Tres equívocos

Opinión | diciembre 13, 2020 | 6:26 am.

Del 6D pueden desprenderse tres equívocos: creer que el gobierno obtuvo una victoria apabullante; creer que toda la abstención corresponde a una abstención militante; y creer que nació una nueva oposición: la que estará en la AN. Tres equívocos fatídicos, en el sentido exacto del concepto: que anuncian desgracia.

Veamos los números, pisando tierra:

Basamos estas reflexiones en un aproximado de 17.000.000 de electores presentes en Venezuela. Se excluyen de un REP de 21.000.000 de electores los 4 millones de emigrantes adultos, es decir, descontando a su vez un 20 % de menores de 18 años* a los 5,2 millones de migrantes totales, todo según cálculos de la Organización de las Naciones Unidas. Y se asume, aunque es innecesario subrayar, que entre aquellos 4 millones de emigrantes hay chavistas, opositores, abstencionistas, e indiferentes en proporciones muy semejantes a las que quedan en el país, de modo que su sustracción no altera sustancialmente los porcentajes aquí indicados). Así, los números dicen algo como esto:

• Que la participación alcanzó un 36 % (un total de 6.251.000 de votantes al 98 % de las mesas escrutadas).

• Que los partidos obtuvieron un aproximado de:

– El Psuv + aliados: 25 % (4.277.000 votos) en total.

-El PCV: 0,98 % (167.000).

O sea, el polo oficialista llegó a un 26 %, en cifras redondas.

La oposición participacionista un 10,9 (1.750.000 votos) distribuido así:

-La llamada Alianza Democrática: 6,4 % (1.095.000 votos en total: AD 2,5 %, El Cambio 1,6 %, COPEI 1 %, Avanzada Progresista 0,9 %, Cambiemos 0,3 %).

-La disidencia de PJ y VP: 1,5 % (259.000 votos).

-Y otros partidos: 2,5 % (405.000 votos) en total (Soluciones 0,5, MAS 0,45, Movimiento Ecológico 0,3, Unión y Progreso 0,3, etc.).

• Que la abstención alcanzó un 63 % (10.750.000 votos):

– Pero es de notar que a ese 63 %, habría que restarle un 25 % de abstención estructural (que es el porcentaje que se abstuvo en 2015, cuando todos llamamos a votar), de lo que queda un 38 % de abstención, porcentaje al que habría que quitar a aquéllos que no fueron a votar por causas relacionadas con la escasez de gasolina y la pandemia, así que podríamos estar hablando de un 30 % de abstención militante en cifras gruesas, es decir, que lo hizo a conciencia, como una expresión de su voluntad política.

-No es poca cosa, pero ese 30 % de abstención militante, tampoco es un electorado monolítico, cohesionado alrededor de una bandera, un programa común y un liderazgo. Al menos está dividido a tres, en partes iguales me atrevo a decir arbitrariamente (10 % c/u): G4, María Corina Machado y un difuso «Que se vayan todos» que registran todas las encuestas.

¿Alguno de los sectores involucrados puede expresar gozo y jolgorio?

La realidad es que somos un país devastado en lo institucional y en lo económico y social, con un liderazgo político en decadencia. Nada que celebrar. ¿Hay algún vencedor?

Sí, tal vez el gobierno que, sobrepasando sanciones, «boicot» electoral, desencanto entre sus filas, y el largo etcétera de calamidades que ha provocado su mala gestión al frente de los asuntos públicos y que le ha ganado el rechazo de las mayorías nacionales, casi mantiene el 30 % con que Maduro ganó en 2018. Además, le pone la mano a la AN. Pero, con 25 % del electorado, ¿va a ejercer esa mayoría parlamentaria como amo y señor de la comarca? ¿Tiene derecho a hacerlo?

Por otra parte, la oposición que obcecadamente insiste en la ruta democrática (en la cual me incluyo), ¿puede decir, como proclamamos en 2018, que con ella nace una nueva oposición? Sí, ésta es la oposición real.

La otra habita el mundo de los espejismos sancionistas e invasionistas. Pero, ¿nada vamos a decir de nuestra incapacidad para convencer a los venezolanos de votar? ¿No es cierto acaso que no hemos logrado disputarle al G4 la franquicia opositora?

¿Será que, de Chávez en adelante, la base social de esa oposición es la alta clase media y su pertenencia política es de derecha, mientras nosotros somos muy plebeyos y de centro-izquierda para su gusto?

¿Será que, por ahora, el chavismo-madurismo ocupó todo el espacio de la izquierda posible? ¿Podemos participar de una futura unidad hegemonizada por aquellos sectores de la alta clase media de derecha? ¿Debemos inclinar la cerviz y aceptar su liderazgo o montar tienda aparte, sin importar las consecuencias? Preguntas pendientes de respuesta.

Y bueno, ¿qué no decir de esa oposición extremista que hoy lanza fuegos de artificios atribuyéndose la propiedad política de un mítico ¡85 %! de abstención? Quien quiera engañarse para no tomarse el trabajo de pensar, que lo haga, pero lo menos que se puede decir de quienes así actúan es que dan pena, mucha pena ajena. Pisando tierra y viendo las cosas tal y como son, ya puse esa abstención en 60 % y desagregué la abstención militante ubicándola en un 30 % aproximadamente. ¿Puede, seriamente, el 10 % del G4 considerarse vencedor, o hacerlo el 10 % que sigue los verticales y dogmáticos pasos de MCM? ¿Puede alguien creerse en condiciones de convencer y representar a ese otro 10 %, los descreídos, los escépticos, los indignados huérfanos de liderazgo o de conducción política alguna?

El actor político que supere su propio equívoco, y mire con franca rudeza a la realidad, por esquiva que le sea, estará en mejores condiciones de comprender lo que pasa en este revuelto país que es la Venezuela de hoy y colocarse de cara al futuro con mayor aptitud para el éxito y la victoria.