La importancia de la calle

Opinión | marzo 12, 2020 | 6:24 am.

Sacar la gente a la calle es una prueba de fuego para la alternativa democrática. El líder opositor Juan Guaidó ha convocado a llevar «pliegos de protestas» ante la grave crisis que afecta al país. Retomar la calle es uno de los objetivos centrales en este 2020. Los estudiantes también tendrán que salir a demostrar que hay una generación de relevo que es la esperanza frente al caos oficial que no podemos dejar se perpetúe por más tiempo.

A un año del apagón eléctrico, el sistema está muy débil y las interrupciones del servicio se sienten en todo el país y en la propia capital. No se ha hecho nada de fondo para solucionar el problema. Lo mismo sucede con el transporte, hay una anarquía y el metro en la capital colapsa aún más ante las fallas recurrentes de electricidad. El agua escasea en Caracas y con más gravedad, en toda Venezuela. Los altos precios en escalada son la preocupación mayor de la familia venezolana. Tenemos la única hiperinflación que existe a nivel mundial y el precio del dólar capta la atención diaria de las mayorías. La dolarización llegó para quedarse. Ante la inminente llegada del Coronavirus somos una nación altamente vulnerable y nuestros hospitales y sistema de salud depauperados no son aptos para combatir la pandemia.

En medio del desastre colectivo el oficialismo se va quedando sin efectivo y las reservas líquidas están en mínimos históricos. Las sanciones aprietan. Para contener el malestar general, con cifras de más del 90% de venezolanos que sienten que vamos por mal camino, al oficialismo se le hace cuesta arriba mantener los subsidios del CLAP, los bonos y la gasolina. Maduro está atrapado en el círculo vicioso de la creación de dinero inorgánico para financiar el déficit, con terribles consecuencias para la economía.

En la situación precaria en que vivimos ningún escenario es descartable, incluso puede haber en cualquier momento una explosión social. Es un país que va rumbo al estado fallido, cada vez más incomunicado, con un internet pésimo y unos servicios sin sostenibilidad. Hemos retrocedido más de 100 años y vuelto a lo peor del siglo XIX. Quizá a los preámbulos de la guerra federal. Un país arruinado y dividido, donde grupos de la delincuencia organizada se pasean en la impunidad. La consecuencia es que el cambio va.

@OscarArnal