El periodismo fáctico del gobierno

Opinión | diciembre 18, 2019 | 6:24 am.

La descalificación del periodismo ha sido en los últimos tiempos en nuestro país una constante en este gobierno socialista, marxista y mal llamado bolivariano. A lo largo de estos 20 años ha emitido juicios peyorativos en contra de quienes ejercemos dignamente esta noble profesión, por cierto, la “más hermosa del mundo”, según señalara el fallecido Gabriel García Márquez, Premio Nobel.

Y justamente el mentor de estos agravios fue el fallecido Hugo Chávez. En más de una ocasión tuvo desatinados encuentros con periodistas nacionales y extranjeros, que solo por hacerle preguntas que no eran de su agrado fueron objeto de incómodas situaciones que trascendieron las fronteras.

Chávez ignoró que el periodismo tiene, además de su fuerza social como medio de comunicación, otros aspectos inherentes a la vida de una nación en sus distintas manifestaciones a través de las cuales trasciende la información convertida en noticia. Y que además el periodismo puede desempeñar –como en efecto– el rol más importante en nuestra sociedad. Ignoró también que el periodismo crítico significa no solo el afloramiento y análisis de la verdad, sino el enjuiciamiento de todo testimonio con valor colectivo, al mismo tiempo que realiza una doble valoración: la del acto humano, como esencia vivencial, y la del conocimiento, como expresión del saber.

Por todo lo anteriormente indicado, a quienes ejercemos el periodismo como profesión en el marco de la ética y moral que requiere su desempeño, nos tomó de sorpresa en aquel entonces (2013) que al extinto Presidente Chávez el jurado integrado por miembros del sector oficial, le otorgó por unanimidad el Premio Nacional de Periodismo. Por cuanto en vida persiguió a los medios de comunicación críticos, hecho que fue denunciado por organizaciones internacionales como Human Watch y la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), ante la inminente amenaza a la libertad de prensa.

El jurado hizo caso omiso obviamente del cierre de emisoras radiales y de RCTV a la que acusó de apoyar un golpe de Estado en su contra. E igualmente desestimó el permanente enfrentamiento que Chávez tuvo con algunos medios de comunicación críticos de su gobierno. Y que enfrentaron presiones por vía de la eliminación de las pautas publicitarias de empresas y organismos estatales, además de que se les abrió procesos judiciales y administrativos, entre otros de los tantos abusos que desde el poder se ejerció y ahora con Maduro peor aún todavía.

Afirmar, como refiere la Fundación del Premio que le otorgó esta distinción a Chávez, que el galardón le fue conferido porque “él le devolvió la palabra a los oprimidos del mundo en su rol de comunicador social por su constante batalla contra la mentira mediática”, es una bofetada a los genuinos profesionales de la comunicación social y una burla al pueblo venezolano, víctima de sus desafueros emocionales.

Por eso en aquel entonces rechazamos rotundamente que dicho Premio le haya sido concedido a quien en vida fustigó acremente a los periodistas. Y se ensañó contra la prensa crítica a la que asfixió económicamente pues tenían que adquirir el papel, escaso por cierto hasta los actuales momentos, con divisas de Cadivi, y muchas de ellas claudicaron ante tamaño y desproporcionado abuso de poder.

El premio nacional de periodismo es un reconocimiento que se otorga a los mejores profesionales, desde la década de los 70. Con la llegada de Chávez al poder, se cambiaron sus reglas y su nombre a premio nacional de periodismo Simón Bolívar, y su dirección pasó a manos del Ministerio de Comunicación, organismo oficial que elige el jurado. En otras palabras, se despachan y se dan el vuelto.

Por otra parte, el premio otorgado al finado Chávez «contraría de manera explícita» la Ley de Ejercicio del Periodista, la cual entre otras cosas señala y defiende que, para recibir este tipo de galardones, el premiado tiene que ser «egresado de cualquiera de las Universidades que imparten la carrera de comunicación social en el país y estar colegiado en el CNP».

Maduro, hijo putativo y heredero de la corona, no solo imita burdamente hasta con los gestos a su amado líder de la revolución, sino que va más allá. Ha desatado una feroz cacería contra medios impresos y radioeléctricos en todo el territorio nacional, por intermedio de su órgano ejecutor oficialista Conatel, cierra emisoras en las cuales se transmiten programas de opinión, en los que se critica la política pública social y económica del régimen socialista, marxista y mal llamado bolivariano.

No solo es un agravio, sino una bofetada a los periodistas. Es una burla a la nación y abuso de poder en todas sus manifestaciones. De lo que sí estamos seguros es que el mejor jurado de los periodistas es la opinión pública que no dudamos comparte nuestro criterio.

La primera de todas las fuerzas es la opinión públicaSimón Bolívar

Miembro fundador del Colegio Nacional de Periodistas (CNP-122)

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@_toquedediana