El reto a Nicolás Maduro

Opinión | julio 30, 2021 | 6:16 am.

Sobre la carta abierta de mi sobrino Oscar Rubén Aguilera Valero a Nicolás Maduro

Soy tu tío, pero siento como si fueses uno más de mis hijos porque te quiero mucho y siempre me preocupo por tu bienestar personal y profesional.

Querido sobrino, le pido al Señor que derrame sus bendiciones sobre ti hoy siempre y le doy gracias por haberme permitido verte crecer y convertirte en un hombre, orgullo de nuestra familia. Eres mi sobrino, pero quiero que me veas como un amigo y que cuentes conmigo cuando lo necesites como en los actuales momentos, pues siempre estaré para apoyarte y alentarte en todo cuanto emprendas, porque sé que eres merecedor del éxito en tu carrera profesional como Arquitecto y artista plástico, profesiones en las que jamás has desfallecido y descansado para alcanzar tus logros y metas, las mismas que te han encumbrado al sitial que humildemente has llegado.

Recuerda que no hay montaña que no puedas escalar, ni anhelo al que no puedas llegar, y con tu perseverancia has logrado sobrepasar las circunstancias, pues has luchado contra todos los obstáculos, lo cual ha hecho posible tus logros en la vida. No permitas jamás que anide en ti la desesperanza, la depresión y la angustia y mucho menos la tristeza, pues el horizonte nunca se acaba, ni desaparece, solo cambia la perspectiva y tú que eres inteligente has comprendido los cambios de una manera sabia y humilde, y entendido al mismo tiempo, que a veces lo posible se aleja, pero no se pierde ni se destruye, y que ese mañana será mucho mejor.

Sobrino, sigue adelante con el mismo amor, paciencia,, nobleza, justicia, dignidad, tolerancia, comprensión, equilibrio, sensatez y sabiduría, que te han caracterizado, elementos que sin duda alguna conjugaron en la angustia y dolor que plasmas en tu obra “La Tragedia de Güiria, y que influyó en tu decisión de dirigirle una carta abierta a Nicolás Maduro. ¡ Dios es tu fuente !

 

Carta abierta a Nicolás Maduro

Sr. Nicolás Maduro y pueblo de Venezuela
Quito, 26 de Julio de 2021.

Mi nombre es Oscar Aguilera Valero .C.I.V- 14.045.166. Nací en Caracas y tengo 41 años, dos de los cuales he vivido en Ecuador (donde nació mi abuelo).descendiente de un valiente soldado venezolano, natural de Cumaná, que participó en las guerras de independencia de Colombia y Ecuador, a las órdenes del Libertador.. Mi padre nació en Venezuela como yo y mis tíos, no sé si usted, porque existen dudas al respecto; pero ese es otro tema. Soy Pintor y Arquitecto, pero mis amigos me llaman Artista; -inmerecido apodo- pero así son los amigos.

El asunto que nos ocupa y el motivo de esta carta es el siguiente: A finales de noviembre del año 2020, un grupo de venezolanos murieron ahogados mientras intentaban emigrar (escapar) a Trinidad. La tragedia me causo gran dolor y para sanarme empecé a reconstruir aquella desgracia en mi mente. Quería plasmar en mi obra a esos paisanos muertos.

Recibí por esos días la gentil invitación del Sr. Luis Garvan, para participar en una Bienal internacional de Arte: BIACHMA-Bienal Internacional de Arte Contemporáneo Héctor Maikabare. Acordé en agradecimiento y para cerrar el duelo, y como catarsis hice una obra de gran formato, para la Bienal y la memoria, en la que plasmo aquel viaje doloroso. La obra en cuestión ganó un premio internacional, pero mi sueño no era ganar ningún concurso; sólo necesitaba estar en paz y darle paz a esos cadáveres insepultos; con la excepción de los muertos que llegaron descompuestos a las orillas de mi patria. Ahora que utilizo esa palabra, viene a mi mente el uso que su padre putativo Chávez le daba.

