Hospitalidad y acuerdos en pandemia

Opinión | abril 14, 2020 | 6:30 am.

En estos días los medios han destacado dos tópicos: el rechazo de venezolanos a otros venezolanos obligados a regresar por perder sus trabajos informales en países vecinos; y la presión de algunos compatriotas para que narcotráfico y democracia se pongan de acuerdo para enfrentar la pandemia del coronavirus.


La hospitalidad con el forastero ha sido una virtud del género humano a través de la historia. El rechazo a quien nos visita ha sido la excepción. Todas las religiones la mencionan como una actitud grata a los ojos del Ser Supremo. La Torá dice no maltrates, ni oprimas al extranjero, ya que ustedes también fueron extranjeros en Egipto y cuando cortes el trigo en tu campo, si te cae alguna gavilla no volverás a recogerla, sino que quedará para el forastero. En el Nuevo Testamento, Mateo nos dice fui forastero y me acogiste en vuestra casa; estuve desnudo y me vestiste.

El Corán exhorta a los ya establecidos en su casa y en su fe, amar a los que han emigrado a ellos… y el Profeta Mohamed afirmó no es creyente aquel que come hasta la saciedad cuando su prójimo tiene hambre. En el hinduismo, el Código de Manú establece que al visitante hay que ofrecerle asiento, agua, comida y conversación. También se destaca la hospitalidad en las prédicas budistas.

Lamentablemente, en la historia hay hechos repudiables de rechazo a quien es diferente por color de la piel, religión o por venir de otras tierras. Frecuentemente se escucha que Venezuela ha sido siempre un país hospitalario, lo cual no es tan cierto. En 1831, 1855 y 1902 hubo persecución a los judíos en Coro, aunque en 1939 López Contreras autorizó el desembarco de rechazados por otros países.

Hubo una época en las que no se aceptaban ciudadanos de “raza amarilla” y tampoco árabes. Cuando nuestro boom petrolero vinieron muchos colombianos, ecuatorianos y peruanos, no faltando quienes criticaban esa inmigración por copar nuestros servicios hospitalarios. Sin embargo, en general tuvimos las puertas más abiertas que otros países, especialmente para españoles, italianos y portugueses. A raíz de la guerra civil española y de las dictaduras del cono sur vinieron destacados intelectuales. Toda esa inmigración fue positiva.

Se acepta fácilmente a inmigrantes cuando la economía está boyante. Pero la situación cambia en recesión o cuando la inmigración es masiva. La diáspora venezolana ha vivido estos cambios. Nuestro compatriotas de menos recursos que tuvieron que escapar del país mejoraron su situación practicando en elevado porcentaje la economía informal, pero por la crisis del coronavirus muchos están regresando.

Lógicamente tienen que ser sometidos a dos semanas de aislamiento. La incompetencia del régimen para manejar esta situación y ofrecer condiciones adecuadas, así como la ignorancia de algunos ha ocasionado que nuestros sufridos compatriotas la estén pasando mal y que incluso sean rechazados. En emergencia se justifica que, una vez agotados los espacios públicos apropiados, sean alojados en locales de propiedad privada, pero el régimen debe acordar con los propietarios. Por otra parte, los ciudadanos de las zonas fronterizas deben entender que si ingresan casos positivos y permanecen aislados no hay peligro para el resto de la población. Nuestros compatriotas deben ser recibidos con respeto y consideración.

El otro tópico es la iniciativa de algunos de solicitar se levanten las sanciones económicas para enfrentar la pandemia.

Algunos solicitantes lo hacen de buena fe, otros no tanto. Alimentos y medicinas no están sujetos a sanciones y gente relacionada con el régimen importa licores y automóviles de lujo. Por otra parte, las exportaciones petroleras están reducidas a un mínimo por la incompetencia de la Pdvsa roja, por lo que este producto no tiene capacidad para reactivar la economía. Un gran porcentaje del petróleo que va a Rusia y a China es para pagar deuda. La escasez de gasolina se debe a que los rojos destruyeron las refinerías y una parte de la poca que importan la regalan a Cuba.

El régimen es el que ha impedido el ingreso de la ayuda humanitaria. El gobierno (e) de Guaidó tiene poco que ofrecer por carecer de recursos. Alguien asomó, de mala fe, que puede traer dinero depositado en el exterior por los rojos corruptos, pero estos recursos están por ahora congelados legalmente. En cambio algunos personeros del régimen podrían destrancar el juego facilitando el Gobierno de Emergencia propuesto por Guaido o cualquier otra fórmula que permita un gobierno de transición que pueda accesar a préstamos internacionales y los maneje con transparencia. La pandemia pasará, dejando su secuela trágica, pero para que desaparezcan los otros males tiene que instalarse ese Gobierno de Emergencia que de paso a elecciones libres. No hay otra opción

Como (había) en botica: ¿Hasta cuando la Fuerza Armada permitirá paramilitares rojos y del ELN en zonas fronterizas? El excelente documental Chavismo: la peste del siglo XXI, de Gustavo Tovar Arroyo es un importante material para la historia. El teniente Alberto Maita lleva dos años secuestrado en Ramo Verde y ha sido torturado ¡ No más prisioneros políticos, ni exiliados!

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