El día después

Opinión | noviembre 12, 2020 | 6:24 am.

La Consulta Popular no escapó a la división de los venezolanos aquí y fuera del país. Y esto no es casual. Como organización de la sociedad civil, ANCO siempre indicó que esta era una propuesta que como ciudadanos poníamos a la disposición del sector político de la oposición oficial para sacar al país de esta grave crisis. Nuestra propuesta no es solo una Consulta con preguntas, es una manera de enfocar el problema y aproximarnos a una solución. Lamentablemente todavía luchamos porque se entienda bien de qué se trata so pena de que este instrumento se pierda irremediablemente en el abismo de los intentos fallidos para desplazar al régimen de Nicolás Maduro Moros del poder en Venezuela.

Voy a intentar – de nuevo – de explicar el alcance porque todavía me llegan preguntas que apuntan, no solo a “que ya hicimos una consulta en el 2017” (cosa que ya he respondido en notas anteriores) sino a otras que apuntan a qué pasará “el día después” de la Consulta Popular, y que es los que haremos nosotros, los promotores, los días posteriores a que el pueblo se haya pronunciado y como facilitaría la Consulta a la transición política en el país.

En primer lugar, la Consulta Popular no es una receta mágica para salir de Maduro el otro día que el pueblo se haya expresado. Es una condición necesaria que el pueblo se pronuncie para que puedan ocurrir la sucesión de eventos sobre los que nos moveríamos si se hacen las preguntas correctas al pueblo venezolano.

ANCO se ocupó de promover en las preguntas propuestas que el pueblo ordenara el Cese de la Usurpación, para que luego se estableciera un Gobierno de Transición que nos llevara a Elecciones Libres. Sumado a esto, que el pueblo aprobara un permiso para que la Comunidad Internacional hiciera lo necesaria para auxiliar a Venezuela al restablecimiento de la democracia y la libertad en nuestro país en el marco de los Acuerdos Internacionales suscritos por Venezuela y que son ley en la República. Eso incluye todo lo que ustedes se están imaginando bien, solo que con el permiso del Depositario de la Soberanía haciendo uso de un Principio fundamental de orden internacional: El Principio de Autodeterminación de los Pueblos. Mayor permiso que ese no existe.

Si le preguntamos eso al pueblo, y el pueblo contesta positiva y mayoritariamente, queda entendido que el próximo paso sería hacer que eso se cumpla con el auxilio de todo aquel que desee ayudarnos porque ya contaríamos con el permiso soberano del pueblo venezolano. Podríamos aparecernos ante el mismísimo Consejo de Seguridad de la ONU, a pesar de Rusia y China, que difícilmente estarían en condiciones de objetar nuestra solicitud, porque ya se trataría del mismo pueblo el que exige que se acaben por la fuerza los delitos de Lesa Humanidad, alegando la Responsabilidad de Proteger (R2P) al que moralmente están obligados todos los firmantes de la Carta de la ONU.

Pero suponiendo que no nos ayuden, estaría abierta esa posibilidad para ser ejercida en cualquier momento por cualquier país que lo considere seriamente y nosotros tendríamos con que justificar ese movimiento a partir del día siguiente en que el pueblo lo haya autorizado.

Ahora bien, habían dos maneras de aplicar este instrumento. La primera modalidad era hacer del previo conocimiento de esta estrategia a la Comunidad Internacional que lo hubiera podido utilizar como mecanismo de presión, de forma tal de lograr que Maduro se midiera abiertamente, y haciéndose eco de esa presión dejara que el pueblo venezolano se contara sin problemas con una promesa de cumplir con su mandato, si el pueblo se manifestaba en contra de su continuidad en el poder. Eso hubiera sido lo ideal. La segunda modalidad indicaba hacerlo sin esa “autorización”, lo que igualmente implicaba que se negociara con los países que nos apoyan las medidas de fuerza que se aplicarían al régimen en caso tal de que este no acatara el resultado de esa Consulta Popular, como mandato del pueblo venezolano. En ningún caso se planteó nunca hacerlo SIN el apoyo posterior negociado previamente con la Comunidad Internacional, y es por esto que era de vital importancia las conversaciones diplomáticas con todo el mundo, en especial con el gobierno norteamericano acerca de la aplicación de este instrumento a todos los venezolanos dentro y fuera del país.

En todo caso era un plan completo y complejo que implicaba que se usaran las preguntas que planteamos al Gobierno Encargado. No era consultar por consultar algo que no fuera materializado a partir de “el día después” de la Consulta. En consecuencia no es muy difícil concluir que si se cambian las preguntas todo el planteamiento cambia radicalmente.

Como se verá, visto el planteamiento de ANCO, la Consulta Popular se configuraba como un instrumento idóneo que aplicado de la manera precisa podía concitar los apoyos necesarios para desplazar el régimen paso a paso con el consentimiento de todos los venezolanos y el respaldo indiscutible de los países de la Comunidad Internacional.

Ahora bien, ¿que entendió la oposición oficial? Lamentablemente no mucho. La entendió como un mecanismo de lucha pero no con el alcance que nosotros le dimos. Eso no es malo en sí mismo pero sí este instrumento de tan difícil aplicación no se usa bien, se hace sumamente cuesta arriba una aplicación posterior, como ya lo estamos presenciando cuando todavía la gente nos pregunta porqué una “nueva consulta” siendo el alcance y el contenido de esta nueva propuesta completamente diferente.

Pero la cosa se complica cuando se tergiversa el contenido de las preguntas, cambiando el orden de los factores y la lógica consecuente. Preguntar a los venezolanos si acuerdan unas elecciones para que cese la usurpación es muy diferente de ordenar un cese de la usurpación para que se instale un Gobierno de Transición que realice elecciones libres. En la primera estructuración lógica usted no necesita a la Comunidad Internacional como si la necesitaría en la segunda para hacer efectiva la orden emanada de cesar la usurpación.

En la primera propuesta se cambia completamente el plan y en consecuencia lo que pasa “el día después”. En ese caso, el día después la oposición oficial estaría diciéndole al mundo que el pueblo esta “pidiendo elecciones” para que se vaya Maduro, solo que con Maduro en el poder para cuando esas elecciones tengan lugar. ¡Menuda diferencia! Esa lógica es sospechosamente coincidente con el discurso de Leopoldo López en España luego de su fuga…

La Consulta Popular que propuso ANCO tiene claro qué hacer “el día después” si el pueblo se pronuncia para salir de Maduro. Si finalmente se hace otra Consulta, sabremos lo que harán quienes quieren usarla para otra cosa. En ese caso, cada uno de nosotros entonces sabremos que hacer “el día después”…

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