superar cuando intentó volver a la presidencia de la república.
Mea culpa
CAP reflexionó acerca de los resultados de su gobierno. Concluyó que le había dado demasiado peso al Estado operador, que no había roto el excesivo proteccionismo a la empresa privada, ni fue capaz de acabar paulatinamente con los subsidios, que la política de sustitución de las importaciones la tomó como un fin en sí misma y no como un medio para hacer más competitiva a la industria, que no tuvo el valor de acabar con la moneda dura. En fin, que su primer gobierno no utilizó las pingües divisas de los altos precios del petróleo para hacer un país competitivo.
Imaginamos que la autocrítica provino de observar cómo, a pesar de tantos logros en su primer gobierno, el balance de sus políticas fue un país que pasó de un gigantesco superávit a una deuda casi impagable, a la devaluación de la moneda y al inicio de la inflación… en apenas nueve años.
Siempre estuvo acorde con la necesidad de modernizar el estado. Con la elección de gobernadores y alcaldes, con la incorporación de la figura de primer ministro (al estilo francés), y con la reforma de los partidos políticos. Consideró un imperativo la descentralización.
Igualmente, pensó en una serie de reformas económicas que adelantaría en su segundo gobierno, y que la opinión popular denominaría “paquete”.
Su mea culpa devino en un cambio radical en su pensamiento económico.
La segunda victoria
CAP tenía muy poca gente en los órganos directivos de AD cuando comenzó su segunda campaña en búsqueda de la presidencia. Sin embargo, lo favorecía su carisma y la sensación popular de mucha prosperidad en su gobierno. Superó los obstáculos y se convirtió en el candidato de AD, derrotando al Dr. Octavio Lepage.
Yo ganaré porque tengo mayoría en los colegios electorales – habría dicho Lepage. Usted tiene los colegios; pero yo tengo los alumnos – le respondió en forma jocosa CAP.
En diciembre de 1988 resultó reelecto Presidente de la República. La toma de posesión fue fastuosa. La opinión pública la bautizó “coronación”. Algunos la llegaron comparar con los dos mil años del imperio persa que había celebrado años ha, el entonces Shah de Irán.
Al tomar posesión del cargo se encontró con las reservas internacionales en un mínimo nivel de 300 millones de dólares, y con unas cartas de crédito vencidas por 6.500 millones.
La negociación con el Fondo Monetario Internacional se hizo inminente. Nombró un equipo económico con brillantes profesionales a fin de implantar un nuevo modelo económico. Muchos de ellos provenían del IESA.
Comenzó a implementar medidas económicas que en primera instancia afectaban el bolsillo de la población. Liberación de las tasas activas, que en caso de préstamos hipotecarios hasta triplicaban la mensualidad, liberación de precios de productos de consumo, minimización de subsidios, alza del precio de la gasolina, liberación del cambio de la moneda. Además, tenía en portafolio una nueva Ley de Bancos – que tuvo mucha resistencia por parte de los banqueros- y una Ley para el IVA.
El nerviosismo cundió en la población. CAP confiaba en su liderazgo político para implantar sus medidas. “Solamente Pinochet y yo podemos implantar un paquete económico”, había expresado. Frase que demostraba como las victorias políticas le habían insensibilizado el ego, y le habían hecho creer que era cierto lo que le decían sus adláteres en referencia a su infinito poder con las masas.
Muchos economistas no dudaban de la necesidad de las medidas, apenas discutían su implantación abrupta o paulatina. Otros, lo acusaban de neoliberal, vende patria, proyanqui, etc. AD, como casi los partidos políticos, no estaba de acuerdo con el “paquete”.
El 27 de febrero reventó una poblada que se conoció como el Caracazo. Fuertes protestas y disturbios, saqueos. Comenzó en Guarenas y se extendió a toda Venezuela. Muchos muertos. Venezuela quedó conmocionada.
A pesar de ello, CAP continuó adelante con las medidas. Ese año, 1989, la inflación llegó a 80%. CAP había dicho en su campaña que esa cifra sería un “autosuicidio”.
El “paquete” fue logrando resultados. Venezuela creció a tasas entre 7 y 9 % por tres años. En 1991, el crecimiento fue de 9%. El más alto del mundo, recalcaba el Dr. Miguel Rodríguez. La deuda fue refinanciada con éxito. La inflación cedía aceleradamente. Igual, el tipo de cambio, aplicando el llamado “crawling peg”. Por otra parte, se iniciaban las acciones para la apertura petrolera y se hicieron las primeras elecciones para gobernadores y alcaldes. El país se enrumbaba hacia la modernidad. Sin embargo, las cifras todavía mostraban altos índices de pobreza.
