El coronavirus sí preocupa en Venezuela

Opinión | febrero 4, 2020 | 6:10 am.

El mundo hoy se encuentra ante una delicada epidemia de coronavirus que se originó en esa China superpotencia que muchos giñapos ideológicos enarbolan como modelo ideal de sociedad. Pero que de su territorio se ha originado esta y otra pandemia como el SARS, evidenciando que el secretismo informativo y la propaganda oficial del mandarinato chino lo que ha hecho es lavarle la cara a un régimen inhumano que es irresponsable con la salud de su población pobre que deambula en mercados de comida insalubres.


Claro que la llegada de ese virus a Venezuela es una posibilidad. Y lo digo con seriedad, completamente negado a que ese tema sea politizado y que ojalá no se contamine de alarmismo necio.

Es posible que el coronavirus aterrice aquí por muchos factores, entre ellos la colonia china radicada en Venezuela, que va y viene contínuamente, y el caso de nuestra propia gente que va y viene del exterior comúnmente. Pero, sobre todo, lo que me preocupa es el hecho de que tenemos un sistema de salud en bancarrota, con sus déficit operativos, con un aparataje epidemiológico derrotado en varios frentes, además de que tenemos una población famélica, desnutrida, agobiada por las enfermedades, con enfermos crónicos que andan por ahí luchando por su vida en el infierno de las carencias de medicamentos de alto costo. Por ahí vemos a los enfermos renales, a los diabéticos, a los que padecen el VIH y un lamentable etcétera.

Así es. El coronavirus sí preocupa como alerta, como posibilidad dramática en esta Venezuela con un sistema de salud que, igual que los otros regímenes totalitarios, es adicto a la opacidad informativa, a no revelar estadísticas, que no monitorea eficazmente nada, que se encuentra con hospitales colapsados donde el pobre no puede enfermarse porque la salud está privatizada de facto, tratándose también de un sistema afectado por una diáspora de profesionales de alto calibre, desde médicos especialistas hasta bioanalistas y técnicos radiólogos.

Desde el 2018, según la Organización Panamericana de la Salud, nuestro país vive la instalación de una malaria que continúa haciendo estragos, con su foco amurallado e inexpugnable en el Estado Bolívar por el tema minero. Se trata de una nación que ha sufrido brotes de difteria, que vive el aumento de la mortalidad materna y de menores de un año, que no posee un sistema de salud que nos pueda defender de ninguna amenaza del color del coronavirus. Aquí habrá que llamar a la propia ONU para que entre aquí rápido si llega ese virus a nuestra tierra.

Ahora, más que el coronavirus, para serles sincero, me preocupa que el pueblo venezolano se está acostumbrado a vivir en calamidad, y que más infierno que el sistema público de salud.

Decía el doctor Julián Castro, una autoridad en materia de salud, que, de acuerdo a la Encuesta Nacional de Hospitales aplicada en el 2019, ese año hubo 2602 muertes cardiovasculares que se pudieron evitar. ¿No es esta cifra un escándalo? De manera que mi dolor es que ese coronavirus, o cualquier calamidad biológica que aparezca por aquí, hará fiesta en el mal comer de los venezolanos, en el plato de comida incompleto de millones.

La tiranía de Maduro es irresponsable, ciega, sorda, muda e incompetente en materia de salud. Es corrupta y abundante en gerentes de salud poltiqueros y bandidos. En ese escenario, cualquier amenaza epidémica se potencia. Pido, sobre el coronavirus, cero alarmismos, pero sí información de calidad y mucha solidaridad con un pueblo que ya no es pueblo, sino víctima.

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