Pedro Castillo, ¿harakiri a la peruana?

Opinión | mayo 12, 2021 | 6:18 am.

No hay que andar con medias tintas para opinar sobre el proceso electoral peruano de cara a la recta final de la segunda vuelta a celebrarse el próximo 06/06/2021. Sobre el país inca se cierne una de las mayores amenazas conocidas en la historia de América Latina que, de triunfar, pudiera superar el apocalipsis presente del pueblo venezolano. Un candidato está arropado por variantes ideológicas del estalinismo, como lo son el maoísmo y el castro guevarismo.

En efecto, tras la facha campesina redentora de Pedro Castillo se disfraza el pasado terrorista que sacudió al Perú en los últimos 20 años del siglo XX, representados en el Movimiento maoísta Sendero Luminoso de Abimael Guzmán, alias el Camarada Gonzalo, y el Movimiento Revolucionario Tupac Amaru (MRTA) de orientación castrista guevarista liderada por el guerrillero Víctor Polay.

Sus acciones derivaron en la muerte de más de 70.000 personas, víctimas de las aventuras terroristas de ambas agrupaciones, ya que estas asesinaban a campesinos, dirigentes políticos, sindicalistas y a civiles en general al sentenciarlos como simpatizantes del gobierno constitucional de turno e igualmente destruían infraestructura nacional de servicios.

La operación se diseñó a partir de la creación de una organización fachada de Derechos Humanos, el Movimiento por la Amnistía y Derechos Fundamentales (MOVADEF) en 2009, cuya relación directa con el fundador de Sendero Luminoso se reafirma desde 2014, a tal punto que el entorno de MOVADEF está infestado de senderistas, quienes operaron desde allí para hacerse del control del sindicato de maestros, de donde proviene el candidato presidencial de marras líder de la huelga nacional de maestros de 2017.

Este movimiento de Derechos Humanos tiene como objetivo la liberación de los presos políticos encarcelados en el contexto terrorista del siglo pasado, siendo el principal interesado el fundador de Sendero Luminoso, a quien profesan una idolatría mayúscula sus lunáticos seguidores, quienes lo consideran incluso la cuarta espada del comunismo internacional junto a Lenin, Stalin y Mao.

Cabe preguntarse ante la encrucijada política y social que conoce el Perú: ¿Por qué insurge Castillo como revelación sorpresa en la primera vuelta? ¿Qué ha pasado por la mente del atribulado pueblo peruano para que un 19% le haya votado en primera vuelta a un candidato desconocido?

Al Perú no le ha ido bien en el siglo XXI en materia de gobernantes y de comportamientos de la clase política, arrancó la centuria el propio Alberto Fujimori pretendiendo forzar la constitución y pugnar un tercer mandato, luego Alejandro Toledo (2001-2006) ha sido un mandatario ampliamente cuestionado por corrupción, la segunda versión de Alán García (2006-2011 mejoró la primera gestión (1985-1990) para terminar suicidándose por el escándalo de sobornos de Odebrecht, posteriormente Ollanta Humala (2011-2016) de gris gestión fue acusado igualmente de corrupción, y finalmente desde (2017.-2021) presenciar un casting de 4 presidentes evidentemente desquicia a todo un país.

Esta crisis del liderazgo político no determina que un pueblo se inmole y vaya a un holocausto, como el que presenciamos en Venezuela durante el siglo XXI con el éxodo de casi 7 millones de personas, y como lo vive también el pueblo cubano. El verdadero dilema en el Perú se centra verticalmente entre democracia y dictadura. A la candidata Keiko Fujimori no se le debe endosar la gestión dictatorial del padre sino su disposición de respeto a las instituciones democráticas.

Por otra parte, las tiranías no se saben cuándo son desalojados del poder, por tanto, no es de extrañar la pose caudillista del candidato Pedro Castillo, quien machete en mano, misógino, cuestionador de las minorías y de la libertad de prensa, pretende ser hoy presidente del Perú, siendo el gallo tapado candidato del MOVADEF, aunque lo niegue Vladimir Cerrón jefe ideológico de la franquicia Perú Libre, partido postulante del candidato presidencial.

El desenlace peruano tendrá impacto en una América Latina acogotada por la pandemia y angustiada para superar la ruina que pudiera producirse en el Perú con un candidato promovido por los colmillos de la Habana castrista y del sátrapa de Miraflores que ha saqueado a Venezuela.

Movimiento Laborista