Datos: Uno versus el Universo

Opinión | enero 24, 2021 | 6:26 am.

El ser humano necesita certezas pues no puede vivir en constante incertidumbre. Respuestas parciales, incluso sesgadas, son preferidas a interrogantes abiertas.

Antes de la modernidad esas certezas se encontraban en un Dios metafísico, luego esa divinidad fue adquiriendo rostro humano, y finalmente terminó sucumbiendo ante la razón. La modernidad trajo consigo la fe en la ciencia, en las certezas basadas en los hechos. Bajo esta premisa la necesidad de medir eventos se ha ido haciendo cada vez más importante, lo que ha dado base a la explosión de la era de los datos, apalancada con los grandes avances en la capacidad de almacenamiento y computo que trajo consigo la era digital.

En este contexto existe cada vez mayor preocupación sobre el papel que juegan los datos en nuestras vidas. Temas como la privacidad y la seguridad están cada vez más latentes, así como otros quizás más filosóficos. En línea con lo segundo, recientemente el filósofo Daniel Innerarity publicó un artículo llamado “La pandemia de los datos”, en el que hace una reflexión interesante sobre este tema, particularmente en torno a la idea de la necesidad de un “cambio en nuestra concepción de las cifras y (en la necesidad de) adoptar una lógica de colectivo y no de mayoría”.

En este sentido plantea una hipótesis central: “el dataísmo, es decir, la creencia de que la cuantificación produce la verdad, privilegia una falsa idea de la objetividad y proporciona una certidumbre engañosa que impide un conocimiento cabal de la realidad, sobre el que deberían adoptarse las correspondientes decisiones”.

El problema central del planteamiento de Innerarity es que no parece diferenciar entre la información científica y la divulgación mediática. Ciertamente, como señala, hay sesgos en la manera como se recopilan, analizan y presentan los datos, pero justamente la estadística cuenta con herramientas para tratar de minimizar estos aspectos, o al menos dejarlos en evidencia. Por otro lado, también es cierto que ha habido cierta confusión con el manejo de los datos durante la pandemia, pero no se debe olvidar lo novedoso del fenómeno (es quizás la primera vez en la historia de la humanidad en la que esta se enfrenta a una situación de emergencia global).

Un punto clave de la reflexión de Inneratity es en torno a comprender a “la sociedad desde la lógica del colectivo y no desde la noción de la mayoría”, es decir poner atención a lo particular. Esto sin duda es acertado, e importante; sin embargo, desde el punto de vista de la lógica de las Políticas Públicas, y particularmente tomando en cuenta la noción de eficiencia, la “mayoría” sigue siendo un factor determinante. De hecho, incluso los sistemas democráticos, más allá de todos los esfuerzos por incorporar a las minorías, siguen siendo un sistema fundamentalmente basado en la decisión de la mayoría. En este sentido, si bien la diversidad es clave, la mayoría sigue siendo el criterio técnico por excelencia.

Como conclusión, dice Innerarity, que de asumirse este enfoque menos centrado en los datos “en vez de un rebaño regido por la normalidad estadística, tendríamos un mosaico de diferentes vulnerabilidades”. La realidad es lo contrario, las grandes cantidades de datos han logrado “personalizar” las experiencias personales en diversos ámbitos, quizás las redes sociales o los medios de streaming como Netflix son los ejemplos más emblemáticos. El reto está realmente en lograr esa “personalización” en las Políticas Públicas no a pesar de los datos, sino con el apoyo de los datos.

La clave del futuro está en colocar al servicio de la humanidad los datos, como a la tecnología en general, y no que estos se conviertan en esclavos de la dictadura digital. En ese sentido, reflexiones como las de Daniel Innerarity son pertinentes, más cuando nos recuerdan la importancia de la persona como una particularidad, y no como un dato más. Sin embargo, hay que tener mucho cuidado en no confundir las causas de los riesgos, y en este caso, como en muchos otros, el foco debe estar en el propio ser humano y no en la herramienta que son los datos (y la tecnología).

Twitter: @lombardidiego