Definir el rumbo, la estrategia

Opinión | octubre 11, 2021 | 6:28 am.

Me refiero al rumbo, al camino, a las estrategias y tácticas para alcanzar el objetivo. Se dice fácil pero sé que es complicado.

Sin embargo no hacerlo hará imposible el logro del objetivo que la inmensa mayoría de la población aspira. Cuando esto sucede se abre el camino para la frustración y la desesperanza. También para la desconfianza con relación a los políticos protagónicos y se amplía el desprestigio de la politiquería que algunos ya confunden con la Política con P mayúscula.

Si el objetivo primario es ponerle punto final al cese de la usurpación, el esfuerzo integral debe concentrarse en la salida de Nicolás Maduro. Es el primer gran paso para poder concretar la tan ansiada refundación de la República para lo cual la nación está preparada aunque algunos piensen lo contrario.

Es muy importante que el liderazgo democrático analice sus actuaciones de este tiempo. Si lo que señalo está equivocado deben decirlo con coraje y honestidad, pero si todavía piensan que hablamos en la dirección correcta tendrán que evaluar las líneas de acción que están adelantando.

No sé si en los extraños encuentros realizados y por realizar en México hay algún punto concreto destinado a, por lo menos, discutir las condiciones que necesitaría Maduro para retirarse y abrir la puerta al cambio integral. Este planteamiento aún tendría el apoyo de la gran mayoría del país y de la comunidad internacional tan identificada con este objetivo fundamental. Todo lo demás sería secundario y hasta inútil. Además, prolongar en el tiempo lo que actualmente se hace sería echarle baldes de agua fría a ese gran apoyo internacional que espera de nosotros mayor decisión y firmeza para recuperar la libertad y la democracia plena.

Las últimas actuaciones y declaraciones de Maduro y algunos de sus más cercanos colaboradores permiten concluir que no hay ninguna posibilidad de cambio para bien mientras mantengan el poder acumulado. No hay ninguna política, decisión seria, ideas concretas, planes o proyectos para ninguna de las áreas en crisis. Todo lo contrario. Como hemos dicho muchas veces el régimen camina hacia peor de manera permanente. Este socialismo comunistoide del siglo XXI no funciona ni funcionará. Está probado.

En el campo de los verdaderos demócratas tenemos que intensificar el esfuerzo por una unidad real y sincera que trascienda lo estrictamente electoral. Ya basta de “alacranes” y traidores oportunistas. Están perfectamente identificados. Todos debemos entender que no se trata de una cohabitación con el mal. Hay que trabajar por el bien al precio que sea sin abandonar el objetivo del cambio radical e integral que Venezuela necesita.

En esta hora difícil, Colombia es el gran aliado político y operativo a nuestro alcance. Somos una misma nación, aunque contenida en dos repúblicas.

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