Exclusiva ND | Benigno Alarcón: Maduro no pondrá en peligro su poder en México (vacunas, sí; CNE, no)

Política | agosto 24, 2021 | 1:48 pm | .

El director del Centro de Estudios Políticos de la UCAB, Benigno Alarcón, explicó este martes las razones por las que la oposición está en desventaja ante el chavismo en las negociaciones en México. Destacó que Maduro no está dispuesto a entregar ninguna concesión que le reste poder y la oposición, por el otro lado, no controla nada.

En entrevista concedida a ND, Alarcón dijo que las en México, que iniciaron el pasado 13 de agosto, no son muy diferentes de las anteriores debido a que, en todas, el gran problema ha sido que son muy asimétricas: el gobierno controla el territorio y las instituciones, mientras que la oposición no controla nada, ni siquiera la Asamblea Nacional. Sin embargo, rescató que este proceso parece más organizado y la agenda es conocida por los venezolanos.

A su juicio, la negociación de México servirá también «muy poco» para las elecciones del 21N. «El 60% de la elección ya sucedió y lo que sería una condición favorable ya no lo es tanto si te la otorgan de manera inoportuna. De poco sirve que digan que puedes correr, cuando ya todos empezaron a correr. Sabemos que la posibilidad de que gane la carrera se reduce. Si levantas una inhabilitación tarde, puedes hacer algo, pero lo más seguro es que termines perdiendo. Si me habilitan un partido cuando yo he descartado la posibilidad de postular candidatos como partido, pues ya sirve de poco».

Sobre lo que busca la oposición en México, Alarcón lo tiene claro porque la alternativa democrática ha sido transparente: elecciones libres y competitivas que busque una salida electoral a la crisis.

Pese a que solo quedan 5 días para que finalice el proceso de postulaciones de candidatos (29 de agosto), enfatizó que la oposición tendrá alguna oportunidad si es capaz de organizarse, «pero todas las condiciones están en contra».

«Deberá presentarse con candidatos unitarios para gobernaciones y alcaldías si quiere tener alguna oportunidad de éxito. Además, donde no se logren acuerdos la posibilidad de ganar es muy bajo. Es primordial que la oposición piense bien dónde competir (…) En caso de que no pueda hacer eso sería mejor no participar porque el peor escenario para la oposición es participar y ser barridos, eso los pondría en una posición muy débil y hace que básicamente se tengan que reconstruir desde cero y nos colocaría en un escenario de debate dónde todo el mundo va a pelear por el liderazgo de la oposición».

A continuación nuestra entrevista:

Según un estudio del Centro de Estudios Políticos de la UCAB, 32% de los consultados tienen esperanzas en esta nueva ronda de negociación, ¿a su juicio, qué diferencia este proceso de los que se han realizado desde 2016?

– La realidad es que no se diferencian en mucho. Creo que la gente en general siempre ha preferido una solución pacífica, una solución negociada, a una solución violenta. Entonces, todo intento por resolver el conflicto por esta vía siempre va a tener cierto nivel de apoyo; otra cosa distinta es si la gente cree que el problema se va a resolver por esta vía, por supuesto que sobre esta premisa, la cantidad de gente que responde de forma positiva es mucho más baja, básicamente porque la gente quiere, pero es muy escéptica en relación a los resultados.

– Sin embargo, el gran problema que ha habido antes y ahora sobre la negociación desde el año 2002 es que siempre hemos estado en procesos de negociación muy asimétricos, porque el régimen tiene el poder controla el gobierno controla las instituciones, controla el territorio, por lo que cualquier concesión que haga el gobierno implica una pérdida de ese poder.

– Mientras que, en el caso de la oposición no tiene el control de las instituciones, lo tuvo de la AN, pero no lo tuvo de otras instituciones y ahora no controla ni la AN propiamente. Esto hace que la oposición esté en una situación de desventaja.
Si el gobierno no va a ninguna negociación, su mejor alternativa es lo que tiene hoy, el estatus quo. Mientras que la si la oposición no va a ningún acuerdo, su status quo es no tener acceso al poder, sigue sin ser gobierno, sin tener el control de las instituciones. Esa situación existía antes y sigue existiendo ahora.