Él quería tener patria, y vaya que nos ha dado mucha de su patria ¿no es así?. También usó otra palabra para referirse a todo aquel que criticaba sus ideas, como yo, que le adversaba. Esa palabra es apátrida. Su padre putativo sabía usar bien las palabras a su conveniencia. Por cierto, ¿usted no tiene un padre biológico a quien llamar padre con propiedad?, yo tengo también muchos padres; aunque prefiero llamarlos maestros.

Adjuntare la partida de nacimiento de mi abuelo ecuatoriano, de mi padre venezolano y la mía, para irnos conociendo. Le invito -si puede- hacer lo mismo, y ver de donde son sus gloriosos antepasados. Mi abuelo paterno era relojero en Quito, mi padre nació en Venezuela e hizo carrera militar en la Fuerza Aérea Venezolana. y yo, bueno ya sabe, soy un humilde pero honrado pintor.

En Ecuador y en Colombia he conocido a muchos de esos apátridas, ya que ni documentos de identidad portan porque no pudieron pagar; andan por el mundo sin identidad y sin patria, porque su padre putativo, y usted mismo se han encargado de hacer de nuestro país y de mis paisanos, una verdadera calamidad, incluso para América latina. Hemos sido perseguidos, humillados, y víctimas de la xenofobia que es el pan de cada día para muchos de nosotros, los que no tenemos patria, porque la patria nuestra, no es la misma que ustedes se imaginan. La nuestra, es la patria buena, la democrática, la segura: nuestra casa pues. Nosotros los apátridas no tenemos más armas que la palabra y el voto.

Vi con mis ojos caer muertos a mis pies en manifestaciones pacíficas, jóvenes estudiantes universitarios que tenían mucho que dar a mi país. Pero usted quizá no sabe cómo son los jóvenes de impulsivos y más cuando se reúnen en las universidades, porque usted no asistió a ninguna Universidad ¿correcto o me equivoco?. De todas maneras es lo de menos, he conocido sabios que no saben leer y solo cuentan hasta 10.

Y ahora que hablamos de números (otra cosa que le gustaba a su padre putativo), revisemos un poco la historia reciente. A Chávez -entre muchas otras obsesiones que tenía, era la idea de ganar unas elecciones con 10 millones de votos , ¿lo recuerda?. Bueno, he pensado que si nosotros que somos 5 millones afuera y otros 20 millones dentro de la casa, entonces se haría realidad el sueño de Chávez: ganar la presidencia por más de 10 millones. Claro que el presidente no seguiría siendo usted, sino alguno de nuestros apátridas, como Juan Guaidó, Leopoldo López, Irene Sáenz, o quién sabe. Por lo que tendría que renunciar a su cargo de acuerdo a la letra de la Constitución; o La Bicha, como despectivamente la llamaba el hijo de….Sabaneta, a la Carta Magna, que él y sus acólitos redactaron a su medida. Siendo así, y si acepta responder a este humilde pintor, le pido que hagamos una apuesta -más que apuesta, un reto: Yo, Oscar Rubén Aguilera, venezolano, cédula de identidad número 14.045.166, le pido amablemente la renuncia al cargo de presidente de Venezuela y que se realicen las elecciones libres, con las reglas que usted quiera.

Si responde esta carta y decide valientemente renunciar para contarnos en unas elecciones presidenciales, yo renuncio a la nacionalidad venezolana. Porque ser venezolano no es tener una cédula, un pasaporte o un número. Despójemela si quiere, tal como su revolución mal llamada bolivariana nos ha quitado por 20 años la alegría, felicidad y prosperidad. Ser venezolano es amar el trabajo, es disfrutar momentos felices en familia, conocer cada rincón de nuestra geografía y querer sobre todo a su gente, Mi gente hermosa de Venezuela.

Adjuntaré una foto de la obra antes mencionada, para que lo recuerde siempre, y le aseguro que esa imagen no le dejará, como a mí, dormir tranquilamente.

Oscar Rubén Aguilera Valero. CIV-.14.045.166

**** Pueden firmar cuantos venezolanos o apátridas quieran, pues al reunir el número de firmas contempladas en la Constitución, podremos convocar para la realización del referéndum

Paz y Democracia al glorioso y resistente pueblo de Venezuela

Miembro fundador derl Colegio Nacional de Periodistas (CNP-122)

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