La excusa del covid-19

Opinión | abril 12, 2020 | 6:24 am.

A 18 años de una masacre. En honor a las víctimas del 11 de abril de 2002

Sonará duro lo que voy a afirmar. En Venezuela, a diferencia del resto de los países del mundo, todos los actores políticos están usando la peste china covid-19 para no hacer lo que le corresponde hacer. Del régimen no se podía esperar menos, al usar el coronavirus como excusa. Esconden el atropello generalizado de derechos humanos, al punto de someter poblaciones enteras a las milicias de las FARC y el ELN. Esto lo acaba de demostrar el episodio de la monja que enfrentó la guerrilla del ELN en Capacho, estado Táchira, donde la guerrilla asociada del régimen pretendía convertir en refugio un colegio católico para las personas que están regresando de Colombia.

En lugar de trasladar a esas personas a sus Estados de origen, como se debería hacer en cualquier operativo civilizado, el régimen pretende utilizar los Estados fronterizos controlados militarmente por sus asociados de la guerrilla colombiana. Como campos de concentración, sin ninguna condición para retener la masa de población que se está regresando a Venezuela. ¿Por qué lo hacen? Porque no tienen manera de controlar ese problema y lo agravan exponencialmente utilizando el covid-19 como excusa. Creando focos de delincuencia porque no existe manera de poder mantener grandes cantidades de personas sin los servicios mínimos para su confinamiento en cuarentena. Las guerrillas del ELN y las FARC funcionan como los guardianes nazis de los campos de concentración que están comenzando a crear en las fronteras.

Ustedes dirán: “pero si hay probablemente coronavirus en esas personas, ¿cómo se pueden llevar esos potenciales portadores del virus hacia el resto de los Estados de Venezuela?” Pues al régimen no le está importando un cuerno la condición de salud de esa gente. Están llevando a las personas como animales a esos refugios forzados, como el caso de ese colegio de Capacho, sin comida y sin instalaciones sanitarias adecuadas. Y si están infectados, no tendrán tratamiento médico porque nadie lo sabrá al estar esa zona controlada por fuerzas irregulares. El atropello a los Derechos Humanos es astronómico.

El régimen no tiene combustible para la gente ni menos para aquellos que están combatiendo la peste china. Solo para los que pueden reprimir. Esto es, los policías y los militares. Y temen que el riesgo de contaminación llegue al resto de los Estados. De poderse trasladar y estar contaminados, al menos las personas que están llegando tendrían una oportunidad en sus respectivos Estados de origen al ser reportados. Pero eso lamentablemente no sucederá en un ambiente controlado por la guerrilla colombiana. Eso es lo que está detrás del incidente de la monja de Capacho.

De acuerdo a reportes del representante del régimen en el Táchira, Freddy Bernal, se acerca una caravana de entre 3 mil y 5 mil venezolanos que están retornando desde Ecuador y Colombia y pretenden retenerlos a la fuerza en el Táchira con los guerrilleros del ELN y las FARC, convirtiendo a esa entidad en un gran campo de concentración. Conociendo el talante libertario de los gochos veremos dentro de poco como les irá con eso.

El remedio burdo y peligroso del régimen de tratar esta tragedia del covid-19 en la frontera con Colombia, será peor que la enfermedad. De toda la gente que está regresando, no habrá manera de controlar quien está y quien no está contaminado y tarde o temprano se terminarán integrando al resto de la población porque nadie se quedará confinado en los Estados fronterizos salvo a un elevado costo de represión y muerte.

¿Es con cubanos y chinos que el régimen pretende detener esa posible tragedia en el Táchira, matizada con la represión asociada de la guerrilla colombiana? ¿Cuenta Bernal con toda la infraestructura de campaña y recursos que tuvieron los colombianos en Cúcuta para atender ese mar humano que se presentó de la noche a la mañana en la frontera colombiana? Dificulto que se la den los cubanos –que viven pegados de Venezuela como parásitos de nuestras costillas- y menos los chinos que tienen sus propios problemas con el covid-19 que ellos mismos inventaron. Atropellarán a los tachirenses como fue el caso de esa monja de Capacho y destruirán el resto de la infraestructura que queda de ese aguerrido Estado. Hay una potencial bomba de tiempo en la frontera catalizada por el covid-19.

¿Y qué hace la oposición oficial ante toda esa tragedia, aparte de decir que quieren convivir políticamente con estos criminales, como lo manifestara oficialmente el diputado José Guerra en un programa de televisión? Usar el covid-19 como excusa para lograr un acuerdo político con el régimen bajo el paraguas de la propuesta norteamericana de un gobierno de cohabitación. Eso es inaceptable para la población, quien lo ha rechazado de una manera tajante.

Y mientras en el país cada día se agrava exponencialmente la situación humanitaria de la gente, el menor de nuestros problemas será el covid-19.

El mayor problema de los venezolanos continúa siendo el régimen y su oposición oficial. Están usando la peste china como excusa para, el primero esconder el fracaso criminal de su gestión de gobierno y mantener a la población controlada con una excusa mundialmente aceptada. Y el segundo para evitar tener que hacer algo concreto (entre otras razones porque son sus cómplices) que de una vez asuma que la única manera de luchar adecuadamente contra esa peste china es expulsando del poder a como de lugar a estos criminales (porque el costo de no hacerlo será inmensamente superior), y buscando posteriormente el urgente e inmediato auxilio internacional.

Esa es nuestra verdadera tragedia. No el covid-19. Sin embargo la realidad es terca. Nos acercamos aceleradamente a un punto en que Venezuela no tenga otra solución que terminar de afrontar esa realidad, pero en el camino hacia allá se perderán muchas vidas. Y aquellos factores de fuerza que –dentro o fuera del país- arriben primero a esa conclusión, les tocara fajarse con lo que quede de Venezuela.

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