Elecciones bajo la sombra, en la UCV

Opinión | junio 1, 2022 | 6:28 am.

Recientemente, se realizaron las elecciones estudiantiles en la Universidad Central de Venezuela (UCV), cuya importancia y referencia para el país está fuera de toda duda.

Siempre este evento fue noticia, pues los candidatos se hacían presente en todos los medios de comunicación; y, ahora, apenas, podemos adivinar el nombre de uno o dos de los bachilleres electos para la federación o algún centro de estudiantes. Ni siquiera el régimen se tomó la molestia de torpedearlas, como hizo tiempo atrás con unos comicios parecidos la Universidad de Carabobo, porque los niveles de abstención fueron gigantescos y, en  consecuencia lógica, los triunfadores de la tan clandestina consulta son ampliamente desconocidos en el ámbito universitario.

Faltando el detalle, a los dirigentes salientes y los entrantes de los semestres más avanzados no se les vio ni por una remota casualidad, protestando por el allanamiento de la sede universitaria con el pretexto de que remodelaban el recinto. Todavía estamos buscando el testimonio de protesta por la presencia y el paseo turístico que se dio Nicolás Maduro en la Ciudad de Carlos Raúl Villanueva, junto a su equipo de gobierno. La rectora y los presidentes de la FCU, la APUCV y demás gremios, tienen en su haber el silencio sepulcral que guardaron al violentarse el área y la autonomía universitaria. Y, por supuesto, toda la comunidad pasa factura.

De nuevo tomaron las elecciones fueron dirigidas por los partidos del status quo de la oposición, incluyendo la versión de los que no están alineados, acusados de aliados del régimen, que han destacado más por el ataque que han hecho a las autoridades universitarias que por la denuncia de los abusos de un gobierno al que no tocan ni con el pétalo de una rosa. ¿Para qué una plancha del Psuv si no tienen gente y, además, esos aliados en formación les hacen el mandado?

Lo curioso de todo esto es que habría ganado Primero Justicia el torneo, en una fórmula que incluye a algunos de los partidos que, públicamente, lo impugnan fuera de la universidad y si participen ―  otro detalle del show ― como partidos antisistema.  Que no digan que fue en nombre de la unidad, porque jamás se sentaron juntos ni siquiera a discutir la reforma de la Ley de la Transición que Guaidó impuso a rajatabla.

Y tampoco afirmen que son muy noveles en la universidad, porque ya tienen muchos años trajinándola sin lograr levantar un liderazgo estudiantil confiable.  En el chiripero entraron Encuentro Ciudadano y Vente Venezuela, por ejemplo; para más ñapa, ambos partidos se dicen liberales y de derecha; los dos se denominan del antisistema; y tras bastidores sus jefes consintieron el respaldo a PJ. Nadie osó preguntar de dónde sacaron los reales para timbrar las franelas que rodaron por todo el desolado campus.  Y, por cierto, esto ocurrió mientras dirigentes profesorales de la UCV, los mismos que se caían a codazos para hablar en la AN de Guaidó, visitaron el Palacio de Miraflores, nuevamente, para esos diálogos que mientan sociales, y celebraron que el gobierno de la usurpación reconoce a la Fapuv. ¿Estudiantes y profesores creen que la gente no se da cuenta? Hay una doble moral que justifica una política hecha en la universidad, en la emblemática UCV,  desconocedora de una gran tradición histórica de lucha por la libertad de cátedra y por la autonomía universitaria.

Estos no son los dirigentes estudiantiles de antes que merecieron la atención de grandes sociólogos, como Orlando Albornoz, quien trató de caracterizar su participación  adecuadamente.

El régimen reprimió duramente a los estudiantes en 2014 y 2017, eliminando a casi todo el liderazgo del país. Durante el mandato de Juan Vicente Gómez, por ejemplo, ocurrió algo semejante: el régimen terminó con la Asociación General de Estudiantes de la UCV, una de las dos o tres casas de estudios superiores que había en Venezuela.

Pasaron los años, y renació el movimiento estudiantil con una  Federación de Estudiantes presidida por Raúl Leoni, que protagonizó los hechos de 1928. Entonces, cabe preguntarse ¿cuál ha sido la escuela de estos dirigentes de ahora? Y se levanta la sospecha: en la UCV asistimos a una suerte de ensayo general de lo que serán las primarias previstas para 2023, por el modo y el silencio de proceder de uno de los partidos del G4 a los que se pegaron los partidos menores, resguardando los mismos intereses.

Aunque no hay certeza del reglamento, tras bastidores se conocen algunas de las posibles acciones que tomará el G4 para la unificación de la oposición que no es más que los cuatro partidos integrantes más tres o cuatro aliados más que representan las minorías y el resto de espectro opositor o que dice ser llamados así, quedará a su suerte. Esto nos da que tres o más bloques  competirán contra el régimen en las futuras elecciones presidencias del 2024. Esto indica un precedente de aquí en adelante para futuras alianzas y futuras elecciones.

Esta situación nos lleva a pensar y reflexionar en el trabajo del político: trabajar de frente con la gente, hacia la gente y no a sus espaldas para, simplemente, posicionarse o tener el control de la situación país. Y aunque los estudiantes entendieron que adentro de la universidad hay que unificarse para obtener la victoria, alineados y no alineados intentaron aliarse, ojala que los triunfadores luchen a favor de las reivindicaciones universitarias y no sean, simplemente, unos militantes partidistas que sigan instrucciones para favorecer a su partido.

Aquellos que insistimos, resistimos y persistimos, estamos conscientes que 20 años son suficientes para aprender la lección y no caer en los mismos errores. Las luchas intestinas solo destruyen desde dentro a los partidos Escuchar el sonido del silencio siempre permite detectar el rumor del río.

@freddyamarcano