Tuvieron que pasar 64 años

Opinión | marzo 16, 2020 | 6:30 am.

El domingo 8 de marzo de 2020 sucedió en Caracas algo que la última vez que se había dado fue en 1956. En aquella oportunidad, en septiembre, había llegado a Caracas el chileno Lucho Gatica -quien tenía pegadísimas varias canciones, en particular “Bésame mucho”- a cumplir numerosos compromisos que lo mantuvieron en el país por más de un mes. El epítome de aquella gira fue un mano a mano con nuestro Alfredo Sadel en la nueva Concha Acústica de Bello Monte. En aquella Caracas, que apenas entraba en la modernidad, era un hecho que no tenía parangón. Ocho mil personas llenaron la magnífica edificación diseñada por el arquitecto Julio Volante.

Tuvieron que pasar 64 años para que el anfiteatro volviera a llenarse “hasta la bandera”, a pesar de que, en el transcurso del tiempo desde su fundación, maravillosos artistas, orquestas y grupos musicales y de teatro se han presentado allí.

Esta vez fue gracias a la iniciativa de Darwin González, alcalde de Baruta, quien le ha dado un decidido respaldo a la cultura, y el auspicio de la Embajada de la Unión Europea con el apoyo de las Embajadas de Francia y Alemania, que se presentó un espectáculo maravilloso: el Concierto de Piano número 2 de Saint-Saens con el pianista Kristhyan Benítez y la Carmina Burana de Carl Orff, con la Orquesta Sinfónica Gran Mariscal de Ayacucho, bajo la batuta de la Maestra Elisa Vegas, varios coros capitalinos dirigidos por la Maestra Ana María Raga, y los cantantes Ninoska Camacaro, Álvaro Carrillo y Julio César Salazar. La puesta en escena fue de Roberth Aramburo y Fernando Grantón.

La semana anterior, la ópera Gianni Schicci había presagiado lo que iba a suceder la semana siguiente, cuando casi cuatro mil personas se dieron cita en la Concha Acústica.

Los cálculos de la Alcaldía de Baruta hablan de ocho mil trescientas personas. Yo, que estuve allí, no puedo decir cuántas, pero sí que estaba lleno hasta el último escalón. El espectáculo fue sencillamente espectacular. Elisa Vegas demostró que es una de nuestras mejores directoras de orquesta. Lo mismo digo de Ana María Raga. Kristhyan es sencillamente sublime. Y los cantantes estuvieron estupendos. Todos salimos con los espíritus elevados. Por unas horas estuvimos en el primer mundo. Gracias a todos quienes lo hicieron posible.

@cjaimesb