Dos escenarios sobre las elecciones en USA

Opinión | noviembre 16, 2020 | 6:25 am.

1. ¿Quién será el presidente de USA si los resultados no se oficializan para el 20 de enero de 2021?

2. ¿Habrá castigo para los responsables del fraude electoral de 2020?

Escenario uno

1. En base al artículo II de la constitución de los Estados Unidos, en su Sección I, un presidente electo sirve por un periodo de cuatro años. Por lo tanto, el término del período presidencial actual es el 20 de enero de 2021. A partir de ese día Donald Trump y Mike Pence ya no serán presidente y vicepresidente de los Estados Unidos. Si para ese momento los resultados finales aún no existen, porque haya un empate, el doceavo añadido de la Constitución dicta que la Cámara de Representantes elegirá al presidente y el Senado elegirá al vicepresidente. En otro escenario, si el candidato ganador no es reconocido y el rechazo está en tribunales (la situación de hoy), aún en curso para el 20 de enero de 2021, entonces el nuevo congreso que comenzaría sus funciones el 3 de enero de 2021 tendrá que designar al vocero de la Cámara de Representantes, es decir, Nancy Pelosi, como presidente, quien actuaría como presidente encargado hasta que se resuelva la situación legal.

Si acaso el nuevo congreso no está instalado por la razón que sea, entonces sería el existente senado parcial, los 65 senadores que no estuvieron sujetos a re-elección en 2020, el organismo que decidiría quién se encarga de la presidencia. En este escenario, el nuevo presidente encargado sería nombrado por antigüedad y la presidencia le correspondería a Pat Leahy, demócrata por Vermont.

La única vez que la presidencia de los Estados Unidos estuvo en peligro de no haberse definido para la fecha prevista fue en 1876, año en el cual se decidió el impasse tres días antes de la fecha tope. Esto fue posible por una “negociación” entre las dos partes, un precedente que no sería recomendable hoy.

En otra ocasión, en 2000, los resultados de Florida condujeron a una decisión de la Corte Suprema el 12 de diciembre de ese año adjudicando la presidencia a George Bush hijo.

Escenario dos

2. Por supuesto que hubo un fraude electoral en las elecciones presidenciales estadounidenses de 2020. La ausencia de un resultado aceptado por ambos lados es prueba de que ha existido un intento criminal de descarrilar un acto que ha sido tradicionalmente el orgullo nacional estadounidense. O el partido demócrata y Joseph Biden cometieron un inmenso fraude con los votos, o el partido republicano y Donald Trump han cometido un inmenso crimen, al acusar sin base a la otra parte de cometer un fraude, en su afán de conservar el poder. En ambos casos se trataría de un inmenso crimen que asestará un golpe noble a la reputación de la nación estadounidense. Quien lo haya urdido habrá sembrado la semilla de la desconfianza en el proceso electoral de la nación y habrá cometido un gran crimen contra los 150 millones de votantes, quienes en su inmensa mayoría acudieron a votar de buena fe por su candidato, esperando que prevaleciera la honestidad y la transparencia, como siempre ha ocurrido en la historia de esta gran nación.

Por ello, creo que quien sea el responsable de este inmenso crimen debe ser severamente castigado con la inhabilitación política total y con cárcel.

Espero que la justicia estadounidense pueda dignificar y redimir el nombre de los Estados Unidos, como ha ocurrido en otros momentos bochornosos de su historia política.