
"Los 1.000 días de Leopoldo López le duelen a todo un continente. Significan que el hemisferio aún no está libre de persecución política", escribió Almagro.
Seguidamente, indicó que "Leopoldo López encarna el ejemplo de quién ha elegido no ocuparse sólo de sí mismo, sino anteponer la libertad de su país a la propia".
En su columna en El País, Almagro expresó que "los 1.000 días Implican, además, que los esfuerzos y el acumulado histórico de nuestros países en favor de la democracia no han superado aún los reflejos dictatoriales de quienes pretenden aferrarse al poder aún en contra de la marea popular que los rechaza".
Destacó además que "la tragedia de Venezuela hoy por hoy tiene muchos momentos de grandeza encarnados en personas anónimas: las madres y los padres que realizan esfuerzos descomunales para obtener alimentos para sus hijos en medio de la dolorosa escasez, el sacrificio de los enfermos para sobreponerse a los problemas físicos sin contar con medicinas, las historias desgarradoras de quienes debieron partir al exilio".
Remató diciendo que "ante la urgente necesidad de restablecer los derechos y la democracia en esa nación corresponde al gobierno, a la clase política, al pueblo venezolano y a los países de la región responder la última de las preguntas: ¿si no es ahora, cuándo? Es hora de liberar ya a Leopoldo", concluyó.