¿Pantomima ambientalista o temores totalmente justificados?

Opinión | marzo 2, 2020 | 6:20 am.

Axel Káiser publicó un artículo en El Financiero de Chile el 3 de septiembre de 2019 titulado “La Pantomima Ambientalista”, en el cual discurre con ironía sobre el calentamiento global, definiéndolo como “la nueva histeria verde”. Como seudo-religión. Como fraude diseñado por organizaciones no gubernamentales para hacer negociados con grandes subsidios gubernamentales.


Habla con sorna de los “profetas de fin de mundo”. Agrega, refiriéndose a la joven activista Greta Thunberg: “La última moda en este irracionalismo —la tendencia de privilegiar emociones por sobre la búsqueda de la verdad— es la adoración de una joven de 16 años con Asperger a la que han presentado como la salvadora de la humanidad, a pesar de que no posee los mínimos conocimientos sobre el tema del que habla”. Ni era necesario decir que la joven tenía Asperger, sugiriendo problemas mentales, o que era ignorante porque ni ella ni el Sr. Káiser son expertos en el tema y, sin embargo, el Sr. Káiser opina.

El título del escrito habla de “pantomima”, término que se asemeja mucho al de “hoax”, en Ingles. Para él y para algunos líderes del mundo occidental como Trump y Bolsonaro, el calentamiento global es un “hoax”, un farsa, una pantomima. Así lo define el Presidente de EEUU para quien el coronavirus es un “hoax” de sus opositores políticos).

Lo que me disgusta en particular sobre este escrito de Axel Káiser es su tono burlón y politizado al referirse al calentamiento global.

Uno puede mostrarse escéptico en relación a este fenómeno sin burlarse de quienes creen que representa una inminente amenaza para la vida animal y vegetal en el planeta Tierra, nuestro único hogar. El tono de burla debilita la fuerza de sus argumentos. El gobierno de los Estados Unidos publicó un Informe elaborado por decenas de científicos representativos de todos los sectores relacionados con el tema, en el cual se dice que el calentamiento global es un fenómeno antropogénico, es decir, generado principalmente por el hombre actuando como agente geológico debido al uso intensivo de combustibles fósiles y a la deforestación masiva. Una vez publicado el Informe Oficial del gobierno de los Estados Unidos el presidente de la nación estadounidense, el Sr. Trump dijo, en tono burlón: “Yo no creo en ese Informe” y procedió a desecharlo.

En sus discursos, por ejemplo, Trump habla de un octavo de pulgada de crecimiento del nivel del mar en 250 años. Lo ya medido en el siglo XX fue de unas ocho pulgadas. Las predicciones hablan de hasta 20 pulgadas en los próximos cien años. Qué diferencia de opinión tan dramática y tan aterradora, en desafío abierto de medidas ya existentes, por parte del presidente de los Estados Unidos!

El uso de epítetos como farsa, pantomima, fraude, robo, para definir el calentamiento global es doblemente trágico puesto que suma la burla a la negación. Es insultante. Es triste pensar que, si estos burlones están equivocados, como la mayoría de los científicos en el mundo piensan que lo están, la hecatombe generada por el calentamiento global y por el ininterrumpido uso indiscriminado de los combustibles fósiles nos afectará a todos, incluyendo a los hijos y nietos de quienes hoy se burlan del fenómeno. Que se burle un señor de apellido Káyser es irritante pero no haría mayor diferencia a lo que va a llegar, pero cuando es el presidente de USA quien se burla, entonces estamos frente a una gran amenaza, la misma amenaza que encierra definir el coronavirus como una farsa política del partido opositor.

Por eso pienso que escritos como el del Sr. Káiser, eco de similares alegatos y burlas por parte de líderes mundiales influyentes, le hacen escaso servicio a la humanidad.

Argumenten y tratemos de establecer la verdad sobre lo que muchos grandes y pequeños, sabios y gente sencilla consideran una inminente amenaza, pero no se burlen, porque tanto el calentamiento global como el coronavirus no tendrán distingos a la hora de atentar contra la vida de los seres humanos. Pagaremos por igual quienes creemos en ellos y quienes se burlan de ellos.