Salas Römer ¡Ayúdanos!
Existe una malsana costumbre arraigada en nuestro país que sentencia alegremente que todo aquel quien tenga éxito empresarial es usurero y que todo gobernante es corrupto. Aunque los decires populares encierran muchísima sabiduría, no son axiomas infalibles y, como todo hecho humano, siempre posee un “depende”.
Aunque las riquezas súbitas de personas (que hasta no hace mucho no tenían nada) y los actos de corrupción en la administración pública en las últimas dos décadas han sido la regla, es oportuno profundizar en lo siguiente: Sí con todo el poder (des)institucional que posee el régimen no ha encarcelado a políticos opositores (que no han pactado con él) ni apresado/expropiado a presuntos empresarios “usureros” con los que rellena su discurso populista, es porque esos políticos y empresarios no tienen rabo de paja, podemos presumir con base sensata, son personajes probos.
Otra realidad tergiversada es que “todo político con larga experiencia está caduco”, representa más de lo mismo, es un “camaleón”, entre otros epítetos prejuiciosos, ello también es un craso error, pues en política la experiencia es un grial deseado, más aún cuando el enemigo es alguien como el castrismo y cuando podemos contar con personalidades exitosas en lo personal y profesional.
Obviamente, entendemos que cuesta asimilarlo, considerando nuestra amarga experiencia reciente con, por ejemplo, Henry Ramos Allup, Claudio Fermín, entre otros, pero existe un numero importante de venezolanos con un perfil idóneo para asumir el elevado reto en la conducción opositora, por ejemplo, Henrique Salas Römer.
En Venezuela hemos pagado extraordinariamente caro el no saber el significado de “hombre de Estado”, lo hemos confundido trágicamente con mesías, a quienes se idolatran sin tener la más mínima preparación, experiencia, ni ideas claras, de paso, mientras más populista han sido, más queridos han resultado ser.
Un hombre de Estado es un conjunto de cualidades como experiencia, preparación e ideas claras, conoce su lugar en un equipo y su misión en el tiempo… se diferencia abismalmente de los malignos mesías que, escudados en pitonisas verborreas, siempre terminan queriendo eternizarse, empeorando todo, Chávez es el máximo representante de esa afección en nuestra imberbe cultura política.
Al grano. No ha existido en nuestra nación gestión pública regional más eficiente que la desarrollada por Henrique Salas Römer en Carabobo en el periodo comprendido de 1990 al 96 ¡Ojo! con ello no inferimos haya sido perfecta. Logró cumplir a cabalidad con lo encomendado, desarrollando apropiadamente los servicios públicos como la salud, educación, seguridad, vialidad, entre otros, proyectando la calidad de vida de los habitantes de esa entidad como la mejor del país en su momento, es una realidad fácilmente comprobable.
Fue admirable su papel en pro de la descentralización. También ha sido muy claro ante los desaciertos de la conducción opositora nacional, los cuales premonitoriamente adelantó sus nefastos desenlaces. Precisamente, el sostenimiento de su visión de Estado le ha prohibido formar parte de fórmulas erradas opositoras, por lo que no comparte los pecados de esas conducciones. En sus recientes declaraciones públicas nos deslumbra su lucidez en torno a lo que ocurre en Venezuela y nos entera acerca de caminos reales para retomar nuestra constitucionalidad, nuestra democracia.
Un “hombre de Estado” urge al frente de la conducción del país. Ya basta de líderes autoengrandecidos que se aprovechan de la debilidad de nuestra viveza criolla. Vemos en Henrique Salas Römer la mejor opción para este tumultuoso momento histórico, hombres con ese perfil (preparación -experiencia – visión) no deben mantenerse al margen de nuestra política, es nuestra opinión.
@leandrotango