Hay que seguir…

Opinión | diciembre 14, 2019 | 6:30 am.

Los latigazos colectivos

Uno entiende la frustración nacional, la desilusión y la desesperanza porque no hay venezolano consciente que no la padezca, lo que no se entiende es la autoflagelación y los latigazos colectivos, la ira con que la oposición se lapida entre sí. ¿Quién tira la primera piedra? Todos.

No es comprensible porque toda la atención se centra en atacarnos entre nosotros y no atacar al causante real de nuestra hecatombe: el chavismo.

¿Por qué?

Lo impensable comienza a ser realidad

En los veinte años que hemos luchado contra la tiranía chavista jamás habíamos estado tan cerca de lograr nuestro objetivo de derrotarlos como lo hemos estado en este año 2019. No lo logramos, pero los avances estratégicos han sido formidables.

Gobiernos del mundo (casi 60), pronto se sumarán 2 más: Bolivia y Uruguay, reconocen al presidente Guaidó y abominan al dictador Maduro. Todo se logró este año. ¿Se avanzó?

Lo impensable fue realidad.

La tiranía arruinada

No sólo los gobiernos del mundo apoyan al presidente Guaidó, además de modo estratégico, hemos recuperado empresas públicas de la república (Citgo) que en manos de los bandoleros chavistas eran desfalcadas y empleadas con el único objetivo de enriquecerse y conservar el poder.

La tiranía se quedó sin recursos provenientes de fuentes lícitas, está arruinada y la única fuente de financiación que le queda es el mercado de lo ilícito (oro, contrabando de petróleo, etc.) y el narcotráfico.

¿Exagero?

El nido de ratas chavistas

No se logró el objetivo principal de derrocar a la tiranía y cesar su usurpación, pero se le golpeó dramática y mortalmente. El chavismo está desnudo frente al mundo, sólo cuenta con aliados despreciados a nivel mundial: FARC, ELN, Hezbollah, carteles de droga, traficantes de oro, Cuba, Irán y en rara medida Rusia.

El chavismo convirtió a Venezuela en el nido de las ratas criminales del planeta y el venezolano se ha visto obligado a huir de semejante horror, incluso en condiciones muy adversas.

La peste chavista no es un problema sólo venezolano, es mundial.

Los oscuros beneficios de la maldad

Unirse al chavismo es plegarse a una lepra histórica. Nadie quiere hacerlo, sólo aquellos que buscan oscuros beneficios económicos o geopolíticos. Hace un año no era así. El chavismo andaba por el mundo como “Pedro por su casa”. ¡Ya no!

Recientemente hasta la dudosa Corte Penal Internacional se pronunció: la acusación por crímenes de lesa humanidad contra el chavismo avanza.

Todo en un año, sí, en un año.

Una balanza positiva

Así que no todo fue adversidad, hubo triunfos, algunas muy importantes. Obviamente, todos habríamos querido celebrar una navidad criolla sin el chavismo usurpando el poder. No se logró, pero la balanza –incluso pese a los terribles errores cometidos– es de avanzada. Parar sería imperdonable.

El liderazgo político tiene una sola misión que cumplir, sí, una sola: derrotar a la tiranía. Sólo eso, derrocarla como sea. La mayor potencia del mundo nos apoya. No podemos fallar.

Hay que seguir…

@tovarr