Enrique Ochoa Antich: Con Guaidó reelegirán el error

Política | diciembre 27, 2019 | 11:37 am | .

Enrique Ochoa Antich, integrante de laAlianza por el Referéndum Consultivo, se opone a la reelección de Juan Guaidó como presidente de la Asamblea Nacional, pues en 2019 lideró una estrategia que fracasó. “Lo menos sería hacerse a un lado”, agrega.


¿Qué opina usted de la reelección de Juan Guaidó?

-A él lo van a reelegir. Y con él reelegirán el error. Pasó todo 2019 sin ninguno de los resultados esperados, pero esa oposición extremista no tiene el coraje de hacer el balance respectivo.

-Cuando alguien que se dice líder propone una estrategia, la conduce y fracasa; lo menos sería hacerse a un lado. Ahí está el ejemplo de Jeremy Corbyn en Inglaterra y antes el de David Cameron. Pero como que el perpetuacionismo no es sólo defecto del gobierno sino también de la oposición.

¿Usted cree que hay que cambiar el mantra opositor de cese de la usurpación; gobierno de transición y elecciones libres?

-Claro. El extremismo más radical del G-4, del que es vocera principal María Corina, propone la curiosa tesis de que lo equivocado no fue la estrategia sino que no se fue suficiente extremo en su aplicación. No. El error fue de diseño. El extremista, cuando fracasa su estrategia, siempre quiere dar un paso más al frente, no importa que esté al borde del abismo.

-Desde el mismo 5 de enero muchos dijimos que plantearse el objetivo del «cese» (comillas solicitadas), sin tener con qué era vender espejismos. Yo publiqué una columna titulada ¿Esperanza o ilusión?. El tiempo nos ha dado la razón.

-Esa estrategia sólo tenía una posibilidad de victoria: que nos invadieran los gringos. En eso andan, de hinojos a las puertas del Departamento de Estado. Como vasallos del imperio. Y eso es algo indigno y penoso. O que se fracturara la Fuerza Armada, lo que a Dios gracias no pasó, porque eso nos habría conducido a una guerra civil.

-La oposición debe abandonar el «mantra» y retornar a la ruta democrática: voto; diálogo; defensa de la Constitución; protesta pacífica; y resguardo de la soberanía, sin tutelajes ni sanciones ni invasiones.

Pedro Carreño ha dicho que a ningún rector del CNE se le ha vencido el período. ¿Qué piensa usted?

-Imagino que eso lo dice porque él cree que es legítima la designación que hubo por el TSJ. Igual que el fulano «desacato» (comillas solicitadas) de la AN.

-Desde que la oposición ganó ese espacio, el madurismo se trazó destruir la institución parlamentaria: designaron anticipadamente a los magistrados del TSJ; no acudieron a las interpelaciones; inhabilitaron a los diputados de Amazonas y nunca convocaron elecciones allá, etc. Claro, todo lo hizo con la ayuda del radicalismo infecundo de la oposición que cayó en todas sus provocaciones.

¿Son presos políticos o políticos presos esos por los que usted aboga por su libertad?

-Presos políticos, aunque la diferencia semántica importa poco. Posiblemente, algunos no. Hay homicidios y delitos de odio, por ejemplo, como prenderle fuego a una persona, que no se pueden perdonar.

-Pero la inmensa mayoría sí son presos políticos, no cometieron delitos o ni siquiera eso (y fueron encarcelados irrespetando en muchos casos el debido proceso) con ocasión de prácticas políticas.

-Cuando me dicen algunos maduristas que no pueden salir libres porque intentaron golpes de Estado e insurrecciones, y que luego reincidirían, yo les digo que con ese argumento Chávez habría muerto en la cárcel y Diosdado estaría preso. ¡Todos los presos políticos deben salir en libertad!

¿Es condenable la escaramuza que se vio en Luepa, el estado Bolívar, con el soldado que se levantó en armas?

-Totalmente condenable. Yo no sé si hay diputados y políticos de oposición involucrados, pero no me extraña que quienes intentaron en febrero el «sí o sí» en Cúcuta y el 30A en La Carlota, piensen en repetir sus aventuras.

-Por otro lado, todo el discurso extremista, insurreccional de una parte de la oposición, alienta aventuras criminales como ésta; que lo único que logran es apartar aún más a los militares de la oposición, a la que ya deben estar viendo como un enemigo histórico (como pasó con los guerrilleros comunistas en los 60).