Gestión local, ¿ventana de lo posible?
Culminadas las elecciones del 21 de noviembre, y luego de múltiples análisis e interpretaciones de los resultados electorales, empieza una nueva etapa para decenas de funcionarios electos: gobernar. Con el fin de la euforia electoral llega la cotidiana tarea de gestionar recursos, diseñar planes e implementarlos, solucionar los problemas de miles de ciudadanos, y, por si fuera poco, hacer política. La realidad será muy distinta para unos y otros funcionarios electos, los oficialistas cuentan con el apoyo del Gobierno Nacional, los de la oposición mucho menos, e incluso con este como adversario. Un buen ejemplo es lo que ha ocurrido en el Zulia con el traspaso de las competencias sobre puertos y aeropuertos.
El nuevo período de administraciones locales coincide con una realidad cada vez más palpable entre los venezolanos, la importancia de resolver los problemas. “No importa quien gobierne, pero que lo haga bien” pudiera ser una forma de resumir lo que ya muchos piensan. Como es natural, cada persona al final busca cierto bienestar, algún grado de orden, y en especial poder tener algunas oportunidades. Lo ideal es que esto se logre en democracia, con libertades y en un contexto en el que el estado de derecho exista; sin embargo, cuanto esto no está presente y la necesidad consume el día a día la democracia y lo que esta implica puede ser percibida como una abstracción para algunos.
Ante esta realidad el reto de los gobernadores y alcaldes es llevar adelante gestiones que resuelvan los problemas de la gente. La gran limitante, y por ello el reto monumental que tienen, es que muchos de esos problemas no dependen de los gobiernos locales. Las fallas eléctricas, la situación económica, e incluso la inseguridad, son problemas que en el mejor de los casos pueden ser abordados parcialmente por los gobiernos locales si coordinan acciones con el gobierno nacional. En el caso de las gestiones lideradas por opositores dicha coordinación es muy poco probable que ocurra, lo que obliga a estos gobernadores y alcaldes diseñar estrategias realistas en base a sus competencias y capacidades.
Qué pueden hacer entonces los gobernadores y alcaldes que no cuentan con el apoyo del gobierno nacional. Una respuesta rápida pudiera apuntar a proponer abordar temas de “embellecimiento”, mejorar la vialidad, recuperar espacios públicos, y fortalecer la seguridad. En el ámbito de la salud se pudieran diseñar e implementar algunas estrategias, especialmente a nivel ambulatorio. En el plano educativo, que siempre es un aspecto importante, también se pueden desarrollar algunos programas que complementen la educación formal, para lo cual el enfoque basado en competencias y habilidades es fundamental. Desde el punto de vista económico la tarea es más compleja y merece un tratamiento aparte.
Pero esta respuesta rápida dada en el párrafo anterior apunta al corto plazo, y los problemas que tiene Venezuela son estructurales y de mucho mayor aliento. Acá es donde los gobiernos locales necesitan mayor visión estratégica, y mucha mayor creatividad. Por ejemplo, en el caso de la salud si bien la atención ambulatoria es importante es en la prevención donde se logra el mayor impacto en el largo plazo; algo similar ocurre con la educación, la formación en competencias es importante y puede dotar de habilidades a las personas, pero es en la formación académica en lectura, escritura, matemáticas, ciencia, donde se logran los cambios profundos. Estos dos ejemplos, como otros, implican una visión de largo plazo.
Al igual que los ciudadanos, los gobiernos recién electos están rodeados de mucha incertidumbre, y por ello pensar en largo plazo puede ser difícil. Sin embargo, hacer una gestión centrada en el corto plazo, pero que plantee una visión de futuro y actúe en base a ella puede ser una ventana a través de la cual los venezolanos empiecen a visualizar un país distinto. Si los gobiernos locales logran combinar la atención de lo urgente con acciones concretas hacia lo importante no cabe duda de que serán una referencia de lo que puede ser una gestión distinta a la que ha predominado durante las últimas dos décadas en Venezuela, la cual ha sido ineficiente, reactiva y plagada de corrupción.
Twitter: @lombardidiego