Las 33 leyes macabras de Maduro

Opinión | marzo 15, 2021 | 6:26 am.

Las 33 leyes de Maduro son una arremetida desesperada y agónica para concretar la destrucción final del Estado de Derecho, el ordenamiento político y el conjunto de normas constitucionales.

El régimen intenta imponer las más profundas limitaciones a las libertades económicas y con ello someter las oportunidades de desarrollo a nuevas reglamentaciones contenidas en instrumentos jurídicos como la Ley de Zonas Económicas Especiales y Distritos Motores de Desarrollo, Ley de Nuevos Emprendimientos, Ley Orgánica de Hidrocarburos, Ley de Minas, Ley Orgánica sobre los Derechos de la Madre Tierra; Ley Orgánica de Ciencia, Tecnología e Innovación.

Cualquier ser pensante puede preguntarse cuál sería el objeto de estas nuevas proposiciones jurídicas, contrarias al ejercicio de las libertades económicas, clara señal de la intención de profundizar la estatización de la economía. Se entromete en los nuevos emprendimientos, en las decisiones sobre dónde invertir y en la imposición de barreras a la ciencia y tecnología convirtiéndolas en instrumentos atados a las predicas políticas y no a las ventajas y oportunidades económicas. El resultado no será otro que más pobreza, mayor carestía, negación de la productividad. Una prueba más de los efectos de la intervención de la mano visible del Estado en la economía, el mortal espectáculo de todos los países caídos bajo la dominación ideológica de los socialismos reales.

En el campo social se quitan la careta y van a los distintos sectores sociales, imponiendo normas extraídas de las experiencias cubana y soviética, Resaltan las regulaciones a la vida en comunidad. Desaparece la relación entre educación y trabajo como oportunidad abierta para las nuevas generaciones. Se promueve una versión del trabajo denominada Chamba, un acceso a empleos eventuales, mal pagados, en lenguaje popular obtenidos por chiripa. Una propuesta conectada al oscuro afán de destruir las universidades nacionales como legitimas instituciones formadoras, libres, universales, negándole los recursos y como un último episodio socavando las libertad de manejar sus recursos financieros con la autonomía que les concede la ley.
Maduro intenta destruir unas Universidades que desconoce, nunca ha puesto un pie en ellas y propone la Ley de la Chamba juvenil en sustitución, mayor despropósito imposible.

La propuesta de las 33 nuevas leyes no ocultan su intención de imponer la subordinación de la gente en todas las edades, estratos y situaciones, tal como el propósito de cambiar el sistema de formación y educación para el trabajo por un programa que indudablemente dependerá de los oficiales del régimen. De antemano sabemos quién accederá a la posibilidad de una Chamba, sólo aquel que decida el agente del gobierno y necesariamente esto pasará por una imposición de doblegamiento ideológico de nuestra juventud, trabajo por chiripa. Esta sería la vergonzosa ley de la Gran Chamba Juvenil, parte del asesinato y muerte de nuestras universidades.

No puede ser mas claro el sometimiento a la dictadura comunista de la ley para el Uso y Disfrute del Tiempo Libre y la Recreación Bajo Situaciones Sobrevenidas; la Ley de Salvaguarda del Patrimonio Cultural Viviente e Inmaterial; Ley de Protección de las Familias y de los Adultos Mayores.

La búsqueda política es la subordinación total de la gente a las normas de existencia socialista, la regulación de las actividades culturales, el manejo del tiempo libre, la intervención en el ámbito domestico de las familias. Todos conocemos las grises y tristes imágenes de las sociedades que han caído bajo esta dominio, la frialdad gris de la Berlín democrática, las solitarias calles de Moscú y todas las grandes ciudades de los países bajo la férula de la Unión Soviética. Y sobre todo la soledad del ser humano que sobrevive en regímenes tiránicos. Es la insoportable fragilidad del ser bajo el yugo comunista que cita el checo Milán Kundera, incapaz de concebirse como un espíritu libre, responsable de su propia vida. Es la crónica de las masas escapando de estos países corriendo riesgos de muerte, por mar y tierra como ya ha sucedido entre nosotros.

Solamente con invocar la imagen del ejército de funcionarios o agentes del régimen que se requerirían para imponer estas leyes, capaces de entrar abusivamente en nuestras casas, entrometerse en las relaciones familiares, seleccionar a dedo los jóvenes para obtener una “chamba” como un gran favor del Estado, podríamos tener una visión del futuro madurista. Saber además que la creatividad, el arte y la cultura tendrían un fin, una temática u espacio dirigido y restringido en el cual manifestarse. Es la muerte del fuego artístico, la proliferación de actividad cultural controlada por funcionarios y la desaparición de la creatividad artística como acicate para la expansión del ser humano.

Quizás estas cosas ya sucedieron en China comunista, en los 15 países de la unión soviética y en Cuba. Ya lo sabemos, por tanto, no podemos asombrarnos que suceda entre nosotros sino tenemos el valor para encontrar las soluciones que derroten esta penetración de ideologías y formas de vida cuyo único fin es acabar con el ser humano como ente libre, responsable, creativo y recrear ese espécimen humanos del socialismo, el hombre nuevo sin espíritu, incapaz de soñar y rebelarse. Alerta con esas 33 leyes macabras.