Constituyente, una obra en construcción

Opinión | mayo 15, 2022 | 6:24 am.

Uno de los errores más comunes en el que incurren periodistas y entrevistadores, y en general la mayoría de las personas, cuando por primera vez se enfrentan con la propuesta Constituyente que impulsa ANCO es pensar que la razón que motiva el planteamiento es que la propuesta constituyente es una manera más de acabar con el régimen que azota a Venezuela.

Y de allí se origina un intercambio que desvirtúa completamente el mensaje que intentamos enviar a los venezolanos, planteando una discusión –a mi juicio completamente errónea y estéril- que tiene como eje central que el régimen impedirá un proceso como ese. Y la verdad es que si se tiene esa duda es porque no se ha comprendido a cabalidad de qué se trata nuestra propuesta, o lamentablemente no la hemos sabido explicar bien. Y ese es el motivo de este nuevo intento. Y hay que explicar, explicar y volver a explicar, con mucha paciencia, todas las veces que sean necesarias.

Y esta es una discusión que atañe a todos quienes piensen de la misma forma. Solo existen dos maneras de abordar la discusión constituyente, siendo la primera, por ser la más obvia, la que propone que esta es una alternativa para salir del régimen. Y eso no podría estar más equivocado. Permítanme explicarlo con más detalle de nuevo, porque eso va a la base misma del concepto que plantea un proceso este.

Una Asamblea Constituyente pretende reunir a los legítimos representantes del pueblo para decidir acerca del Pacto que debe existir en todo país entre gobernantes y gobernados. La definición misma de la República y el alcance de sus Poderes Públicos, sus valores republicanos fundamentales, los lineamientos principales para la distribución del ingreso que es de todos, la justicia, quien decide las leyes, el papel que deben jugar la Fuerzas Armadas en la garantía de que ese Pacto se respetará. Esos son solo algunos de los aspectos maestros que se describen en ese Pacto que, una vez que se pone en blanco y negro, se denomina Constitución.

La convocatoria del pueblo para realizar una cosa de semejante trascendencia e importancia para la vida de una Nación, no puede ser de ninguna manera para destituir del poder a ningún gobernante. Los gobernantes, por más que duren en el poder, no son más que accidentes en la historia de un país. Lo fundamental es lo que deciden hacer los ciudadanos en su conjunto. De allí que la discusión que plantea ANCO es precisamente esa, la discusión a fondo entre todos los venezolanos de ese Pacto social, que la Iglesia Católica certeramente ha denominado Refundación de la Nación, y que define las reglas que regirán entre gobernantes y gobernados, y que requiere urgentemente una actualización a la luz de la realidad actual de Venezuela. Esa es la discusión de fondo que queremos dar, no sacar a Maduro o a quien sea del poder en Venezuela. Detallaremos esto más adelante.

Para esa discusión de fondo, ANCO ha planteado al país un papel de trabajo titulado “El Gran Cambio” . De ese documento, muy poco leído y conocido, es sobre el que debería interrogarse a los representantes de ANCO en todo el país. De ese papel de trabajo deberían realizarse foros, discusiones, consultas y contrapropuestas. Lamentablemente hemos visto muy poco de eso de parte de quienes objetan nuestra propuesta, y mucho menos de quienes hacen comunicación social. Todos lo enfocan erróneamente como “una manera más de sacar a Maduro” o si el régimen permitirá o no ese proceso.

Ahora bien, esta gran confusión tal vez se origina por las posibles consecuencias que el proceso Constituyente puede tener, en particular para el Poder Ejecutivo. Y eso es relativo. En el caso ideal que todas las fuerzas políticas y de la sociedad civil confluyeran, porque así se convencieron, en que un proceso Constituyente es la solución más conveniente para abordar la crisis que azota al país, solo el Constituyente reunido una vez electo podría disponer de los Poderes Públicos. Y podría darse el eventual caso que el Constituyente decida dejar intacto al Poder Ejecutivo –ergo, dejar a Maduro en su sitio- hasta la realización de unas elecciones libres, justas y verificables, garantizando previamente las condiciones de transparencia necesarias del Poder Electoral.

De allí que la Constituyente no pueda ser vendida de ninguna manera al país como una suerte de bomba “solo-mata-chavistas-maduristas”, sino como una solución incluyente para lograr que el país se reconstruya en paz, con la colaboración de todos los venezolanos, sin importar su condición política. Y eso es de hecho lo que está pidiendo a gritos la Comunidad Internacional, y aquellos que tienen la responsabilidad política de hacérselo entender, están usando esa honda aspiración de todos para acomodar sus propias aspiraciones electorales.

Lo peor de esa situación es que aun cuando logren hipotéticamente ganarle al régimen esas elecciones en el 2024, y sobre las cuales anuncian primarias ahora, el hecho de solo cambiar el Poder Ejecutivo de un sistema totalitario que tiene en sus manos el resto de los Poderes Públicos y que no ha disimulado sus intenciones de permanecer para siempre en el poder, al nombrar un Tribunal Supremo de Justicia completamente acomodado a ese objetivo, difícilmente garantizara la paz y la estabilidad democrática que la Nación necesita, sin contar con la destrucción sistemática que continuará sin parar hasta esa fecha.

Las fuerzas opositoras deberían deponer sus aspiraciones legítimas de poder, para proceder a Refundar la Nación antes de volver a llamar a una elección en Venezuela, garantizando ellos mismos, a través del apoyo a esta iniciativa, la existencia de un Poder Electoral creíble para los venezolanos, a través de una Asamblea Nacional Constituyente.

Si todo el mundo, políticos opositores y sociedad civil, remáramos en esa misma dirección, estoy seguro de que pudiéramos en bloque, y con la ayuda de la Comunidad Internacional, con los EEUU al frente, doblegar al régimen hacia unas negociaciones para llegar a esa solución. Pero seamos realistas, con la oposición política actual ha sido imposible. Tienen una agenda e intereses diferentes, con enfoques que no coinciden en priorizar la situación de urgencia de los venezolanos, considerando primero al país y a quienes somos víctimas de esta tragedia. Es lamentable decirlo, pero lo han demostrado con los hechos.

Ante esa realidad, ANCO decidió desde su fundación recorrer el camino como sociedad civil, acompañados de aquellos factores políticos que entiendan la profundidad del problema, convenciendo y buscando el respaldo de los venezolanos, organizando Estado por Estado a aquellos ciudadanos que no teman transitar un camino diferente, convenciéndolos en cada rincón de Venezuela de este planteamiento inclusivo. Tenemos el aguante y la paciencia. Para nosotros esto no es una carrera para ganar la Presidencia de la República, es un duro esfuerzo mancomunado para llevar a cabo una obra que aún está en construcción para Refundar a Venezuela.

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