Llegó el comandante y mandó a parar
El 4F 1992 se dio una cruenta intentona de golpe de Estado. El gobierno sobrevivió. En contra de la voluntad de CAP, permitieron hablar en vivo por televisión a quien se convirtió en jefe del movimiento, el comandante Hugo Chávez. Su “por ahora” le llegó a la gente. Ese año, muchos niños se disfrazaron de Chávez en el carnaval. Niños que hoy son hombres y han emigrado por millones.
Ese 4F CAP lo ganó militarmente y lo perdió políticamente. Tuvo que revertir su “paquete”. El 27N hubo otra intentona militar.
En 1993, el gobierno había perdido mucha popularidad. De paso algunos “notables” vieron la oportunidad de defenestrar al presidente y lograr un atajo hacia Miraflores. Lo acusaron de mal uso de la partida secreta del Ministerio de Relaciones Interiores.
“La partida secreta es secreta”, se defendió inútilmente CAP. No quiso abusar de su cargo para permanecer en el poder. Cuidaba mucho su imagen histórica y quería pasar a la posteridad como un demócrata.
“Hubiera preferido otra muerte”, todavía resuena en algunos oídos. Su renuncia, juicio y prisión, dicen algunos profundos conocedores de la política, trajeron los acontecimientos que hoy padece Venezuela.
Sus últimos años los pasó con Venezuela en la mente. En 1999 se lanzó como candidato a la Asamblea Constituyente y sacó muchos votos, pero quedó fuera. En el CSE se había acordado que en los estados todos los diputados serían del partido que obtuviera la primera mayoría. Por ello en la Asamblea la oposición, con 40 % de los votos, apenas tuvo el 5 % de representación.
En 1998, se hizo célebre el video donde CAP predijo lo que sucedería en Venezuela con el triunfo de Chávez. Además, pronosticó que su victoria haría retroceder un siglo a Venezuela.
Murió en Estados Unidos en el año 2010.
Balance
De acuerdo con el título de estos artículos, hemos hecho una visión de CAP muy incompleta. Su historia, como la de los hombres resaltantes, es la de Venezuela. Su figura requiere de revisión y revisiones. Es imperativo hacerla, porque los pueblos que no conocen la historia, la repiten y repiten en doloroso vía crucis, hasta que las aprendan.
Por años CAP tuvo fama de corrupto. En una ocasión Teo Camargo, parlamentaria y su secretaria política por muchos años, le comentó a alguien en mi presencia: le voy a decir algo, ¿usted sabe de la casa de Carlos Andrés en Prados del Este?, Está deteriorada y él no tiene con qué repararla.
La expresión del contertulio fue de antología. Tanto que Doña Teo le dijo: no ponga esa cara, es totalmente cierto.
Luego alguien que los conocía mucho, me dijo que su familia en Venezuela estaba en muy mala situación económica. Hoy, pienso que su corrupción tuvo mucho de mito.
Es parte de lo que hay que precisar en las revisiones acerca de CAP. Sin embargo, tengo presente lo que expresó una hija suya en una entrevista: papá no fue corrupto; pero no preguntó a Cecilia de dónde salía ese tren de vida. Tal vez allí esté la clave, aunque hay que hacer la ponderación tomando en cuenta los conflictos familiares.
En el balance, CAP debe pasar a la historia como un gran demócrata con grandes aciertos y grandes equivocaciones, y sobre todo con una inmensa capacidad de adaptación ante los cambios del entorno.
Fue un valiente prócer en la implantación de la democracia por allá en los sesenta, un político muy trabajador en la construcción de AD que, junto a Copei, URD y muchos otros partidos, sirvió como soporte de la república civil.
En su segundo gobierno trató sin éxito de cambiar el rumbo de Venezuela. “Seríamos un Kuwait” … expresó Miguel Rodríguez.
CAP, una gran figura política, cuyos aciertos y errores hay que estudiar para conocer nuestra historia.
Y sobre todo poseedor de un gran liderazgo. De esos que hacen tanta falta en la Venezuela de hoy para lograr la indispensable Unidad.