Prioridades

Opinión | septiembre 29, 2020 | 6:18 am.

Conocemos el real carácter de las personas por sus decisiones y por sus prioridades; de acuerdo a sus acciones podemos medir su nivel de moral, humanidad y seriedad… Dicho en otras palabras «por sus obras los conoceréis», así como dice la Biblia.

Cuando vemos que quienes ocupan las instancias de poder en Venezuela deciden gastar millones de dólares en la adquisición de máquinas de votación en vez de comprar respiradores, trajes de bioseguridad o adecuar los espacios hospitalarios, nos percatamos lo que para ellos es importante.

Quienes manejan el gobierno no compran respiradores porque en verdad les importa un pepinillo la salud de los pacientes positivos de Covid-19; no invierten en equipos de bioseguridad porque le tienen sin cuidado el bienestar de médicos, enfermeras y camilleros que laboran en hospitales, ambulatorios e incluso en los CDI.

No destinan ni un bolívar, cuanto menos un dólar, a mejorar la infraestructura de los centros de salud; a ellos lo único que le quita el sueño es la acumulación de poder y su prolongada permanencia en el usufructo de éste en Venezuela. Así de sencillo, así de fácil.

Su prioridad es la realización de unas elecciones parlamentarias donde prácticamente nadie votará; donde se apoderarán, vía un proceso fraudulento e írrito, de la Asamblea Nacional y mediante la cual pretenderán aferrarse más a los espacios de poder y seguir tejiendo sus redes de influencia, control e ideología marxista.

A Miraflores le tiene sin cuidado el número de pacientes fallecidos por Coronavirus; a ellos, menos le importan, el sacrificio de los trabajadores del sector salud, su único objetivo es el control total del ámbito político y económico de Venezuela, ni más ni menos.

Cuando sus voceros hablan de «amor» se refieren al amor hacia el poder; cuando dicen que «aman al pueblo» lo que tratan de decir que adoran como los venezolanos se sacrifican para que ellos continúan gozando del poder y todos los beneficios que se desprenden de éste.

Hay un viejo refrán que dice que «hay amores que matan» y en el caso de Venezuela es plenamente cierto, el amor que los socialistas dicen tenerle al país le ha costado muy caro a los venezolanos; gracias a ese «amor» hay más hambre en el país, más desolación, más caos, más muerte. Gracias a ese «sentimiento» la nación se desplomó por un despeñadero económico, social y político.

Hoy, tristemente, la inmensa mayoría de los venezolanos podemos afirmar que, en mala hora, conocemos las prioridades y los amores de la «revolución». Hoy padecemos las consecuencias de un modelo político egoísta, egocéntrico, inhumano y soez. Hoy palpamos la realidad de un sistema de gobierno cruel y sin moral alguna.

Así como la prioridad de quienes ostentan el poder es el de quedarse allí hasta el fin de los tiempos, quienes amamos la libertad debemos priorizar también. Debemos darle mayor énfasis en la lucha por un cambio pacífico y constitucional a la crisis venezolana, debemos colocar como esencial la construcción de un país libre del régimen.