– En cuanto a diferencias sobre las características, es un proceso que luce más ordenado gracias a la iniciativa de los noruegos, este proceso tiene una agenda que se hizo pública -lo que no implica que no se hablará de ninguna otra cosa-, pero por lo menos, hay un anuncio público de cuáles son los temas que se van a discutir. Además, está el interés de EEUU y Europa de tratar de aportar al éxito, pero al final del día, la negociación depende de las dos partes que están en la mesa.

Usted afirmó en una reciente declaración que el chavismo busca dos cosas en México: reconocimiento internacional y levantamiento de sanciones. Pero, ¿qué está dispuestos a ceder para lograr dichos objetivos? ¿Estaría dispuesto a poner en peligro su permanencia en Miraflores?

– Yo creo que no. Creo que el límite justamente está allí porque ellos no están dispuestos a hacer nada que ponga en peligro el control sobre el poder. La búsqueda de legitimidad y del levantamiento de sanciones son cosas que se consiguen o que se buscan conseguir a cambio de una concesión. El fin de sentarse en una mesa y estar en este escenario implica reconocimiento. La simple puesta en escena implica reconocimiento. Si no se reconociera que ellos tienen el poder o que ellos tienen el control no estarían allí. Acudir a la negociación, aunque no dé nada, de alguna manera implica reconocimiento y el gobierno no tiene que dar ninguna concesión a cambio.

– El problema es en la negociación. Mi impresión es que no habrá ninguna concesión en relación a las sanciones, mientras no haya una concesión importante del lado del gobierno; y las concesiones para el gobierno son muy complicadas porque implican entregar poder en alguna medida. Si la concesión fuera un nuevo CNE en el que ningún rector esté vinculado al gobierno, ni a la oposición y fuera totalmente independiente, pues obviamente el gobierno pierde el control del CNE y no pareciera que está dispuesto a esto.

– Si me dices que la concesión es la reinstitucionalización del TSJ, lo que implica magistrados independientes, el gobierno tampoco daría ese paso. Si las concesiones implican un juego electoral donde el gobierno puede perder, no le va a interesar y no estará dispuesto a dar todas las condiciones. Muestra de esto es que al día de hoy no se ha levantado ninguna inhabilitación, que todavía hay tiempo, sí, pero el período de postulaciones termina la semana que viene.

– Si un partido no postuló sus candidatos no lo puede hacer después. Entretanto vemos como PJ como partido no existe en este momento para el CNE. VP tampoco existe y AD propiamente no existe. Entonces, el tema es cuesta arriba porque solo podrían inscribir con la MUD, pero eso implica ponerse de acuerdo en un tiempo récord y es muy poco probable que esto pase.

¿Usted cree en la tesis según la cual el oficialismo solo buscar ganar tiempo en México (y en cualquier negociación)?

– Creo que una de las cosas que ha buscado ganar siempre en los procesos de negociación es el tiempo, pero esta vez no la tengo tan claro. Se me ocurren dos cosas por las que el tiempo podría ahora jugar a su favor: la primera es mayor desgaste de la oposición y de Guaidó puede ser algo que el tiempo le dé. Y lo segundo es esperar que pasen las elecciones parlamentarias en EEUU para ver si Biden está dispuesto a acercarse a Venezuela, que no lo está ahora. Algunos dicen que no está dispuesto a hacerlo porque eso le puede acarrear costos políticos de cara a las elecciones y esto podría ser otra explicación.

– Pero no sé me ocurren muchos argumentos para creer que esto sea así. El gobierno (chavismo) ha intentado ganar tiempo cuando hay una protesta muy activa, tiempo para que se desgaste. En definitiva, creo que ahora, Maduro busca ganar legitimidad, superar el tema de las sanciones y llegar a la elección de noviembre, sin mayores problemas, tener un resultado favorable para decir: «gané esta elección, tras ser reconocidos y estos señores de la oposición mayoritaria ni participaron o si participaron perdieron, por lo que yo no me siento más con ellos y ahora pido sentarme con los que participaron y ganaron».

¿Qué busca la oposición en México, realmente, y cuáles son las presiones a las que está sometida la oposición en México? Recientemente Elliott Abrams sugirió que los partidos del G4 están “lanzados” a las elecciones del 21N y desean un acuerdo electoral así sea mínimo. ¿Qué opina usted?

– Yo honestamente creo que hay un error porque la negociación de México – a mi juicio – va a servir muy poco para la elección, primero porque el 60% de la elección ya sucedió y lo que sería una condición favorable ya no lo es tanto si te la otorgan de manera inoportuna.

