A la espera del Big Bang en Venezuela

Opinión | febrero 26, 2021 | 6:20 am.

Dice la física que nada en el universo se destruye, solo se transforma. De ese modo la materia puede pasar por innumerables formas y estados hasta convertirse en plomo que es el último estado de la materia. El plomo perdurará hasta que otra gran explosión / fusión como la del Big Bang pueda transformarlo en otras materias y recomenzar su ciclo existencial.

La política en Venezuela se comporta de forma similar. Pasamos por gobiernos democráticos medianamente buenos, malos, pésimos, hasta llegar al peor de todos: el chavismo. Durante sus más de 20 años de reinado ha transformado al país en una catástrofe; desarmó la democracia utilizando sus propias herramientas contaminando sus instituciones, anulando el voto, expropiando partidos, candidatos, arrastrando la nación a incontables e inútiles procesos electorales ¡inútiles! que solo generan un ciclo de abstención, instituciones no reconocidas y sanciones… nos reducimos a tristes procesos electorales de plomo.

Estos procesos están constituidos por líderes autoimpuestos a la fuerza, falsos y por, siendo “los resultados” la única variable de medición en política, quienes han sido un rotundo fracaso… o sea, no hay liderazgos reales. Mientras la política la gobiernen estos protagonistas en Venezuela no hay nada más qué hacer, solo contemplar/padecer su agonía.

Por ello surgió la abstención desde 2017, manipulada por interesados, ignorada por los subestimadores de oficio e incomprendida por muchos. Sin embargo, lo más legítimo en Venezuela es la abstención, lo más claro, el lenguaje más preciso de lo que políticamente ocurre en el país: rechazo a la usurpación chavista y a la falsa oposición.

Lo que el régimen hizo a la Asamblea Nacional electa en 2015 exterminó el voto. El chavismo venía irrespetando la voluntad de los venezolanos al omitir el resultado del referéndum de 2007; al anular toda gobernación y alcaldía que los ciudadanos restaban electoralmente, pero lo perpetrado contra el parlamento fue la gota que derramó el vaso, por su significado histórico, por ser el poder constituido más importante en una democracia, por haber sido el poder público más votado. Desde el inconstitucional “desacato” el venezolano dijo “¡No voto más. No vale la pena. En estas condiciones mi voto no premia, no castiga, ni genera cambios! ¿Para qué continuar prestándome a estas farsas?” la AN de 2015 fue la última esperanza de los demócratas.

Fue la decisión ciudadana de no convalidar procesos electorales al margen de la ley que terminó de deslegitimar al chavismo internacionalmente; el castigo a la temeraria osadía roja rojita que a la postre terminó de propinarle las sanciones y demás amonestaciones internacionales.

Sin embargo, la abstención ya cumplió todos sus cometidos. Se requieren nuevas estrategias, nuevas acciones.

Todo proceso electoral venidero, así como todo los perpetrados desde 2017 hasta la fecha, quedarán siendo plomo… estáticos, sin nada que agregar o quitar. Al final de los cuentos electorales el chavismo impone su proyecto gane o pierda. Hoy, obligado por las circunstancias, desempolva su proyecto ya rechazado del Estado Comunal, con o sin elecciones, gane o pierda ¡Da igual!

La abstención es el sentimiento más legítimo en Venezuela y expresa el rechazo a las instituciones públicas psuvizadas que asesinaron el poder del voto y a una oposición agotada en sus planteamientos… ¡La abstención es la exigencia ciudadana de replanteo de líderes y acciones! Es la antesala a un necesario Big Bang en la política venezolana que renueve a los actores políticos y finalmente protagonicen líderes reales, capaces, que propicien nuevas acciones, nuevos resultados.

@leandrotango