El peor presidente de Pdvsa

Opinión | agosto 23, 2021 | 6:26 am.

Siempre ha existido la confusión entre lo que significa actuar como un gerente capaz de ejecutar los planes y programas designados para cada sector o empresa y la formación profesional y humanística que se requiere para presidir, dirigir instituciones cuyos objetivos estratégicos superen el conocimiento técnico especializado.

Sin embargo, hay algo peor, aquellos gobiernos que creen que el mejor directivo de una empresa pública es aquel que cumple sus objetivos particulares, las del partido en el poder con sus tendencias ideológicas manifiestas que los lleva incluso a contravenir el ordenamiento constitucional que norma la sociedad.

Los venezolanos siempre estuvimos orgullosos de Pdvsa. De acuerdo con un estudio comparativo publicado por Petroleum Intelligence Weekly (PIW), Pdvsa fue considerada la quinta empresa petrolera más importante del planeta. A partir del año 2004 la industria petrolera venezolana entra en un progresivo período de declive. Directivos de una importante consultora petrolera consideran que  “si la situación política en el país no cambia, podría llegar a cero”.

Según Francisco Monaldi, experto petrolero de verdad, hay cuatro causas de gran relevancia en esta abrupta caída de Pdvsa:

• 2003. La inconmensurable pérdida de capital humano, derivada del conflicto político entre Hugo Chávez y la gerencia de Pdvsa, la cual ocasionó el despido de la mitad de sus empleados, incluyendo la gran mayoría de su personal ejecutivo y técnico.

• 2005-2007, la renegociación forzosa por parte del gobierno de contratos con compañías extranjeras, con alteración arbitraria de las condiciones fiscales y la nacionalización de algunos proyectos.

• 2008-2009, nacionalización algunas compañías de servicio y transferidas a la muy corrupta e ineficiente división de servicios de Pdvsa.

• La extracción sistemática de recursos excesivos de Pdvsa, privándola de los fondos que necesitaba para reinversión, incluso durante los años de altos precios.

Adicionalmente, la canasta de petróleo venezolana se volvió más pesada y menos rentable. Cerca de dos tercios de la producción provenía de crudos pesados y extrapesados. Las áreas de producción convencional entran en rápida declinación, la única región con crecimiento es la faja petrolífera del Orinoco, principalmente en los crudos extrapesados.

Con estos antecedentes de repercusión extrema en la situación del país, se realizó un sondeo de opinión para escoger al peor presidente de Pdvsa, actividad realizada con personas calificadas en el sector petróleo.

Según un participante en el sondeo, los resultados apuntan a tres personajes: Gastón Parra Luzardo, Ali Rodriguez y Rafael Ramírez. A Gastón Parra se le considera una caduca mentalidad antiempresa capitalista, por tanto, no había nada que esperar de su gestión. Los opinadores consideran que el cerebro del daño fue Alí Rodríguez dada su innegable formación comunista, antiproductividad y contra la competitividad empresarial. Como ejecutor directo del desastre se nombra a Rafael Ramírez. Los consultados coinciden en declarar como el peor presidente de Pdvsa en todos los tiempos a Rafael Ramírez, ejecutor, guillotinador de Pdvsa, quien ejerció el poder durante los 10 años del declive, 2004-2014 contando además con el respaldo absoluto de su mentor Hugo Chávez dado el origen comunista compartido de ambos.

A Rafael Ramírez le atribuyen la responsabilidad en la construcción del andamiaje de corrupción más complejo que se haya creado en el mundo para asaltar un tesoro público. Además de haber perversamente estructurado la debacle del sector energético al corromper el mando de todas las instituciones comprometidas en la política energética del país, entre otros, el caso Citgo, expuesta financieramente por compromisos incumplibles con financistas internacionales. Hoy, Rafael Ramírez aparece como uno de los hombres más ricos de Venezuela.

Como consecuencia del incumplimiento de pagos de su deuda externa y las sanciones financieras a Pdvsa se le cerraron los mercados financieros. Durante los últimos años, el robo de equipos, la militarización y la deserción de trabajadores han agravado los problemas. Los acreedores y demandantes de las expropiaciones han asediado a la compañía, tratando de ejecutar sus ingresos y activos. Muchos expertos y nosotros también, consideramos que Chávez, Ramírez y su combo mataron a la gallina de los huevos de oro.

Durante la presidencia de Ramírez los ingresos de la industria fueron alrededor de 1 billón de dólares, manejados sin dar ninguna cuenta al país. Parte de esos recursos fueron presuntamente asignados y repartido a 15 organizaciones como Barrio Adentro, Misión Vivienda Venezuela, Barrio Tricolor, Misión Ribas, Niño Jesús. Misión Árbol, Misión Sucre, Identidad y Guaicaipuro, Vuelvan Caras, Zamora, Miranda. ¿Cuánto de estos recursos llegaron a su destino y cuánto cayó en los bolsillos de Ramírez, quien estaba exento de presentar cuentas y por tanto disfrutaba de un manejo financiero independiente de toda Contraloría?

Hoy desconocemos el monto de lo utilizado como renta para el país, cuánto se invirtió en la industria para mejorar su capacidad productiva y cuánto quedó en manos de los personajes, que dirigían la industria. El resultado del sondeo indica que Rafael Ramírez ha sido el peor presidente de Pdvsa. Una investigación de la Comisión de Contraloría del parlamento, elegido en 2005, acusó a Ramírez de malversar cerca de 11.000 millones de dólares entre 2004 y 2014, a través de manejos irregulares. Investigación que fue torpedeada por el gobierno de Maduro.

La fortuna de Ramírez (roja rojita) es misteriosa e incalculable. Hoy ostenta la nacionalidad del Principado de Mónaco, muy lejos de su real lugar de origen, el apacible pueblito de artesanos y agricultores Pampán, en el estado Trujillo.

Ante estas evidencias, tenemos los ciudadanos la obligación de abordar la pregunta ¿Puede continuar la empresa petrolera siendo un monopolio del Estado y un feudo administrativo del presidente de la república? En el despacho presidencial se decide la suerte de la industria, se nombró y respaldó al peor presidente de Pdvsa, otorgándole un pasaporte para su enriquecimiento personal y a la vez para la destrucción de la industria.

No podemos finalizar sin reconocer que estamos completamente orgullosos de que Pdvsa, este año 2021, esté en manos de Horacio Medina, un ser humano íntegro, completamente dedicado a salvar la industria en la cual ha hecho su vida profesional. Debemos ser firmes, necesitamos más individuos como Horacio Medina y no ceder en la vuelta de personajes como Rafael Ramírez, con su carga de corrupción y traición a la patria. Es hora de volverse a mirar los profundos cambios que requiere la real construcción de una democracia que torna imprescindible asegurar el equilibrio de poderes, la existencia de una cultura político-administrativa de rendición de cuentas al ciudadano como requisitos no obviables y en lo esencial lograr que los valores morales, la honestidad, el respeto a los ciudadanos sean un umbral que todos debemos cruzar cuando asumimos responsabilidades como la que representa presidir una empresa tan importante como Pdvsa.