Tiempos recios

Opinión | enero 23, 2020 | 6:24 am.

La gira de Juan Guaidó fortalece su presencia y reconocimiento internacional como presidente interino. Hacia adentro, además, reta al régimen de Maduro al evadir por segunda vez la prohibición de salida del país impuesta por el TSJ ilegítimo. Sin embargo, el allanamiento de sus oficinas y la detención del diputado Ismael León muestran parte de la respuesta que activa el oficialismo. ¿Lo dejarán volver sin más contratiempos?

Los acontecimientos están en pleno desarrollo…

En el año de 1952 Pérez Jiménez había ilegalizado entre otros partidos a Acción Democrática y se disponía a realizar unas elecciones constituyentes creyendo que las ganaría. Los dirigentes en el exilio llaman a la abstención. Sin embargo, el pueblo se volcó a votar por el partido Unión Republicana Democrática y por Copei que decidieron participar.

Ante la derrota electoral el dictador decidió cambiar los resultados y expulsar del país a Jovito Villalba y al núcleo central del partido amarillo. Caldera y Villalba fijaron entonces la línea de no incorporarse al Congreso. De cualquier manera, un grupo minúsculo de los electos decidieron lo contrario y se prestaron para el juego dictatorial. La derrota electoral que se le propinó a la dictadura la dejó con plomo en el ala. El pueblo había salido a expresar su opinión.

Algo similar sucedió en el año de 1957 cuando la Constitución obligaba a elecciones y el régimen convocó a la trampa del plebiscito. Caldera fue apresado y más tarde salió al exilio a reunirse con Betancourt y Villalba. De nuevo el voto en contra del opresor se puso en evidencia y fue la gota que derramó el vaso.

Cuando el pueblo sale y se manifiesta de manera contundente contra un régimen, éste queda herido de muerte.

¿Qué le hizo más mella al oficialismo: la abstención que se provocó en el 2005 o la derrota que sufrió en 2015? Gracias a la participación mayoritaria y a la victoria electoral tenemos una Asamblea Nacional que le ha hecho la vida mucho más difícil a Maduro.

Sirva la reflección para, en un año en el que hay que elegir parlamento, es necesario participar y derrotar por abrumadora mayoría al desgobierno.

Si las encuestas no se equivocan podríamos darle una paliza que haga insostenible su permanencia en el poder. En 1957 los resultados presentados dieron como ganador a la tiranía. Pocos meses después el pueblo en la calle, consciente de que le habían arrebatado de nuevo el triunfo electoral, junto a las fuerzas vivas y a las Fuerzas Armadas, dejaban la pesadilla atrás. Volvieron al país Betancourt, Caldera y Villalba. Este último no fue presidente luego debido a que no presentó su candidatura por su partido sino la de Larrazábal.

No participar tiene sus costos. Mejor hacerlo, tirar la parada y en todo caso si se tuerce la voluntad popular, no incorporarse y deslegitimar.

@OscarArnal