Las vicisitudes del billete de cien

Opinión | diciembre 31, 2019 | 6:20 am.

El colector me lo advierte al momento de pagarle el pasaje. A partir de enero estos billetes de cien bolívares no se van a recibir más. Porque lo primero que yo le pido, si es que le pago dos mil bolívares con un billete de veinte mil es que no me vaya a llenar de billetes de 100 bolívares, aprovechándose para descargarme los billetes de a 100 que ha recibido.

Los propios cajeros automáticos. Metes la tarjeta en la máquina. Tres mil bolívares; que es lo que están dispensando, salen treinta billetes de cien; cuyo único destino son esos colectores del transporte público donde el pasaje es de lo poco que queda de muy menudo – además de un caramelo. Sólo que, como he dicho, ya los conductores han hecho la advertencia de que hasta el 1 enero tienen vida esos billetes.

He allí el comienzo de todo. Hace tres años que Nicolás Maduro prohibió la circulación del billete de cien bolívares; del cono monetario anterior. Y yo diría, único caso en la historia del mundo de la economía pues ese billete era lo más codiciado de ese cono monetario.

He allí lo que se conoce como una jugada caribeña. Lo que buscaba el gobierno era que todo aquel que tuviera acaparado este billete lo sacara de debajo del colchón, para hablar en términos de Chávez; que era media venezolana. Ya que todavía prevalecía el sistema de pago en efectivo; pues los puntos de venta no daba la talla para hacer inmediata la compra; aparte de que fallaban mucho, y no se habían masificado como ahora.

De modo que debajo de esos colchones había hasta millones de bolívares; como se vería posteriormente, luego de haber adoptado Maduro esa medida, en las colas que comenzaron a hacerse en las puertas de los bancos; la gente desesperada depositándolo.

Y aquello fue el despelote porque hasta muertes se registraron, a partir de unos amotinamientos que se produjeron puesto que Maduro le dio un plazo de vigencia al billete para el 15 de diciembre de 2016; de modo que la gente amanecía en esas colas; exponiéndose a las inclemencias del tiempo o a ser objeto de atraco; lo que ocurrió. Aquel diciembre se transformó en sangriento a partir de esta medida; por decir lo menos; mientras el gobierno se llenaba de billetes de cien; teniendo a la vista una serie de compromisos salariales que cumplir, y la sorpresa era que ese billete se mantenía vivo a partir de una prórroga que le había dado Maduro, y así solucionaba el problema de la carencia del efectivo en los bancos que empezaba también a manifestarse, derivado del exceso de liquidez y la aceleración de la inflación; consecuencia del financiamiento del déficit fiscal por la vía monetaria. Esto es, por la vía de la impresión de dinero sin respaldo.

Y donde habría que agregar lo de la política del reparto, a cambio de compra de voluntades, traducida en decretos de aumentos desproporcionados de salarios que no iban sino a propiciar desequilibrios en la economía, para terminar siendo pulverizados por la inflación; lo que explica que el gobierno haya tenido que adoptar uno y otro cono monetario; siendo la bisagra el billete de cien bolívares: en un momento codiciado, en otro despreciado.

Que es algo que no ha dejado de escucharse en el medio de los economistas. Esto es, que lo mejor será imprimir billetes de monopolio, como se dice en términos coloquiales; dada la velocidad con la que se deprecian los conos monetarios en medio de una hiperinflación, que vuelve basura las unidades de pago. Y es así como uno puede encontrarse con la escena de un trío de niños jugando con fajos de ese billete de cien bolívares; o como cuando, al fin, llegaron los billetes del nuevo cono monetario, y que alguna entidad bancaria decidió colocar en bolsas de basura porque ocupaban demasiado espacio en su bóveda. pues lo otro que se maneja es que, dentro de la inoperatividad del Banco Central de Venezuela ya no hay ni personal que se ocupe de limpiar las bóvedas de las entidades bancarias, y así uno ve con dolor como se desperdicia algo que en algún momento llegó a tener un gran valor; tanto que llamó la atención hace años atrás cuando una empanada pasó a valer más de cien bolívares.

Obsérvese que la entrada en circulación de la nueva familia de billetes; que serían los de 50, 20 y 10 mil, ha venido a constituir la puesta en vigencia de un nuevo cono monetario; sólo que sin anuncio de ningún tipo, y en donde se presenta una gran aberración; pues si no estás dispuesto a admitir los billetes de cien; que te pueden dar en determinado retiro bancario, entonces son sólo con estos billetes, que pagan, y si no cuentas, sobre todo, con 50 ó 20 mil bolívares en tu cuenta, te tienes que ir del banco con las manos vacías; que es lo más indignante del caso, y que incluso menos de diez mil no se puedan sacar para pagar pasaje.

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