Derechos Humanos

Opinión | septiembre 23, 2020 | 6:16 am.

Cuando hablamos de Derechos Humanos en ocasiones corremos a los grandes números, a los hechos más sonoros y de mayor impacto. Sin embargo los DDHH están en las pequeñas cosas, en los derechos comunes que no son atendidos por el Estado.

Cuando en una ciudad el gobierno no se ocupa de atender problemas básicos como la recolección de la basura, la reparación de desagües o cloacas, cuando voltea hacia otro lado, con indiferencia, ante problemas en los servicios públicos, entonces padecemos una violación de nuestros derechos fundamentales.

Cada ciudadano tiene el derecho a vivir bien. Cada persona tiene el derecho a espacios comunes limpios y saneados, tiene el derecho al acceso permanente al agua potable, a la electricidad y a su salud.

Cuando vemos las aguas negras desbordándose y este hecho se prolonga en el tiempo, no solo observamos la incapacidad o inoperatividad de un gobierno, ya sea local, regional o nacional, sino que es una violación al sagrado derecho a la salud, pues esta inacción puede traer consigo enfermedades dentro de la comunidad.

La ciudadanía debe tener claro que cuando una población, ya sea urbana o rural, carece de agua potable para beber, bañarse, asear su residencia, para lavarse las manos en tiempos de pandemia, entonces no hablamos solamente de un gobierno incompetente, sino que nos referimos a un Estado que viola los derechos fundamentales de su población.

Incluso, cuando un gobierno no facilita u obstaculiza a sus ciudadanos en materia de canales de expresión y/o participación ciudadana, está generando violencia en contra de ellos, está cortando su facultad de ser actores en temas públicos y generadores de cambio. Y lo que es sumamente más peligroso es que estas actitudes pueden ser el inicio de acciones del Estado más agresivas como políticas represivas, coercitivas e intimidatorias con el objeto de reprimir a la sociedad.

Sin entrar en detalles estadísticos, para no pecar en irme a lo macro en el tema de los DDHH, otro de los temas que se deben analizar con profundidad es el papel de los órganos policiales, no solo municipales sino regionales y nacionales con actuaciones locales.

Muchas veces pequeñas acciones de abusos de poder son ignoradas, son pasadas debajo de la mesa sin sopesar el efecto que causan. Y si tal vez, las consecuencias físicas o morales no fueron tan graves, su repercusión en el plano de la conciencia cultural sí lo son.

¿Qué quiero decir con esto? Las leves pero constantes violaciones de los DDHH van creando una cultura del sometimiento que es antidemocrática y antihumana, y por ende debe ser detectada, denunciada y parada con rapidez. Ya que, si no se hace a tiempo la institucionalización del abuso, de la represión y de la violación de los DDHH se acrecentará y se enraizará en la sociedad.

Para culminar, es de vital importancia que cada ciudadano exija respeto a sus derechos fundamentales, que reporte cuando sienta que el Estado, por muy poderoso que éste sea, ultraje sus derechos y su bienestar como ser humano o como ciudadano.

Somos los ciudadanos, desde nuestras acciones individuales los verdaderos agentes de cambio.

@malemalaver

Miembro de la Directiva Nacional del Colegio de Ingenieros de Venezuela