La lección aprendida del revocatorio

Opinión | enero 26, 2022 | 6:26 am.

Como siguiendo el título de la famosa novela de García Márquez, el régimen anuncio la muerte del Referendo Revocatorio – una crónica que muchos esperábamos incluyera una lenta agonía. Pero no ocurrió así.

Los tres Rectores oficialistas no esperaron mucho para poner el Referendo en el paredón de fusilamiento. Inmediatamente, saltaron los proponentes quejándose de algo que ya sabían de sobra: la arbitrariedad con la que el Poder Electoral del régimen siempre ha actuado. Y aun de esta manera, esperaban cambiar inútilmente la pena de muerte del Referendo, cuando esta ya había sido decretada.

Pero de nuevo, con el régimen y su oposición siempre es importante hacerse las preguntas correctas. ¿Por qué el régimen, luego de poner las cosas muy fáciles al comienzo, dejando que los proponentes no necesitaran el 1% de firmas del padrón electoral con la solicitud, decide horas después cortarle todas las posibilidades al revocatorio? ¿Qué paso allí?

Y no me digan que fue una equivocación. Creo que sí había la seria intención de transitar esa vía pero algo ocurrió. Si ya había acuerdo entre el régimen y su oposición para entretener al pueblo venezolano un año más en una farsa que definitivamente no ganaría la oposición, y que serviría para aceitar sus maquinarias para el 2024, ¿por qué entonces el régimen la detuvo?

La respuesta puede ser México. Las exigencias de los EEUU al presionar por el retorno a la mesa de negociaciones pondría en graves aprietos a Maduro para asegurar un proceso más limpio luego del 21N y los informes de la Unión Europea. Si la oposición lograba recoger las firmas para iniciar ese proceso, esta vez con la ayuda de Maduro por la conveniencia de ese revocatorio para su régimen, ¿qué necesidad tendría el régimen de correr el riesgo de someterse a más problemas, en una mesa de negociaciones sobre cuál tendría que dar alguna concesión a la Comunidad Internacional, y en especial a los EEUU? Ninguna.

Tal vez, al igual que en Barinas, las comunicaciones de los Chávez con La Habana funcionaron otra vez, presionando al régimen a acabar con ese intento de relegitimación de una vez y para el resto del período, a pesar de que esa cuenta de fechas ya estaba bien programada en el CNE para que cualquiera que resultara ganador de ese referendo –si es que se daba- fuera Maduro y su corte, con Delcy Rodríguez a la cabeza. Punto para los Chávez de nuevo.

Pero la realidad política es brutal. Los proponentes de la iniciativa decidieron tirar la toalla con las consabidas rasgadas de vestidura y expresiones de inconstitucionalidad del proceder de ese organismo del régimen, que ya todo el país conocía, pero que al parecer ellos ahora empiezan a entender.

Pero la declaración que más me deja perplejo es la que da del Rector “opositor” Roberto Picón: “No hay una plataforma donde se vea que se garantice el secreto de las personas que participen”. ¡Pero eso no tiene nada que ver con el tiempo para hacer un revocatorio! Si la institución que representa Picón es incapaz de garantizarnos a los venezolanos que sus datos no serán violentados y utilizados con fines persecutorios, se podrían tardar lo que quieran los técnicos del CNE para hacer programas, y los datos terminarían en manos del régimen, como lo hemos indicado de manera reiterada en este rincón de la red.

Una nueva Lista de Tascón estaba en nuestro futuro, y eso lo corroboró sin ninguna vergüenza Diosdado Cabello: “El presidente tiene todo el derecho de saber quiénes quieren revocarlo. Nosotros nos reservamos el derecho de acudir al CNE para pedir el listado de todas las personas que solicitan el referendo”.

Pues ni Cabello, ni Maduro, ni Chávez en su oportunidad, cuando el Diputado Tascón transcribió y usó la lista de los venezolanos que firmaron el revocatorio del año 2004, tienen el derecho de utilizar esos datos de los venezolanos. Aunque en Venezuela no existe una ley especial para la protección de los datos personales de los ciudadanos, tanto la Constitución como la legislación vigente podrían proteger ciertamente su uso. Pero en tiranía la cosa es diferente.

Para información del Sr. Cabello, los Artículos 28, 48 y 60 Constitucionales les dan a los venezolanos el derecho a la protección a su vida privada y ser dueños de los datos que posea sobre ellos la administración del Estado.

Pero además de eso, le recuerdo al régimen la previsión establecida en la Ley Especial contra los Delitos Informáticos, que su Artículo 20 establece claramente: “Artículo 20. Violación de la privacidad de la data o información de carácter personal. Toda persona que intencionalmente se apodere, utilice, modifique o elimine por cualquier medio, sin el consentimiento de su dueño, la data o información personales de otro o sobre las cuales tenga interés legítimo, que estén incorporadas en un computador o sistema que utilice tecnologías de información, será penada con prisión de dos a seis años y multa de doscientas a seiscientas unidades tributarias. La pena se incrementará de un tercio a la mitad si como consecuencia de los hechos anteriores resultare un perjuicio para el titular de la data o información o para un tercero”.. Esa Ley fue aprobada antes del exabrupto del Diputado Luis Tascón, esto es el 4 de septiembre de 2001 en una Asamblea Nacional completamente oficialista.

Diosdado Cabello, en su condición de exdirector de Conatel, conoce perfectamente esta previsión legal, de allí que mal podría amenazar a los venezolanos con solicitar sin su consentimiento ninguna información al CNE contenida en sus servidores. En el supuesto de darse un revocatorio, es precisamente el Rector Roberto Picón y el resto del directorio del CNE quienes se deben poner frente a esa defensa de acuerdo a las previsiones legales y Constitucionales.

Pero como estamos en el país del desconocimiento de la ley y el Estado de Derecho, no es raro que personajes del régimen como Cabello hagan declaraciones de ese tipo. Sin embargo, es sumamente contradictorio y grave que personajes como el Rector Roberto Picón, que siendo parte de una supuesta oposición, diga públicamente que no puede defender los derechos y los datos de los venezolanos porque existe un régimen que hace lo que le viene en gana. ¿Para qué entonces lo pusieron allí, en primer lugar? Solo por declarar esa barbaridad debería renunciar inmediatamente y comenzar a luchar por un sistema electoral verdaderamente auténtico.

La gran pregunta que estarán haciéndose los venezolanos es ¿y ahora, de aquí para donde? La cadena de engaños, cohabitación y meteduras de pata opositoras han sido de tal magnitud que es inútil cualquier crítica que podamos hacer. Es hora de las propuestas concretas y realizables, en especial aquellas que no incluyan a los poderes controlados por el régimen, y menos aún el electoral. Ojalá que el país haya terminado de aprender esa lección.

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