Volver sobre lo andado

Opinión | diciembre 14, 2019 | 6:18 am.

Entramos en el mes doce, el último de año, sin que las ofertas-promesas de orden político se cumplieran. El año comenzó haciendo valer el compromiso de un acuerdo parlamentario que destinaba la presidencia de la Asamblea Nacional a un diputado de Voluntad Popular. Así, esa organización optó por uno de los suyos que, hasta entonces, poco o nada decía al país.

Muy rápido comenzaron los anuncios. En un acto masivo el novel “jefe” de la AN se autojuramentó como presidente encargado de la República dejando atónitos a buena parte del liderazgo opositor que nada sabía. Seguidamente se proclama la ruta a seguir: cese de la usurpación (Maduro el usurpador), gobierno de transición y elecciones libres.

En el interín de estos meses, tal como son hoy día las comunicaciones, se construye un nuevo liderazgo. Lo automático y lo instantáneo se hizo presente. Se empaca con épica y consignas; el “sí o sí” para encender la llama de las pasiones y entusiasmar voluntades con el ingreso de una ayuda humanitaria que nunca llegó. Con el dogma a cuestas, convertido en un pesado fardo, madrugaron frente a La Carlota esperando un alzamiento militar que solo sirvió para cambiar el sitio de reclusión del dirigente del partido de Guaidó.

Sentarse con Maduro y su tropa para negociar una salida política a la crisis, solicitada por muchos, nunca fue una opción, pero a tierras vikingas fueron a dar a instancias de la sociedad internacional para luego terminar en Barbados. De nuevo, con cambio de negociadores y de estrategias, se volvió a fracasar.

El año, ya con poco oxígeno, toma unas bocanadas para contar sus días finales, con más pena que gloria. Las redes sociales embochinchan el mundo político con la destitución de Calderón Berti y, más tarde, con las acusaciones de corrupción de unos cuantos diputados. Guaidó dice destituirlos de la Comisión de Contraloría y éstos responden acusándolo del mismo delito por el cual se les señala.

Ya será en el 2020

La agonía del 2019 vio dar un paso lateral al Departamento de Estado de Norteamérica cuando señala que se apoya a la institución democráticamente electa -la AN- como fórmula de sacudirse del hedor que se expide desde el legislativo.

El discurso de fin de año no aguantó, debió ser adelantado El naufragio inminente exigía hablarles a los venezolanos y Guaidó lo hizo. Debió haber leído, oído y visto mucho a Chávez, antes de la puesta en escena de su mensaje.

Como aquel, se presentó ante los medios de comunicación señalando que no se había logrado lo que todos aspiraban, una suerte del “por ahora los objetivos…” No obstante, el notable fracaso del “dogma guaidosiano” se atrevió a señalar avances, naturalmente abstractos e intangibles.

Como Chávez en enero del 2008 luego de no poder ganar la reforma constitucional aparecieron las promesas: su intención de reunirse con todos los factores políticos, sociales, lideres… y lograr la incorporación de todos en función de una estrategia política común. Justamente lo que tanto se le exigió.

Antes de ofrecer su vida -me refiero a Guiadó, no a Chavez- expresó que la intención es rectificar y alinear las visiones de la oposición con el fin de “sumar, incorporar y asignar responsabilidades.” Vamos de la “revisión, rectificación, y reimpulso” de Chávez a principios del 2008, al “sumar, incorporar y asignar” de Guiadó en los últimos días del 2019.

Termina colocando más que una guinda un lunar al pastel. Nos anuncia otro sketch como el de La Carlota, revelando que el 2020 será el año, ahora sí, de verdad verdad, en el que se va a “derrocar la usurpación”.

De nuevo insiste Guaidó en una política fracasada. Derrocar supone un acto violento, con armas y demás juguetes. Exactamente lo mismo que pretendieron el 30 de abril y fracasaron. No nos convoca a diseñar una política, una ruta que posibilite la participación de toda la oposición partidista y no partidista. No nos llama al diseño e instrumentación de una política que cimente el camino para salir del peor gobierno que haya conocido la Republica, sino que, como la rana que salta sobre la estaca, volvamos a repetir recetas impregnadas de fracaso.

@LeoMoralesP