Responsabilidad social de nuestra industria petrolera

Opinión | agosto 30, 2022 | 6:30 am.

Howard Bowen publicó en 1953 su libro Responsabilidad social del hombre de negocios, en el que sostenía que este tenía la obligación de alinearse con objetivos y valores de nuestra sociedad. Hoy, realizar donaciones ya no es suficiente. Tampoco lo es solo respetar   las leyes laborales, ambientales e impositivas. Las empresas deben cumplir con sus accionistas, trabajadores, clientes, proveedores y con su entorno. ¿Cómo ha sido el comportamiento de la industria petrolera venezolana?

Etapa de las transnacionales 1912-1975: En los primeros veinticinco años las compañías extranjeras cumplieron con sus accionistas, maximizando las ganancias. No así con sus trabajadores que vivían en pésimas condiciones.  Cumplían con sus clientes en Venezuela suministrándoles combustibles y lubricantes. Sus proveedores abastecían  productos e insumos casi totalmente del exterior. Las empresas burlaban el impuesto sobre la renta y, desde luego, no tenían conciencia ambiental, ni de la necesidad de lograr mejoras en las comunidades cercanas. Se juntó el capitalismo salvaje con la alcahuetería del dictador Gómez.

Esta situación cambió gradualmente a raíz de las huelgas petroleras de 1925 y de 1936, y con la Ley de Hidrocarburos de 1943. Construyeron hospitales, dispensarios,  escuelas,   campos residenciales con centros recreativos y deportivos, establecieron Comisariatos para suministrar alimentos a precios subsidiados y se firmaron Contratos Colectivos. También hicieron donaciones en las áreas de salud, educación e infraestructura.  En 1947 la Creole estableció un plan de jubilación. Además, fueron incorporando a venezolanos en cargos de responsabilidad directiva y gerencial. En 1975 solo había doscientos extranjeros en toda la industria petrolera.

Cabe mencionar que en 1953, en un intercambio de la Creole con distinguidos venezolanos, Carlos Ramirez MacGregror, entonces propietario del diario Panorama, declaró que   antes de 1936 en el Zulia había un 80 a 90 por ciento de opinión negativa sobre las petroleras por las condiciones difíciles de los trabajadores,  viviendas desastrosas, despidos injustificados, inestabilidad, rotación en el trabajo y las actividades especializadas estaban  en manos de extranjeros. Después de esa fecha las condiciones socio económicas de los trabajadores mejoraron. Hoy no se justifica la nacionalización , como hace veinte años, sin embargo, perdura la inestabilidad de los trabajadores

La Shell financió el Servicio Shell para el Agricultor que tuvo un impacto importante en nuestra agricultura. La Fundación Creole realizó valiosos aportes en el área cultural. En 1975 se produjeron 2.346.000 barriles por día.

Etapa de la Pdvsa meritocrática 1976-2002: La empresa cumplió con su accionista fortaleciendo sus actividades, adquiriendo refinerías en el exterior para garantizar mercado y atrayendo empresas privadas a Venezuela para aumentar la producción. Respetó las normas de seguridad y los contratos colectivos,  y  los trabajadores tenían acceso a las mejores clínicas. Garantizó el suministro de combustibles y lubricantes a sus clientes, y con los proveedores estableció una relación ganar-ganar.

Rafael Gallegos afirma que Pdvsa sustituyó el concepto de relaciones públicas por asuntos públicos e inversión social, incorporando el entorno como componente estratégico del negocio.  El objetivo de la interacción con las zonas aledañas era elevar la calidad de vida de los pobladores y, a mediano plazo, generar una dinámica socioeconómica que se reflejara en las comunidades, para que al cesar las operaciones petroleras no quedara una zona empobrecida. El propósito era que equipos sociales, el gobierno central y el local , las empresas y las comunidades enfrentaran los retos del desarrollo.

Pdvsa llevó a cabo numerosos proyectos con las comunidades, realizados mediante convenios con universidades y ONG. Tuvo   programas de asistencia técnica a los agricultores. Trabajó en la conservación de cuencas y saneamiento de pasivos ambientales, especialmente en las numerosas fosas con residuos de hidrocarburos. La mayoría de estos trabajos se realizaron con profesionales a los que se estimuló para que crearan pequeñas empresas.  Los estudios de Desarrollo Armónico de Oriente y de Occidente debían servir de base para establecer prioridades. En el 2001, Pdvsa contaba con 69.284 trabajadores, incluidos los contratados y producía 3.342.000 barriles por día.

Etapa de la Pdvsa roja 2003-2022:   La empresa desvió su misión. Incursionó en áreas que no le competen, sustituyendo la responsabilidad del Estado. Queda mal con su accionista al disminuir la producción de petróleo y permitir el deterioro de las refinerías por falta de inversión, de mantenimiento, por gerencia inadecuada y despido de 23.000 trabajadores calificados. Queda mal con sus trabajadores al no remunerarlos acorde con su trabajo y al no velar por la seguridad industrial. Hasta el 2004 el Fondo de Pensiones se manejó en beneficio de los jubilados,  posteriormente ha sido en beneficio de Pdvsa. Hoy los trabajadores son rechazados en las clínicas porque la empresa no cancela los servicios.  Queda mal con sus clientes al no suministrarles combustibles y lubricantes. También con sus proveedores al no pagarles a tiempo y al expropiar empresas de servicio. Queda mal con su entorno al descontinuar los exitosos programas con las comunidades, sustituyéndolos por Misiones que no están orientadas a la sustentabilidad. Los derrames en tierra y en cursos de agua están dañando severamente al ambiente.  Desde el 2016 no presenta el Informe de Gestión. En esa fecha, contaba con 164.370 trabajadores, incluidos contratados y en actividades no petroleras, y producía 2.373.000  barriles por día.

Las diferencias son evidentes. Pdvsa pasó de ser una empresa que manejaba eficazmente el negocio de los hidrocarburos y tenía programas de responsabilidad social,  a una que descuidó su negocio y se concentró en programas sociales populistas, la mayoría incumplidos.  Esta es una apretada síntesis que ampliaremos en un próximo libro.

Como (había) en botica. Esteban Trapiello es un típico militante del totalitarismo rojo: niega el Holocausto y admira a Hitler ¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!

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