Rediseño demográfico
Tampoco este 25 de diciembre se sintieron los niños jugar. Porque ya son pocos y a nadie le alcanza para comprarles los juguetes.
No hay ocasión para la más modesta adquisición. La comida y los medicamentos constituyen una absoluta prioridad.
Sólo una minoría muy ínfima ha incurrido en los grandes gastos suntuarios que incluyen los cohetazos. La pregunta recurrente gira en el posible origen de los dólares negados a las grandes mayorías.
Cada año se siente una mayor tristeza decembrina. Nos estamos quedando sin niños y jóvenes.
Por algo no se hizo el Censo poblacional correspondiente que data del siglo XIX. Hay un temible y deliberado rediseño demográfico que pasa desapercibido.