Tanto nadar para morir en la orilla

Opinión | mayo 13, 2021 | 6:28 am.

Le doy al diablo el beneficio de la ley por mi propia seguridad…” Sir Thomas More (1478-1535)

Como decimos en Venezuela: tanto nadar para morir en la orilla. Eso es lo que inmediatamente pensé al leer el titular de Noticiero Digital: Guaidó propone acuerdo con Maduro para elecciones libres con levantamiento de sanciones (ver aquí ).

La Presidencia Encargada terminó por acoger lo que los partidos “opositores” en la práctica están haciendo en todo el país. Esto es, aprestarse para unas elecciones regionales con el CNE designado de una Asamblea Nacional ilegitima. Y pongo entre comillas el término “opositores” porque definitivamente con esta noticia dejaron de serlo oficialmente. Si esto ya es un hecho, como efectivamente aparenta serlo, los venezolanos no tenemos que buscar nada allí que no sea la continuidad del régimen de Nicolás Maduro Moros.

La decisión de Guaidó de ceder no solo a la pretensión autoritaria de los partidos del G4/FA que a todas luces terminaron colaborando con el régimen de una manera descarada y abierta al aceptar esas elecciones dispuestas por un CNE ilegitimo, sino al autoritarismo del propio régimen, nos da la calibración exacta de la escasa tesitura moral y ética de la dirigencia política, lo que inexorablemente conduce al irrespeto a la soberanía popular por parte de los principales dirigentes opositores.

Lo primero lleva a lo segundo en una relación causa-efecto. Pero al hacer esto dejan pasar en su trascendencia lo más importante: los políticos que pretenden cargos requieren de nosotros para consumar sus pretensiones. Tienen que convencernos de ir por una ruta que la población no solo ha rechazado de una manera pública, notoria y comunicacional, sino que lo ha plasmado como mandato a través de los medios de participación y protagonismo del pueblo establecido en la Constitución en una Consulta Popular vinculante.

¿Cuál debió ser la conducta de esa dirigencia? ¿Creen ustedes que sería ingenuo de mi parte pensar que debieron haber cumplido el mandato del pueblo soberano establecido en la Consulta Popular?

En una situación de total descalabro de los valores éticos y morales que nos ha conducido a esta gravísima situación que vivimos hoy, era fácil pensar que no lo cumplirían. Pero cada persona tiene su propia conciencia y no se puede generalizar la conducta ética y moral de nadie para adivinar lo que hará hasta cuando efectivamente lo haya hecho, por lo que puedo perfectamente inferir que si los políticos de 37 partidos que firmaron un Pacto Unitario el 7 de septiembre de 2020, donde se introdujo la Consulta Popular como medio de convocatoria de la soberanía popular, era claro para mí que estarían en la plena disposición del cumplimiento cabal del resultado de lo que el pueblo decidiera. La buena fe se presume, la mala hay que probarla. Y lamentablemente con la declaración de los partidos anunciada por el Presidente Encargado definitivamente la probamos.

Y aunque los venezolanos podamos citar ejemplos locales de integridad política para contraponer aquellos que se muestran como triunfantes porque creen que anunciando un curso de acción político para el país, los venezolanos lo seguiremos ciegamente porque se creen dueños de nuestros destinos, deseo hoy invocar al santo patrón de los políticos y gobernantes, proclamado así por el recordado Papa Juan Pablo II el 31 de octubre de 2000, Sir Thomas More (1478-1535), mejor conocido como Tomas Moro por su nombre castellano, autor de la célebre obra Utopía y otras muchas más. Moro fue declarado santo por el Papa Pío XI en 1935.

La historia de cómo murió Tomás Moro fue relatada en una extraordinaria película, ganadora de 6 Oscars de la Academia, titulada al español como “El hombre de dos reinos” y cuya sinopsis la relata con precisión el portal Filmaffinity: “Para divorciarse de su esposa Catalina de Aragón (hija de los Reyes Católicos y tía del emperador Carlos V) y contraer matrimonio con Ana Bolena, Enrique VIII (1509-1547) trata de obtener el apoyo de la aristocracia y del clero. Sir Thomas Moro, uno de los más notables humanistas europeos («Utopía», 1516), ferviente católico y hombre de confianza del monarca, se encuentra en una encrucijada: ¿debe actuar de acuerdo con su conciencia, arriesgándose a ser tachado de traidor y ejecutado, o debe ceder ante un rey que no tiene ningún reparo en adaptar la ley a sus necesidades?”. Pues Moro actuó de acuerdo a su conciencia y eso le costó la vida. Les recomiendo a cualquier persona, y en especial a aquellos dedicados al quehacer político que la vean, no una sino muchas veces para su mejor comprensión. Los diálogos de la película fueron tomados de las actas que aún se conservan de la vida de Tomás Moro.

El corolario final que nos enseña la vida y la muerte de este santo es: no se puede ceder ante el autoritarismo de los gobernantes, aunque eso cueste la vida. Para que se den una idea del pensamiento de este individuo, les transcribo parte del dialogo de la visita de la familia de Moro a la cárcel, donde su hija Margaret trata de hacerle desistir de su actitud para que reconozca el matrimonio ilegitimo de Enrique VIII y lo dejen en libertad:

-Margaret: En cualquier Estado que fuera bueno a medias ahora estarías muy alto y no aquí por todo lo que has hecho

-Moro: Sí

-Margaret: No eres culpable de que este tenga ¾ partes de malo

-Moro: No

-Margaret: De modo que si escoges sufrir por ello te eriges en héroe

-Moro: Quizás tengas razón, pero oye esto: si viviéramos en un Estado donde la virtud fuera rentable, el sentido común no sería ser santos. Pero si vemos que la avaricia, la ira, la vanidad y la estupidez rinden más beneficios que la caridad, la modestia, la paciencia y la inteligencia, la rebelión está justificada, aun corriendo el riesgo de ser héroes…

¿Les parece conocido el tipo de Estado al que se refiere Tomas Moro? Efectivamente es Venezuela, y de acuerdo al santo de los políticos y gobernantes, la rebelión está justificada. Más aun cuando una mayoría clara decidió y dio un mandato para un curso de acción completamente distinto del que decidieron aquellos que todavía a estas alturas dicen representarnos. Y aun así, como también dijo el santo en esa historia: “Le doy al diablo el beneficio de la ley por mi propia seguridad…”.

¿Por qué decimos esto? Porque la ruta que hemos diseñado para hacer cumplir la Constitución y restablecerla pasa por incluirlos a ellos aunque le hayan dado la espalda al pueblo venezolano como sus mandantes. El Pacto Ciudadano para el Restablecimiento Constitucional y Democrático nos compromete a todos –incluso a quienes han renegado el mandato constitucional- y eso es lo que precisamente nos da la seguridad dentro del ejercicio de la Constitución para salir con bien del hueco donde nos metieron, y pretenden seguir dejándonos, negociando con el régimen.

Si ya no hay moral ni ética en las acciones de aquellos que en mala hora les tocó conducir la lucha opositora del país, eso no significa que no existan quienes si la tenemos de sobra y luchamos por demostrar otro camino. No solo tenemos la obligación moral y ética de no ceder ante el autoritarismo como bien lo dejó claramente sentado la enseñanza del santo Tomas Moro, sino de demostrar el camino correcto por encima de las desviaciones morales y éticas de quienes vendieron la soberanía popular, “aun corriendo el riesgo de ser héroes…”. Eso es lo que corresponde.

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