– De poco sirve que digan que puedes correr, cuando ya todos empezaron a correr, sabemos que la posibilidad de que gane la carrera se reduce. Si levantas una inhabilitación tarde, puedes hacer algo, pero lo más seguro es que termines perdiendo. Si me habilitan un partido cuando yo he descartado la posibilidad de postular candidatos como partido, pues ya sirve de poco.

-El efecto que las negociaciones puedan tener a estas alturas es relativamente poco, yo creo que lo que la oposición busca en México y han sido transparentes en esto, es lo que han dicho y lo que está expresado en el Memorando de entendimiento y en el discurso de Gerardo Blyde: se buscan elecciones libres, competitivas porque el objetivo más importante es una salida electoral a la crisis.

¿Qué cree más probable: acuerdo mínimo o patada a la mesa?

– Yo creo que hay unos acuerdos que al final no le molestan ni al gobierno, ni a la oposición. Quiere decir que puede haber acuerdos en materia de vacunas porque no molestan a nadie, ni generan una ventaja. Otros acuerdos en temas urgentes podría ser el tema del gasoil o la ayuda humanitaria y sobre esto pueden haber acuerdos. Lo complicado es el acuerdo político, pero una cosa no excluye a la otra porque puedes tener una negociación donde al principio hay acuerdos mínimos, y cuando vienen los acuerdos duros, el gobierno termine apartándose de la mesa como lo ha hecho en otras oportunidades. Eso puede pasar.

Bajo el escenario de patada a la mesa, ¿cómo luciría el panorama político para 2022 y más allá?

– Hablar del 2022 a estas alturas es complicado, pero hay algunas cosas que podemos ver ahora. Este año 2021 creo que el gobierno seguirá avanzando en el autoritarismo, el gobierno va a dominar la mayoría de los espacios electorales, y creo que de cara al 2022, la oposición va a estar en una posición muy comprometida si no se organiza. Esto pone en peligro su continuidad como oposición, si no se ordena la narrativa.

– Creo que el resultado más peligroso para la oposición es participar en esta elección, bien sea por falta de organización o de unidad, con muchos candidatos en una misma localidad, este es el escenario más peligroso. El gobierno busca una estrategia muy parecida a la de las parlamentarias que es atraer muchos candidatos a la elección para que se genere una dispersión del voto. Así, aunque los votos contra el gobierno sean mayoría, la oposición termina perdiendo.

– En 2022 el gobierno empezará con una posición mucho más sólida. La oposición mucho más comprometida en una posición mucho más complicada y con la necesidad de organizarse para poder tomar nuevamente impulso. La otra cosa que no se nos puede olvidar es la posibilidad de un revocatorio.

Este fin de semana Jorge Rodríguez desmintió que las elecciones del 21N vayan a ser postergadas. Y Tania D’Amelio recordó que inhabilitados no podrán postularse. Pareciera que el 21N es “business al usual” (sobre todo porque la negociación en México podría tomarse seis meses) ¿Debe o no debe asistir la oposición a dichas elecciones?

– Nuevamente la oposición tiene alguna oportunidad si tiene la capacidad organizativa para montar una estructura fuerte, pero tiene todas las condiciones en contra. Deberá presentarse con candidatos unitarios para gobernaciones y alcaldías si quiere tener alguna oportunidad de éxito. Además, donde no se logren acuerdos la posibilidad de ganar es muy bajo, es primordial que la oposición piense bien dónde competir y presentar candidatos unitarios.

– En caso de que no pueda hacer eso, sería mejor no participar porque el peor escenario para la oposición es participar y ser barrido. Eso los pondría en una posición muy débil y hace que básicamente se tengan que reconstruir desde cero y nos colocaría en un escenario de debate dónde todo el mundo va a pelear por el liderazgo de la oposición.

A la par de las negociaciones, miembros de Mover siguen apostando a un referéndum revocatorio. ¿Qué cree usted?

– El revocatorio es una jugada muy inteligente porque es una opción constitucional, aunque obviamente el gobierno hará hasta lo imposible porque esto pase, porque sabe que las posibilidades de perderlo son mínimas. Pero creo que es una jugada que valdría la pena intentarla y que sea parte de la mesa de negociación en México, porque si se hará un revocatorio sería importante que haya observación internacional desde la recolección de firmas.

– Esta es una jugada a la cual no se debe renunciar. Se debe evaluar porque es una ventana que abre la constitución y el gobierno no se puede negar a ella.