El futuro de Venezuela: ni exclusión ni improvisación

Opinión | febrero 1, 2020 | 6:28 am.

Una de las consignas más repetidas y mentirosas del llamado “socialismo del siglo XXI” que impulsó Chávez para hacerse del poder en Venezuela con la asesoría de cubanos, españoles y mexicanos y la voluntad de dominio de izquierdistas venezolanos que nunca superaron su rencor antidemocrático y su resentimiento social, ha sido la frase cada vez más hueca, retórica y sin sentido: “Venezuela ahora es de todos”.

En realidad, una camarilla de ladrones y rufianes ha secuestrado las estructuras del Estado, el país y a la gente. No olvidemos que el difunto caudillo de Barinas fue el inicial artífice de esta demolición generalizada de Venezuela que Maduro ha intensificado con su indiferencia, su improvisación, su sectarismo fanático, su manipulación demagógica de las necesidades de la población, su desapego e insensibilidad ante las carencias y sufrimiento de las mayorías, la exclusión de quienes no se pliegan a su proyecto de dominación totalitaria y criminal y la persecución feroz y la tortura contra quienes considere enemigos. Pretende, con sus corrompidos cómplices, controlar las instituciones, no para el bien común sino para servirse de ellas y perpetuarse en el poder por cualquier medio.

El mayor efecto se evidencia en el colapso de la infraestructura y los servicios públicos, deterioro y destrucción de las instituciones, derrumbamiento de las mejores tradiciones, fractura de las familias y de la convivencia pacífica, pérdida de la civilidad y el respeto por los otros, corrupción convertida en mecanismo de participación y sobrevivencia desde el portero de la oficina pública hasta el jefe de servicios, cualquiera que sea la actividad a la que se dediquen.

Esta banda mafiosa que chantajea, soborna y extorsiona a quienes no se sometan a sus propósitos o “compra” las conciencias de quienes incluso representan a los ciudadanos, como ocurrió con los diputados que traicionaron los principios de probidad y valores republicanos para intentar derrotar al presidente encargado de Venezuela, Juan Guaidó, con la elección de la nueva junta directiva de la AN el 5 de enero de 2020, fueron formados en una Venezuela que se abrió al mundo del desarrollo, al crecimiento económico sostenido, sin exclusión ni improvisación.

Estos sujetos en los más altos poderes de gobierno, usurpadores ilegítimos que han pisoteado la Constitución y el Estado de Derecho, fueron, con sus mayores, inmigrantes o criollos, beneficiarios de los avances modernizadores e integradores que la democracia les aseguró después de la caída del dictador militar Marcos Pérez Jiménez en 1958. Pero se impuso una mentalidad movida por la envidia y la codicia, que es denominador común de quienes han formado el chavismo, por naturaleza militarista y antidemocrático. Algunos con oportunismo, otros sin escrúpulos, otros por inmediatismo, de manera inconsciente o no, se han nutrido del rencor y de la ética del “sálvese quien pueda”.

Sin embargo, de la Venezuela decente ha surgido un grupo significativo de ciudadanos de bien, formados profesionalmente en los mejores centros educativos del mundo gracias a la planificación de políticas públicas para la inserción de Venezuela en el mundo desarrollado, algunos en el exterior, otros acá, que de manera sistemática y sostenida, han pensado el país desde su reconstrucción. Un esfuerzo de mucho aliento y varios años, con visión a largo plazo, sin improvisaciones ni inmediatismo. El más reciente avance del Plan País, realizado en varias etapas, fue presentado en diciembre de 2019. Agenda social, agenda económica, agenda de hidrocarburos, agenda legislativa.

El diputado Juan Andrés Mejía precisó la necesidad de cumplir tres fases para su puesta en marcha: urgencia humanitaria, estabilización y reformas estructurales.

El estamento político y un conjunto de ONGs demócratas y conscientes de los problemas agobiantes del país, profesionales en todas las áreas del conocimiento, expertos y tecnólogos, han contribuido a estructurarlo, concretar las propuestas y medios para llevarlas a cabo. Todos debemos leer cuidadosamente su contenido. Abre el futuro a la esperanza del país deseable que merecemos, con genuina inclusión, sin fanatismo, bajo los criterios de respeto a las normas y de selección por méritos a los mejores para ejercer responsabilidades, en un país que sea verdaderamente de todos.

@martadelavegav