¿Por qué Venezuela no produce los alimentos que requiere la población?

Opinión | abril 18, 2022 | 6:26 am.

Venezuela, paradójicamente después de un largo periodo de altos precios del petróleo, enfrenta la hambruna más profunda vivida en el último siglo, signada de forma incontrovertible por la peor incidencia histórica de mortalidad infantil por desnutrición.

Hay que reconocer los errores que se han cometido, causantes de la hambruna que azota al país de hoy, situación que ha condenado a los más pobres y crea la falsa expectativa que con bodegones e importaciones costosas de productos alimenticios Venezuela resuelve sus problemas vitales.

Es el momento de la responsabilidad, reflexionar y valorar las causas de la situación actual, evitar la catástrofe humanitaria que conlleva la desnutrición infantil, enfrentar aquellas que han hecho más daño, los problemas y situaciones que no corregimos y seguimos repitiendo al infinito, veamos:

– La prepotencia de creer que podemos comprar los alimentos que no producimos con los recursos que generaba el petróleo. “Somos un país rico”

– Al subir los precios del petróleo, olvidar la producción de alimentos porque se prefiere abastecer desde mercados externos. “El nuevo rico que se ganó la lotería”.

– Si la gente protesta por dificultades para alimentar la familia entregar subsidios, bonos, cestas CLAP (con productos importados).

– Atacar a los propietarios, productores y comerciantes acusándolos de ser unos especuladores. “Práctica habitual de casi todos los gobiernos”.

– No invertir en el medio rural cuando hay recursos fiscales derivados de los altos precios del petróleo, despreocuparse del riego, drenaje, vías, semillas, asistencia técnica, créditos y dejar a los productores abandonados.

– En los últimos 20 años, expropiar todo lo que se pueda: Agro isleña, los productores, los ganaderos, centrales azucareros, atacar a Polar y a todo el que produce alimentos.
Importar carne y alimentos con los recursos petroleros propiciando la quiebra de los productores nacionales.

– Inventar medidas para hacerle la vida más difícil a los que se atreven a producir alimentos. Para hacer un potrero nuevo un productor está obligado por ley a invertir 10 veces más de lo que ganaría y produciría en 10 años.

– Negar recursos financieros a las instituciones que brindan asistencia técnica a los productores y desarrollan planes de investigación agrícola y respaldo social a la familia rural.

– Sembrar el país de alcabalas con militares que asaltan al productor que lleva sus frutos al mercado. Pueden robarle hasta el 50% de la carga.

– Si eres pescador, dificultar el acceso a motores y combustible y tratar de sacar ganancias por debajo de la mesa de esa necesidad de los trabajadores del mar.

Un conjunto de errores y practicas negativas que generan problemas, paralizan la producción y desalientan a las personas, empresas e iniciativas de participar en el desarrollo agrícola, alimentario, empobrecen a la población rural y generan situaciones de hambruna en las zonas urbanas.

¿Cuáles son los planes, programas y políticas que han aplicado los gobiernos venezolanos los últimos 20 años para garantizar el desarrollo agrícola, el bienestar de la población rural y la producción de alimentos que el país requiere?

– Anunciar la guerra contra el latifundio y los grandes productores desconociendo su aporte al abastecimiento nacional.

– Abandonar al pequeño y mediano productor sin recursos financieros y sin ayuda técnica.

– Anular los recursos de forma casi total a las instituciones, universidades, centros de formación y programas de capacitación para el productor y sus trabajadores.

– Imponer restricciones y medidas anti-productividad, encareciendo o negando apoyo a los proyectos que mejorarían la productividad; vías de acceso, provisión oportuna de insumos /semillas, fertilizantes, maquinarias, garantizar la seguridad física y material en el campo, etc.

– Usar recursos fiscales en Importar alimentos cuando suben los precios del petróleo. Recuerden los barcos cargados de reses desde Brasil.

– Aceptar la pobreza de la población rural como un karma irremediable y por ende abandonarlos a su suerte, sin electricidad, agua, seguridad y vías de comunicación en mal estado, asaltados en las alcabalas de la GNB.

– Atacar al empresario agrícola moderno que permanece contra todas las dificultades, con amenazas de expropiación, medidas que dificultan su negocio y ensalzar al veguero, un personaje que no planifica, ni invierte, ni produce. Consume lo que la naturaleza le pone en frente. Caza en sequia y pesca en invierno (El ídolo ensalzado por Chávez)

– Blandir la amenaza de expropiación y alentar las invasiones de tierras como falsa justicia social.

En líneas generales estos son los grandes problemas que afrontamos para producir alimentos:

– Ineficiencia en el mercado agropecuario y baja competitividad; rezago en la productividad;

– Amenaza permanente de expropiación por el Estado, practicas expropiatorias, invasiones descontroladas, informalidad en la tenencia y en el mercado de tierras;

– Sin inversión pública en la solución de las restricciones para el uso del suelo agropecuario;

– Ausencia de políticas públicas enfocadas de forma integral en los requerimientos indispensables para alentar la productividad y nivelar las condiciones de vida en el campo con los mejores promedios urbanos.

Al régimen actual no le ha importado el sector rural, ni la producción de alimentos, sus acciones siempre han sido de carácter político, destruir propiedad privada, comprar votos con populismo, acallar sus protestas con represión policial, importar cuando los recursos fiscales abundan, chantajear con bolsas Clap de comida. Es fundamental para la reconstrucción del país reconocer la magnitud de esta crisis de nuestra agricultura y enfocarse en imponer acciones públicas y privadas que permitan desarrollar las capacidades que se requieren para responder a estos desafíos de forma eficiente.

Es hora de que Venezuela y su liderazgo se responsabilicen con el desarrollo del mundo rural, con sus pobladores -más de 3 millones y medio de personas- con la necesidad de asegurar una alimentación adecuada a nuestra población en el campo y en las ciudades. Es intolerable en al año 2022 nuestra infancia presente situaciones graves de desnutrición. Basta de chantajes, manguareo y populismo.