Con Teresa de Jesús en Alba de Tormes

Opinión | febrero 13, 2020 | 6:24 am.

A María Vaquero Diego y familia

Tan lejos pero tan cerca, varias veces intentamos – sin éxito-, visitar Alba de Tormes, esta vez sí lo logramos, y pudimos disfrutar del Museo Carmelitano Teresa de Jesús que alberga las reliquias y el sepulcro de Santa Teresa de Jesús. Las distintas salas. según la información oficial, acogen importantes obras de arte renacentistas y barrocas – todas ellas de temática religiosa de pintura, escultura, orfebrería y mobiliario, entre las que se encuentran lienzos, tallas, retablos, relicarios y marfiles de magnífica calidad.  Y así es, por mi parte destacó las hermosas y envidiables plumas de ganso en oro y plata que rinden homenaje a su condición de poeta comprometida con el amor al prójimo.


El museo, indubitablemente, es de índole sacro, donde es posible constatar las tres modalidades de adoración o culto aceptadas y promovidas por la Iglesia Católica, a saber:

Latría o adoración: Culto que sólo se debe a Dios por tener la excelencia absoluta e infinita, y a su Hijo Jesucristo resucitado. Es pródigo el museo en su acervo de imágenes sobre El Redentor, destacamos una escultura de tamaño natural de El Nazareno con su cruz y algunos Cristo tallados en marfil, en especial, una crucifixión en el Gólgota con una dicente calavera a sus pies

Dulía: Veneración que se hace a los ángeles, a los santos y a los beatos en proceso de santificación, por la excelencia de sus virtudes. Este es, por supuesto, el objetivo del museo, venerar a Santa Teresa, aunque por igual se venera a Santa Inés y a algunos otros santos y santas del largo catálogo de santidades reconocidas por el Vaticano.

Hiperdulía: Veneración especial a la Virgen María, considerada el ser más grande en gracia y amor, después de Jesús. Destacamos un par de imágenes: la de la Patrona de Salamanca, la Virgen de la Vega, y una Dolorosa que es puro gemido, congoja y desesperación por la muerte de su hijo empeñado en redimir a los hombres del pecado.

No puedo evitar reproducir el poema que escribí a la Santa para el Encuentro de Poetas Iberoamericanos dedicado a su obra, que tan eficiente y solidariamente- por más de veinte años ya -, organiza mi fraterno amigo Alfredo Pérez Alencart.

Teresa la Desinteresada

Mire yo a mi Amado y mi Amado a mí;
mire por mis cosas y yo por las suyas.

Teresa de Ávila

¿Quién te hizo Santa?
¿La Iglesia, Dios o el pueblo?

Descalza
con el Corazón de Jesús en los pies
caminaste por encima de las brasas de la Inquisición

Terca y perseverante conventos fundaste
por fervor propio y a pesar de absurdos celos militantes

A Dios y al prójimo amaste por encima de todas las cosas
la oración íntima el poema místico
dieron renovado atrevimiento a tu no comprendida fe

Doctora de la Iglesia
recibiste tu grado de legas manos salmantinas
Maestra del Amor y del Desinterés
Pablo VI refrendó
lo aprendido por la feligresía de tus cartas libros y poemas:

Parezcámonos en algo a nuestro Rey,
que no tuvo casa, sino en el Portal de Belén,
adonde nació y la cruz adonde murió.