¡Se paró el Palito!
No se trata de Palito Ortega, el cantante argentino. Tampoco de Palito Dominguín, la actriz española, nieta del famoso torero. Ambos llamados Palitos por ser más flacos que sombra de alambre. Mucho menos del palito mantequillero que jugaban los muchachos de la generación de mi amigo el venerable Antonio. Tampoco tiene que ver con el efecto de la pastilla azul. Algunos solo lo asociaban con la parada para comprar empanadas y arepitas dulces cuando iban a las playas de Chichiriviche o de Morrocoy. Casi nadie sabía que tenía 42 años trabajando sin parar. Solo se percataron de su existencia cuando no hubo gasolina.
Por primera vez en la historia de nuestra industria petrolera, los gerentes y trabajadores de la nómina mayor iniciaban un paro de actividades, con respaldo de la mayoría de las nóminas menor y diaria. El motivo fue para intentar evitar la injerencia de la política partidista y la violación a la meritocracia en la empresa. Es decir, en defensa de principios y valores.
El conflicto se inició en febrero, con la designación de cinco directores que tenían años trabajando en Pdvsa, pero que no tenían suficientes credenciales, salvo el político, para ocupar esos cargos. En esa oportunidad, los 34 más altos ejecutivos de Pdvsa y filiales publicamos el documento Salvaguardemos a Pdvsa. Realizamos gestiones para evitar la confrontación, pero el presidente Chávez estaba dispuesto a “tomar esa colina que era Pdvsa”. Los trabajadores de las áreas petroleras y de Caracas se movilizaron y eligieron 74 delegados. Esta organización fue la que permitió el éxito del paro.
El gobierno no evaluó la determinación de los petroleros. Siguió con su plan, jubilando a unos, removiendo a quienes ocupaban cargos importantes en el área de refinación y despidiendo a siete de los voceros ante los medios de comunicación. Se pasó de maraca, como se dice popularmente. Creó la tormenta perfecta: logró unir las protestas de la Asamblea de Educación, de la CTV, de Fedecámaras y de los petroleros. Además, era evidente el descontento de los militares por la designación de José Vicente Rangel, ficha de la extrema izquierda, como ministro de la Defensa.
La parada de la refinería de El Palito, hoy 5 de abril, hace veinte años, desencadenó un gran entusiasmo en la sociedad civil antichavista. Las diferentes unidades de Pdvsa se sumaron gradualmente, por lo que el paro se hizo irreversible. La CTV y Fedecámaras se sumaron al paro el 9 de abril, y el día 11 convocaron a una marcha desde el Parque Rómulo Betancourt hasta Chuao, frente a uno de los edificios de Pdvsa, en apoyo a los petroleros.
El 10 de abril en la noche, Hugo Chávez le ordenó al presidente de Pdvsa, Gastón Parra, que le solicitara la renuncia a la directiva. Sin embargo, no anunció esa decisión. Facilitó que el 11 se generara la marcha de protesta más grande de nuestra historia, hasta ese entonces.
Además, cuando la misma decidió seguir hacia Miraflores, no impidió que llegara a sus inmediaciones, lo que hubiese sido muy fácil colocando un par de tanquetas y un pelotón de guardias nacionales en la autopista del Este. Tampoco ordenó colocar a soldados o guardias en las azoteas de los edificios del área de seguridad, para neutralizar a los pistoleros. Evidentemente, quería que su grupo de paramilitares armados comandados por Freddy Bernal, agrediera a los manifestantes que pacíficamente querían llegar frente a la sede del gobierno para solicitarle la renuncia. Desde el ministerio de la Defensa, José Vicente Rangel le daba instrucciones a Bernal, lo cual fue denunciado por el capitán Michael O´Brien.
El documental de Wolfang Schalk y Thaelman Urgelles, La Revolución no será televisada, y el libro Las balas de abril, de Francisco Olivares, son testimonios de la masacre. Esta no fue mayor porque la Policía Metropolitana impidió el avance de los pistoleros y, posteriormente, el general Rosendo se negó a aplicar el Plan Ávila. Quien esto escribe también fue testigo, ya que con mi esposa subimos con la marcha por la avenida Baralt. Presenciamos cuando los pistoleros disparaban desde Puente Llaguno, retirándonos hacia El Silencio cuando a unos veinte metros cayó el primer manifestante. En la plaza O´Leary, nos juntamos con Antonio Ledezma, Elías Santana y Alfredo Ramos, entre otros. Desde allí se escuchaban los disparos, esta vez de guardias nacionales, contra los ciudadanos. No vimos a ningún manifestante armado.
Tiempo después, Chávez declaró que él había provocado la crisis cuando nombró a Gastón Parra y nos despidió con un pito. Los acontecimientos lo tomaron por sorpresa. Nunca esperó que la sociedad civil participara con protestas masivas, ni que los petroleros desencadenarían un paro al que se sumaron la CTV y Fedecámaras. Mucho menos que los militares le solicitaran la renuncia, la cual aceptó. Su ego no le permitió recordar que fue destituido, que lloró y pidió perdón. En el paro cívico de diciembre sí estaba preparado.
El paro petrolero de abril tuvo éxito por la voluntad de muchos. Hoy solo rendimos reconocimiento a la gente de la refinería de El Palito, entre ellos a su Gerente General Rogelio Lozada, al Gerente de Operaciones Ramón Marcano, así como a Juan Francisco Conde, Gualberto Bello, Diésbalo Espinoza, Marina Botello, Eldis Martínez, Rubén Waithe, Mónica Bustamante (QEPD) y muchos otros.
Como (había) en botica: El grupo Alianza Rebelde Investiga (El Pitazo, Runrunes y TalCual) denunció que Pdvsa dilapidó 3.700 millones de dólares en construcción de buques, proyecto de astillero, sobreprecio en compras, barcos varados, etc. Asdrúbal Chávez debe responder a esta denuncia. ¿Hasta cuándo los cobardes del régimen seguirán acosando a la jueza Afiuni? En Costa Rica ganó Rodrigo Chaves, el más malo de los dos candidatos. Lamentamos el fallecimiento de Carmen Ramírez de Ferrer, compañera de Gente del Petróleo y de Unapetrol. ¡No más prisioneros políticos, ni exiliados!