La ayuda de Haití en la independencia de Venezuela
Está ya casi olvidada la enorme ayuda de Haití en la Independencia de Venezuela y del continente.
Haití, con una cruentísima Revolución, abolió la esclavitud en 1792 y se independizó de Francia en 1804, después de una lucha heroica contra una poderosa expedición militar francesa que pretendía mantenerlo como colonia, reprimir a los insurgentes y reestablecer la esclavitud. Esta expedición fue enviada en 1802 por Napoleón Bonaparte. Haití era, para ese momento, la colonia más rica de Francia y el principal arsenal militar de ese país en América.
Derrotadas por Haití todas las expediciones militares extranjeras, de Francia, Gran Bretaña y España – tres imperios esclavistas que no aceptaban al nuevo Estado soberano surgido de una exitosa revolución de antiguos esclavos – las vencidas potencias coloniales europeas impusieron desde 1804 un cerco o aislamiento internacional a Haití, que el nuevo Estado buscó romper.
Para esto Haití apoyó todas las iniciativas en las colonias españolas en América para lograr la independencia y abolir la esclavitud, con auxilios militares a los insurgentes y la difusión de los principios revolucionarios de Libertad, Igualdad y Fraternidad que nutrieron a la Revolución Francesa y antes a los Estados Unidos.
Para vencer el aislamiento internacional y libertar a los esclavos en el resto de América y a quienes transportaban cautivos desde África, Haití, con el gobierno de Alexander Petión, apoyó a los patriotas de Venezuela, Nueva Granada y México, en especial a Simón Bolívar, quien organizó en Haití y con auxilios militares haitianos – hombres, barcos, armas y dinero – dos expediciones en 1816: La Expedición de Los Cayos de San Luis y la Expedición de Jacmel, que lograron el restablecimiento de la República en Venezuela.
Además, Haití, bajo el gobierno de Petión, dio asilo y ayuda humanitaria a miles de emigrados de las combatientes repúblicas hispanoamericanas.
En Haití, cuyo pueblo fue un moderno y vencedor Espartaco, Bolívar entenderá la atrocidad de la esclavitud, aunque no vencerá las limitaciones en que se formó como rico terrateniente en una sociedad esclavista, y a pesar de sus dudas y contradicciones, ofrecerá la abolición absoluta, asociada, primero, a enrolarse en los ejércitos republicanos (como Miranda en 1812), y después, a su nefasta propuesta de “Presidencia Vitalicia con derecho a elegir sucesor” (imitada de Alexander Petión, Presidente Vitalicio de Haití desde 1806; imitador de Bonaparte, imitador de Julio César), que inició su decadencia política. Bolívar no entendió, después de 15 años de guerras para establecer repúblicas, que no se quería nuevas monarquías, sin importar el título del monarca, porque la clasificación de Aristóteles era (y es) válida: El gobierno vitalicio de un hombre es monarquía.
En 1816 Haití solo pidió la abolición de la esclavitud a cambio de su generosa ayuda, pero ninguna república bolivariana la abolió en forma absoluta, inmediata y sin previo pago de “indemnización a los amos”. Solo lograron la libertad los antiguos esclavos que combatieron en las filas de los Ejércitos Libertadores. Será a partir de 1852 que se abolirá tal monstruosidad en nuestros países.
Las naciones bolivarianas tenemos una deuda de gratitud eterna con Haití y nuestros hermanos haitianos, porque Haití aportó cientos de combatientes voluntarios y fue asilo, base, arsenal y aliado de los patriotas en nuestra Independencia.